Clément Rosset
“Tranquilícese, todo está mal”
La celebración del gozo de vivir es una consecuencia de lo irremediable y constatable de nuestra muerte, sostiene el filósofo francés, un “trágico total”. Aquí, sus reflexiones a propósito de la edición en español de dos de sus libros.
Bella nota realizada por Luis Diego Fernandez
Es evidente el choque contra el canon metafísico que va de Platón a Heidegger, algo que leen atentamente Gilles Deleuze y Félix Guattari en El Antiedipo : “Clément Rosset dice acertadamente que cada vez que insistimos sobre una carencia de la que carecería el deseo para definir su objeto, el mundo se ve doblado por otro mundo”. Entonces, la idea de mundo doble de Deleuze es la forma más evidente de la crítica por parte de la filosofía afirmativa de lo real de Rosset. Como sabemos, para Deleuze el deseo produce lo real, por lo tanto es la antítesis de la idea platónica y cristiana que concibe el deseo como carencia, como falta. Según Platón –el mito del andrógino–, somos seres incompletos que buscamos la parte que nos falta; aquí estaría el comienzo de la neurosis y de un mundo binario –perfecto– frente a un mundo imperfecto, el que habitamos. Para Rosset, como para Deleuze –y los pensadores de su tradición– el deseo no es carencia sino afirmación y producción. Uno tiene lo que desea, es el deseo el que lo genera. En este aspecto, la filosofía de Rosset es claramente antipsicoanalítica –que también concibe el deseo como falta– tal como señalan Deleuze y Guattari al enfocar al inconsciente como mero teatro de representaciones, productor de fantasmas a través del sueño, el mito, etcétera.
Ver la nota completa, revista Ñ.
Intensities and Lines of Flight: Deleuze and Guattari and the Arts
May 4-6, 2012
King’s University College and The University of Western Ontario
London, Ontario, Canada
Intensities and Lines of Flight: Deleuze and Guattari and the Arts
INVITED SPEAKERS
Constantin Boundas (Trent University)
Dorothea Olkowski (University of Colorado at Colorado Springs)
Jay Lampert (University of Guelph)
More to be announced….
The Centre for Advanced Research in European Philosophy, King’s University College, along with the McIntosh Gallery at the University of Western Ontario invite proposals and submissions for a conference focusing on the intersection of the work of Gilles Deleuze, Félix Guattari and the arts. We seek to explore:
1. Critical assessments of Deleuze and Guattari’s aesthetic theory
2. The legacy of and contemporary engagement with key themes and concepts of the Deleuzo-Guattarian philosophical framework as they come to bear upon and are influenced by the arts, including literature, film, poetry, music, dance, aesthetic theory, visual and media arts, painting and sculpture. Art here is broadly understood.
3. The connection between Deleuze and Guattari’s philosophy and art, and how they may be used to further discussion of contemporary issues in politics, economics, environmental studies, social theory and philosophy.
We welcome proposals for papers, panels, and performance pieces. Abstracts should be between 500-750 words.
Please send all abstracts and inquiries to:
Antonio Calcagno, PhD
Department of Philosophy and Religious Studies
King’s University College
266 Epworth Avenue
London, ON N6A 2M3
CANADA
acalcagn@uwo.ca (Email preferred)
Del presente
En algún modo, el presente en Cronos es corporal. El presente es el tiempo de las mezclas o las incorporaciones, es el proceso de la incorporación misma. Temperar, temporalizar es mezclar. El presente mide la acción de los cuerpos o de las causas. El futuro y el pasado son más bien lo que queda de pasión en un cuerpo. Pero, justamente, la pasión de un cuerpo remite a la acción de un cuerpo más potente. También el presente más grande, el presente divino, es la gran mezcla, la unidad de las causas corporales entre sí.
