Nosotros no invocamos ninguna pulsión de muerte. En el deseo no hay ninguna pulsión interna, sólo hay agenciamientos. El deseo siempre está agenciado, el deseo es lo que el agenciamiento determina que sea.
Pintura: Paul klee, red bridge.
Del encuentro
Existe siempre la violencia de un signo, que nos fuerza a buscar, que nos quita la paz. La verdad nunca es el producto de una buena voluntad previa, sino el resultado de una violencia en el pensamiento. Un encuentro con algo que nos fuerza a pensar. Encuentro es el nombre de una relación absolutamente exterior, donde el pensamiento entra en relación con lo que no depende de él. Se trate de pensar o de vivir, lo que esta en juego es siempre el ENCUENTRO, el ACONTECIMIENTO. Es decir, la relación, en tanto exterior a sus términos.
De los falsos problemas
El falso problema es tributario de una impotencia para evaluar, el falso problema es una manera de reflexionar y de interrogar sin ponerse a pensar.
Un falso problema es una sombra, una enunciación segunda. Que solo afirma negando. La negación como motor del pensamiento.
Los problemas no están dados y no hay patrón de medida neutro u objetivo, que permita asignar un revés o un derecho.
Un falso problema es una sombra, una enunciación segunda. Que solo afirma negando. La negación como motor del pensamiento.
Los problemas no están dados y no hay patrón de medida neutro u objetivo, que permita asignar un revés o un derecho.
De las almas rotas
Las pasiones tristes acarrean pasividad y fomentan el gusto por la esclavitud.
El tirano se sirve de ellas para conservar su poder. Necesita ALMAS ROTAS, que se satisfagan obedeciéndole.
El tirano se sirve de ellas para conservar su poder. Necesita ALMAS ROTAS, que se satisfagan obedeciéndole.
Leyendo el Nietzsche de Gilles: Nietzsche y la dialéctica
Tenemos plenos motivos para suponer en Nietzsche un conocimiento profundo del movimiento hegeliano, desde Hegel hasta el propio Stirner. Los conocimientos filosóficos de un autor no se valoran por las citas que utiliza, ni según la relación de bibliotecas siempre fantasistas y conjeturales, sino según las direcciones apologéticas o polémicas de su obra. No entenderemos bien el conjunto de la obra de Nietzsche si no vemos «contra quién» van dirigidos los principales conceptos. Los temas hegelianos están presentes en esta obra como el enemigo que se combate. Nietzsche denuncia sin cesar: el carácter teológico y cristiano de la filosofía alemana (el «seminario de Tubingue») - la impotencia de esta filosofía para salir de la perspectiva nihilista (nihilismo negativo de Hegel, nihilismo reactivo de Feuerbach, nihilismo extremo de Stirner) - la incapacidad de esta filosofía para desembocar en algo que no sea el yo, el hombre o los fantasmas de lo humano (el superhombre nietzscheano contra la dialéctica) - el carácter mixtificador de las pretendidas transformaciones dialécticas (la transvaloración contra la reapropiación, contra las permutaciones abstractas). Es cierto que en todo esto, Stirner juega el papel de revelador. Él es quien lleva la dialéctica a sus últimas consecuencias, mostrando hacia dónde conduce y cuál es su motor. Pero precisamente, por pensar todavía como dialéctico, por no salir de las categorías de la propiedad, de la alienación y de su supresión, Stirner se arroja él mismo en la nada que hunde bajo los pasos de la dialéctica. ¿Quién es hombre? Yo, sólo yo. Utiliza la pregunta ¿quién? pero sólo para disolver la dialéctica en la nada de este yo. Es incapaz de formular esta pregunta en otras perspectivas que no sean las de lo humano, bajo otras condiciones que no sean las del nihilismo; no puede dejar que esta pregunta se desarrolle por sí misma, ni formularla en otro elemento que la de una respuesta afirmativa. Carece de método, el tipológico, que correspondería al problema. La labor de Nietzsche es positiva en un doble sentido: el