En el Prólogo de la tercera parte de la Ética de Spinoza se lee que el método geométrico no es otra cosa que una manera de considerarlo todo «como si se tratara de líneas, planos o cuerpos». Pero la cuestión consiste en que, como explica Deleuze, el método geométrico es necesariamente genético, porque —empleando sus propios términos— sus elementos ya no son formas o funciones y porque sólo se los distingue gracias al movimiento y el reposo, la lentitud y la velocidad... La sustancia de Spinoza es un plano de consistencia poblado por infinidad de fragmentos de materia anónima que entran en contacto. A cada relación de movimiento y reposo corresponde un grado de potencia, un tipo de intensidad que la afecta. Los afectos son devenires en este sentido y determinan «lo que puede un cuerpo» (título del capítulo 14 de Spinoza y el problema de la expresión); también en ese sentido es la Ética una etología (desarrollada en Mil mesetas). Nada sabremos del cuerpo hasta que sepamos lo que un cuerpo puede, qué son sus afectos, cómo puede o no componerse con otros afectos. La representación (Descartes) queda disuelta por la afección (Spinoza), conduciendo a la cuestión concreta de la filosofía práctica. En este ámbito spinozista será proyectado el Cuerpo sin Órganos como un ataque al organismo en cuanto organización trascendente y como la alternativa inmanente del cuerpo, una alternativa que lo abre a conexiones y relaciones bio-filosóficamente indisociables de «un campo trascendental impersonal y pre-individual», de cuyo análisis en términos de «superficie inconsciente» ya se ocupaba Lógica del sentido.
Pretendemos determinar un campo trascendental impersonal y pre-individual, que no se parezca a los campos empíricos correspondientes y no se confunda sin embargo con una profundidad indiferenciada. [...] Lo que no es ni individual ni personal, al contrario, son las emisiones de singularidades en tanto que se hacen sobre una superficie inconsciente y poseen un principio móvil inmanente de autounificación por distribución nómada, que se distingue radicalmente de las distribuciones fijas y sedentarias como condiciones de las síntesis de conciencia. Las singularidades son los verdaderos acontecimientos trascendentales [...]. Cuando se abre el mundo hormigueante de las singularidades anónimas y nómadas, impersonales, preindividuales, pisamos firmemente el campo de lo trascendental (LS: «De las singularidades»)Texto de Eric Alliez
Pretendemos determinar un campo trascendental impersonal y pre-individual, que no se parezca a los campos empíricos correspondientes y no se confunda sin embargo con una profundidad indiferenciada. [...] Lo que no es ni individual ni personal, al contrario, son las emisiones de singularidades en tanto que se hacen sobre una superficie inconsciente y poseen un principio móvil inmanente de autounificación por distribución nómada, que se distingue radicalmente de las distribuciones fijas y sedentarias como condiciones de las síntesis de conciencia. Las singularidades son los verdaderos acontecimientos trascendentales [...]. Cuando se abre el mundo hormigueante de las singularidades anónimas y nómadas, impersonales, preindividuales, pisamos firmemente el campo de lo trascendental (LS: «De las singularidades»)Texto de Eric Alliez