Del estilo
Lo que se denomina un estilo, que puede ser la cosa más natural del mundo, es precisamente el procedimiento de una variación continua. Ahora bien, entre todos los dualismos instaurados por la lingüística, pocos hay menos fundados que el que separa la lingüística de la estilística: al no ser un estilo una creación psicológica individual, sino un agenciamiento de enunciación, no se le puede impedir que cree una lengua en la lengua. Supongamos una lista arbitraria de autores que nosotros amamos, citemos una vez más a Kafka, Beckett, Gherasim Luca, Jean-Luc Godard... Vemos que todos ellos están más o menos en la situación de un cierto bilingüismo: Kafka, judío checo que escribe en alemán, Beckett, irlandés que escribe a la vez en inglés y en francés. Luca, de origen rumano, Godard, y su voluntad de ser suizo. Pero eso sólo es una circunstancia, una eventualidad, y la eventualidad puede encontrarse en otra parte. Vemos también que muchos de ellos no sólo son escritores (Beckett y el teatro o la televisión, Godard y el cine, la televisión. Luca y sus máquinas audiovisuales): pues cuando se somete los elementos lingüísticos a un tratamiento de variación continua, cuando se introduce en el lenguaje una pragmática interna, uno se ve forzosamente abocado a tratar de la misma manera elementos no lingüísticos, gestos, instrumentos, como si los dos aspectos de la pragmática se unieran, en la misma línea de variación, en el mismo continuum. Es más, quizá sea del exterior de donde primero ha venido la idea, el lenguaje no ha hecho más que continuar, como en las fuentes necesariamente externas de un estilo. Pero lo esencial es que cada uno de esos autores tenga su procedimiento de variación, su cromatismo ampliado, su loca producción de velocidades y de intervalos. El tartamudeo creador de Gherasún Luca, en el poema Pasionnément. Otro tartamudeo, el de Godard. En el teatro, los susurros sin altura definida de Bob Wilson, las variaciones ascendentes y descendentes de Carmelo Bene. Tartamudear es fácil, pero ser tartamudo del lenguaje es otro asunto, que pone en variación todos los elementos lingüísticos, e incluso los no lingüísticos, las variables de expresión y las variables de contenido.
Deleuze-Guattari
El coraje de la verdad. El gobierno de sí y de los otros II (FCE, 2010)
Las condiciones en las que el sujeto elabora un discurso de verdad sobre sí mismo protagonizan el último curso dictado por Michel Foucault en el Collège de France, publicado ahora en castellano. Además, un libro de conversaciones.
Michel Foucault murió en junio de 1984. Entre febrero y marzo de ese año dictó su último curso en el Collège de France dedicado al gobierno de sí y de los otros.
No es posible pensar este último curso de Foucault como la conclusión apretada y sintética de su pensamiento filosófico. Sus ideas no se condensan en un solo frasco teórico y los efectos de su obra son más expansivos que unificadores. Sus desplazamientos temáticos son un signo de esta polífonía que es Foucault, de su necesidad de incomodidad para pensar, de su ritmo sostenido y de su coraje para hacer filosofía.
POR GUSTAVO VARELA
Texto completo revista Ñ
Michel Foucault murió en junio de 1984. Entre febrero y marzo de ese año dictó su último curso en el Collège de France dedicado al gobierno de sí y de los otros.
No es posible pensar este último curso de Foucault como la conclusión apretada y sintética de su pensamiento filosófico. Sus ideas no se condensan en un solo frasco teórico y los efectos de su obra son más expansivos que unificadores. Sus desplazamientos temáticos son un signo de esta polífonía que es Foucault, de su necesidad de incomodidad para pensar, de su ritmo sostenido y de su coraje para hacer filosofía.
POR GUSTAVO VARELA
Texto completo revista Ñ
La ética de Spinoza (mi elegida) Traducción: Atilano Domínguez.