superhombre y la transvaloración. En lugar de ¿quién es hombre esta otra pregunta, ¿quién supera al hombre? «Los más preocupados se preguntan hoy: ¿cómo conservar al hombre? Pero Zarathustra pregunta lo que es el único y el primero en preguntar: ¿cómo será superado el hombre? El superhombre me preocupa enormemente, él es para mí el Único, y no el hombre: no el prójimo, no el más miserable, no el más afligido, no el mejor». Superar se opone a conservar, pero también a apropiar, reapropiar. Transvalorar se opone a los valores en curso, pero también a las pseudotransformaciones dialécticas. El superhombre no tiene nada en común con el ser genérico de los dialécticos, con el hombre en tanto que especie, ni con el yo. No soy yo quien soy el único, ni el hombre. El hombre de la dialéctica es el más miserable, porque no es nada más que un hombre, que ha aniquilado todo lo que no era él. El mejor también, porque ha suprimido la alienación, reemplazado a Dios, recuperado sus propiedades. No creamos que el superhombre de Nietzsche sea un afán de emulación: difiere en naturaleza con el hombre, con el yo. El superhombre se define por una nueva manera de sentir: otro sujeto que el hombre, otro tipo que el tipo humano. Una nueva manera de pensar, otros predicados que el divino; porque lo divino sigue siendo una manera de conservar al hombre, y de conservar lo esencial de Dios, Dios como atributo. Una nueva manera de valorar: no un cambio de valores, no una permutación abstracta o una inversión dialéctica, sino un cambio y una inversión en el elemento del que deriva el valor de los valores, una «transvaloración». Desde el punto de vista de esta labor positiva todas las intenciones críticas de Nietzsche hallan su unidad. La amalgama, procedimiento grato a los hegelianos, se vuelve contra los propios hegelianos. En una misma polémica, Nietzsche engloba el cristianismo, el humanismo, el egoísmo, el socialismo, el nihilismo, las teorías de la historia y de la cultura, la dialéctica en persona. Todo esto, tomado como decisión, forma la teoría del hombre superior: objeto de la crítica nietzscheana. En el hombre superior la disparidad se manifiesta como el desorden y la indisciplina de los mismos momentos dialécticos, como la amalgama de las ideologías humanas y demasiado humanas. El grito del hombre superior es múltiple: «Era un grito largo, extraño y múltiple, y Zarathustra distinguía perfectamente que se componía de muchas voces; aunque a distancia se parecía al grito de una sola boca». Pero la unidad del hombre superior es también la unidad crítica: hecho de piezas y de trozos que la dialéctica ha recogido por su cuenta, tiene por unidad la del hilo que sostiene el conjunto, hilo del nihilismo y de la reacción»
Lectura anterior: Los avatares de la dialéctica
Próxima lectura: Teoría del hombre superior
Pintura: Antoni Tàpies. Grafismos.
Del pensamiento
Un pensamiento que se enfrenta a fuerzas exteriores en lugar de recogerse en una forma interior, que actúa por etapas en lugar de formar una imagen, un pensamiento-acontecimiento, haecceidad, en lugar de un pensamiento-sujeto, un pensamiento-problema en lugar de un pensamiento esencia o teorema, un pensamiento que recurre a un pueblo en lugar de tomarse por un ministerio. ¿Acaso es un azar si cada vez que un "pensador" lanza así una flecha, siempre hay un hombre de Estado, una sombra o una imagen de hombre de Estado que le aconseja y amonesta y quiere fijar una "meta"?
Mil mesetas
T R A T A D O D E N O M A D O L O G Í A : L A M Á Q U I N A D E G U E R RA
Mil mesetas
T R A T A D O D E N O M A D O L O G Í A : L A M Á Q U I N A D E G U E R RA
Del cuerpo
Todos deben comprender
que estamos hasta la coronilla de la suciedad
tanto física como fisiológica
y desear
un cambio corporal de fondo.
que estamos hasta la coronilla de la suciedad
tanto física como fisiológica
y desear
un cambio corporal de fondo.
Deseo
Entendámonos sobre la palabra "deseo": atracción que nos lleva en dirección a ciertos universos y repulsión que nos aleja de otros, sin que sepamos exactamente porqué; formas de expresión que creamos para dar cuerpo a los estados sensibles que esas conexiones y desconexiones van produciendo en la subjetividad. Pues bien, los regímenes totalitarios no inciden solamente en lo visible y concreto, sino también en esa realidad invisible del deseo: sus movimientos tienden a bloquearse; proliferan políticas microfascistas.
Suely Rolnik
Pintura: Jean Dubuffet
Suely Rolnik
Pintura: Jean Dubuffet
Nombre propio
Fue Nietzsche, a quien leí tarde, el que me sacó de todo aquello. Porque es imposible intentar con él semejante tratamiento. Es él quien te hace hijos a tus espaldas. Despierta un placer perverso (placer que nunca Marx ni Freud han inspirado a nadie, antes bien todo lo contrario): el placer que cada uno puede experimentar diciendo cosas simples en su propio nombre, hablando de afectos, intensidades, experiencias, experimentaciones. Es curioso lo de decir algo en nombre propio, porque no se habla en nombre propio cuando uno se considera como un yo, una persona o un sujeto. Al contrario, un individuo adquiere un auténtico nombre propio al término del más grave proceso de despersonalización, cuando se abre a las multiplicidades que le atraviesan enteramente, a las intensidades que le recorren. El nombre como aprehensión instantánea de tal multiplicidad intensiva es lo contrario de la despersonalización producida por la historia de la filosofía, es una despersonalización de amor y no de sumisión.
G.D. Conversaciones
Pintura: Bacon, cabeza.
G.D. Conversaciones
Pintura: Bacon, cabeza.
Leer
-Esa manera de enseñar, ¿debe mucho a su maestro Gilles Deleuze?
-Es cierto que Deleuze me entusiasmó y me enseñó a establecer un contacto con el texto, a llevarme sorpresas con un texto de filosofía, algo insólito en España. Aquí muchos creen que antes de leer un texto ya saben lo que dice. Como han estudiado a su autor se limitan a hacer una labor de reconocimiento… Con la convicción de que el texto sólo dice una cosa, la misma cosa para todos.
-Sí, sí, exacto. Claro, así nunca se pueden llevar sorpresas.
-La manera de leer de Deleuze no te aburre en la vida. Yo puedo estar leyendo un texto que he leído mil veces y lo vuelvo a leer con interés porque de repente descubro algo que antes me había pasado inadvertido. “Anda, mira lo que dice esta frase”.
Maite Larrauri
CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº356 ABRIL 2006
Pintura: Picasso.“Dos mujeres leyendo”
-Es cierto que Deleuze me entusiasmó y me enseñó a establecer un contacto con el texto, a llevarme sorpresas con un texto de filosofía, algo insólito en España. Aquí muchos creen que antes de leer un texto ya saben lo que dice. Como han estudiado a su autor se limitan a hacer una labor de reconocimiento… Con la convicción de que el texto sólo dice una cosa, la misma cosa para todos.
-Sí, sí, exacto. Claro, así nunca se pueden llevar sorpresas.
-La manera de leer de Deleuze no te aburre en la vida. Yo puedo estar leyendo un texto que he leído mil veces y lo vuelvo a leer con interés porque de repente descubro algo que antes me había pasado inadvertido. “Anda, mira lo que dice esta frase”.
Maite Larrauri
CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº356 ABRIL 2006
Pintura: Picasso.“Dos mujeres leyendo”
Perceptos
Los conceptos son la verdadera invención de la filosofía, y luego están los que podríamos denominar perceptos: los perceptos son el dominio del arte. ¿Qué son los perceptos? Creo que un artista es alguien que crea perceptos. Entonces, ¿por qué emplear una palabra rara, «percepto», en lugar de percepción? Precisamente porque los perceptos no son percepciones. Diría: ¿qué quiere un hombre de letras, un escritor, un novelista? Yo creo que quiere llegar a construir conjuntos de percepciones, de sensaciones que sobreviven a aquellos que las experimentan. Y eso es un percepto. Un percepto es un conjunto de percepciones y de sensaciones que sobrevive a aquél que las experimenta. G. Deleuze
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Gilles y Félix
Mil mesetas
Bibliografía de Gilles Deleuze en castellano
DELEUZE, Gilles, Empirismo y Subjectividad (Madrid: Gedisa, 1981) tr. Hugo Acevedo. Prefacio de Oscar Masotta.