Presentación: La versión castellana aquí ofrecida busca conciliar la fidelidad al sentido con la corrección del estilo. Aunque está hecha sobre el texto latino de C. Gebhardt, ha tenido en cuenta la 'editio princeps', cuya paginación va impresa al margen, así como la crítica textual posterior. Aparte de una introducción histórica, un esquema personal de la estructura de la obra y una bibliografía básica, lleva una serie de notas explicativas o de textos paralelos, tanto de Spinoza como de autores clásicos. A ello añade un amplio índice analítico, el primero en nuestro idioma, y un índice de las referencias que hace el mismo Spinoza a su texto y que, gracias a una nueva nomenclatura, se ha podido informatizar aquí por primera vez.
Editorial Trotta (España)
Liberar la vida
“Se ha señalado a menudo que la tela de araña implicaba en el código de este animal secuencias del código mismo de la mosca; se diría que la araña tiene una mosca en la cabeza, un “motivo” de mosca, un “ritornelo” de mosca”.
Liberar la vida no es algo abstracto. Deleuze piensa que la literatura libera la vida gracias a la creación de personajes. El capitán Ahab, Martín Edén, Robinson Crusoe, Alicia, Medea, Fedra, por citar unos cuantos. Estos personajes no han sido creados sacándolos de la vida real, sino que son fruto de la invención de los escritores, son fantásticas potencias de vida, gigantes de la vida: su misma existencia es ya resistencia frente a la imbecilidad y la vulgaridad.
La filosofía también tiene la función de resistir frente a la imbecilidad y la vulgaridad. La propuesta de Deleuze para liberar la vida del lenguaje del ser y de los juicios trascendentes se podría expresar en forma de tres acciones: borrarse, experimentar, hacer rizoma.
Borrarse quiere decir difuminar en nosotros el universal o la especie a la que pertenecemos: “hombre”, “blanco”, “occidental”. Nuestra identidad está formada por los contornos fijos, las líneas duras del ser. Para que la vida circule y devenga hay que poner el movimiento el territorio, emprender líneas de fuga, desterritorializarse. Convertirse en nómada. Pero el nómada no es el exiliado, no es aquel que debe abandonar su territorio, sino que es aquel que está continuamente moviéndose porque justamente lo que no quiere es abandonar su territorio.
Se trata de buscar otros trocitos de tierra favorables, porque los estratos de los que estamos formados no agotan la materia. Ser nómada es emprender movimientos de desterritorialización y reterritorialización, es salir fuera de los estratos de nuestra identidad como personas, fuera de la lógica binaria por la que somos hombre o mujer, niño o adulto, profesor o alumno, humano o animal. Deshacer o borrar estos estratos de contornos fijos no es matarse, sino permitir conexiones, circuitos, tránsitos y devenires. Es combatir el uno de nuestra identidad y hacernos múltiples.
Liberar la vida no es algo abstracto. Deleuze piensa que la literatura libera la vida gracias a la creación de personajes. El capitán Ahab, Martín Edén, Robinson Crusoe, Alicia, Medea, Fedra, por citar unos cuantos. Estos personajes no han sido creados sacándolos de la vida real, sino que son fruto de la invención de los escritores, son fantásticas potencias de vida, gigantes de la vida: su misma existencia es ya resistencia frente a la imbecilidad y la vulgaridad.
La filosofía también tiene la función de resistir frente a la imbecilidad y la vulgaridad. La propuesta de Deleuze para liberar la vida del lenguaje del ser y de los juicios trascendentes se podría expresar en forma de tres acciones: borrarse, experimentar, hacer rizoma.
Borrarse quiere decir difuminar en nosotros el universal o la especie a la que pertenecemos: “hombre”, “blanco”, “occidental”. Nuestra identidad está formada por los contornos fijos, las líneas duras del ser. Para que la vida circule y devenga hay que poner el movimiento el territorio, emprender líneas de fuga, desterritorializarse. Convertirse en nómada. Pero el nómada no es el exiliado, no es aquel que debe abandonar su territorio, sino que es aquel que está continuamente moviéndose porque justamente lo que no quiere es abandonar su territorio.