DELEUZE, Gilles, Nietzsche y la filosofia (Barcelona: Editorial Anagrama, 1971) tr. Carmen Artal.
DELEUZE, Gilles, La filosofía Crítica de Kant tr. Francisco Monge, en Deleuze, Spinoza, Kant, Nietzsche (Barcelona: Editorial Labor, 1974).
DELEUZE, Gilles, El Bergsonismo (Madrid: Ediciones Catédra, 1987) tr. Luis Ferrero Carracedo.
DELEUZE, Gilles, Presentacion de Sacher-Masoch (Madrid: Taurus, 1973) tr. A.M. García Martínez.
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DELEUZE, Gilles, Spinoza y el problema de la expresión (Barcelona: Muchnik Editores, 1975) tr. Horst Vogel.
DELEUZE, Gilles, Lógica del sentido (Barcelona: Barral, 1970) tr. Ángel Abad. Nueva traducción (Barcelona: Paidós, 1989) tr. Miguel Morey y Víctor Molina.
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DELEUZE, Gilles, Proust y los signos (Barcelona: Anagrama, 1972) tr. Francisco Monge.
DELEUZE, Gilles, in Foucault, "Theatrum Philosophicum," tr. F. Monge, in Cuadernos Anagrama 1972, p.41.
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DELEUZE, Gilles, "Los entelectuales y el poder" tr. Julia Varela and Fernando Álvarez-Uría en Foucault, Microfísica del poder (Madrid: La Piqueta, 1978), pp.77-86.
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DELEUZE, Gilles, Rizoma (Valencia: Pre-Textos, 1984) tr. Victor Navarro y C. Casillas.
DELEUZE, Gilles, Diálogos (Valencia: Pre-Textos, 1980) tr. José Vázquez Pérez.
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DELEUZE, Gilles, "Filosofía y memoria" tr. Libia Moez y Gerardo Ramírez en El vampiro pasivo 7-8, p.12.
DELEUZE, Gilles, con Félix Guattari, Mil mesetas (Valencia: Pre-Textos, 1988) tr. José Vázquez Pérez y Umbelena Larraceleta.
DELEUZE, Gilles, Spinoza: Filosofía práctica (Barcelona: Tusquets, 1984) tr. Antonio Escohotado.
DELEUZE, Gilles, La imagen-movimiento: Estudios sobre cine 1 (Barcelona: Paidós, 1984) tr. Irene Agoff.
DELEUZE, Gilles, La imagen-tiempo: Estudios sobre cine 2 (Barcelona: Paidós, 1986) tr. Irene Agoff.
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DELEUZE, Gilles, El Pliegue: Leibniz y el barroco (Barcelona: Paidós, 1989) tr. José Vázquez Pérez y Umbelena Larraceleta.
DELEUZE, Gilles, Pericles y Verdi (Valencia: Pre-Textos, 1989) tr. Umbelena Larraceleta y José Vázquez Pérez.
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DELEUZE, Gilles, La isla desierta y otros textos (1953-1974) pre-textos 2005
DELEUZE, Gilles, Dos regímenes de locos. Textos y entrevistas (1975-1995) pre-textos 2007
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DELEUZE, Gilles, ¿Qué es la filosofía? (Barcelona: Editorial Anagrama, 1993) tr. Thomas Kauf.
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DELEUZE, Gilles, La isla desierta y otros textos (1953-1974) pre-textos 2005
DELEUZE, Gilles, Dos regímenes de locos. Textos y entrevistas (1975-1995) pre-textos 2007