Se trata de buscar otros trocitos de tierra favorables, porque los estratos de los que estamos formados no agotan la materia. Ser nómada es emprender movimientos de desterritorialización y reterritorialización, es salir fuera de los estratos de nuestra identidad como personas, fuera de la lógica binaria por la que somos hombre o mujer, niño o adulto, profesor o alumno, humano o animal. Deshacer o borrar estos estratos de contornos fijos no es matarse, sino permitir conexiones, circuitos, tránsitos y devenires. Es combatir el uno de nuestra identidad y hacernos múltiples.
Texto de Maite Larrauri, Editorial Tándem El deseo según Gilles Deleuze
Pintura: Jackson Pollock, Los postes azules. 1953.
¿Qué hacía la Pantera Rosa?
Borrarse –nos dice Deleuze- es hacer como la Pantera Rosa (el dibujo animado de las películas de Blake Edwards). ¿Qué hacía la Pantera Rosa? Pues pintaba la pared que había detrás de ella de color rosa y, de esta manera, pasaba inadvertida. Hacer que el mundo devenga rosa para devenir imperceptible, indiscernible, impersonal, devenir mundo.
Es de nuevo otra imagen de cómo emprender líneas de fuga. No se trata de huir del mundo sino de hacer que el mundo huya. El mundo huye (el mundo de la clasificación de la lógica binaria, el mundo en el que nuestra identidad se recorta, negro sobre blanco) cuando dejamos de hacernos de notar, porque somos mundo, porque somos como todo el mundo. Pero ser como todo el mundo es difícil, es un asunto de devenir, es hacer del mundo un devenir: no todo el mundo, ni mucho menos, hace de todo el mundo un devenir.
No es un juego de palabras. Hacer como la Pantera Rosa es hacer como la hierba: hacer del mundo un mundo comunicante, eliminando lo que nos impide estar entre las cosas y crecer en medio de las cosas. Se consigue a fuerza de eliminar, es cuestión de ascesis y de sobriedad. Mi territorio queda así fuera del alcance del lenguaje del ser, no porque sea imaginario, sino porque estoy continuamente trazándolo, como el nómada.
El resultado, cuando el mundo deviene rosa, cuando hemos devenido mundo, es que ya no tenemos nada que esconder (lo que se esconde es siempre lo mismo, cuestiones de amor y de sexualidad). Y no teniendo ya nada que ocultar, no podemos ser atrapados, el mundo huye, somos imperceptibles (deshacemos la lógica del amor, que es una lógica narcisista, porque habla fundamentalmente del yo, para devenir capaces de amar).
Texto de Maite Larrauri, Editorial Tándem
El deseo según Gilles Deleuze
Es de nuevo otra imagen de cómo emprender líneas de fuga. No se trata de huir del mundo sino de hacer que el mundo huya. El mundo huye (el mundo de la clasificación de la lógica binaria, el mundo en el que nuestra identidad se recorta, negro sobre blanco) cuando dejamos de hacernos de notar, porque somos mundo, porque somos como todo el mundo. Pero ser como todo el mundo es difícil, es un asunto de devenir, es hacer del mundo un devenir: no todo el mundo, ni mucho menos, hace de todo el mundo un devenir.
No es un juego de palabras. Hacer como la Pantera Rosa es hacer como la hierba: hacer del mundo un mundo comunicante, eliminando lo que nos impide estar entre las cosas y crecer en medio de las cosas. Se consigue a fuerza de eliminar, es cuestión de ascesis y de sobriedad. Mi territorio queda así fuera del alcance del lenguaje del ser, no porque sea imaginario, sino porque estoy continuamente trazándolo, como el nómada.
El resultado, cuando el mundo deviene rosa, cuando hemos devenido mundo, es que ya no tenemos nada que esconder (lo que se esconde es siempre lo mismo, cuestiones de amor y de sexualidad). Y no teniendo ya nada que ocultar, no podemos ser atrapados, el mundo huye, somos imperceptibles (deshacemos la lógica del amor, que es una lógica narcisista, porque habla fundamentalmente del yo, para devenir capaces de amar).
Texto de Maite Larrauri, Editorial Tándem
El deseo según Gilles Deleuze