Del tiempo
El Tiempo en el sentido bergsoniano es el gran personaje de Proust: el tiempo se desdobla a cada instante en presente y pasado, presente que pasa y pasado que se conserva en sí como pasado en general (no cronológico). La sola subjetividad es el tiempo, el tiempo no cronológico, captado en su fundación; nosotros somos interiores al tiempo y no al revés. La interioridad en la cual somos, nos movemos, vivimos y cambiamos. En la novela, Proust evidenciará con maestría que el tiempo no nos es interior, sino nosotros interiores al tiempo que se desdobla, se pierde y se reencuentra, el tiempo que hace pasar el presente y conservar el pasado.
De los signos
Los signos son el objeto de un aprendizaje temporal y no de un saber abstracto. Aprender es, en primer lugar, considerar un objeto como si emitiera signos por descifrar, por interpretar. Como el médico que se hace sensible a los signos de la enfermedad. La vocación es siempre predestinación con relación a signos. Todo aquello que nos enseña algo emite signos, todo acto de aprender es una interpretación de signos o de sobre-interpretaciones obsesivas. La obra de Proust está basada en el aprendizaje de los signos y no en la exposición de la memoria.
De la alegría y la potencia
Claire Parnet:
Quisiera que distinguieras la alegría de la tristeza, para Spinoza y necesariamente para ti. En primer lugar, ¿haces tuya completamente la distinción de Spinoza? ¿Encontraste algo el día que la leíste?
Gilles Deleuze:
Ah, sí, porque son los textos que presentan una carga extraordinaria de afectos en Spinoza. En fin, esto quiere decir, me parece, –simplifico mucho, pero esto quiere decir: la alegría es todo lo que consiste en colmar una potencia. Uno experimenta alegría cuando colma, cuando efectúa una de sus potencias. Bueno, volvamos a nuestros ejemplos: yo conquisto, por poco que sea, un pedazo de color, entro un poco en el color. ¿Te das cuenta de la alegría que eso puede suponer? Es eso: colmar una potencia, efectuar una potencia: he colmado una potencia. Pero entonces lo que resulta equívoco es la palabra «potencia». Por el contrario, ¿qué es la tristeza? Se da cuando estoy separado de una potencia de la que, con razón o sin ella, me creía capaz. «¡Ah, podría haber hecho eso!» –pero las circunstancias, o bien no me estaba permitido, o bien, etc. Así, pues, eso es la tristeza; habría que decir: toda tristeza es el efecto de un poder sobre mí. Efectuar algo de la propia potencia es siempre bueno: es lo que dice Spinoza. Naturalmente, ello plantea problemas, que requieren algunas precisiones. No hay potencia mala, lo que es malo, habría que decir, es el grado más bajo de la potencia, y el grado más bajo de la potencia es el poder. Quiero decir: ¿qué es la maldad? Es impedir que alguien haga lo que puede. La maldad es impedir que alguien haga, que efectúe su potencia, de tal suerte que no hay potencia mala: hay poderes malos.
Quisiera que distinguieras la alegría de la tristeza, para Spinoza y necesariamente para ti. En primer lugar, ¿haces tuya completamente la distinción de Spinoza? ¿Encontraste algo el día que la leíste?
Gilles Deleuze:
Ah, sí, porque son los textos que presentan una carga extraordinaria de afectos en Spinoza. En fin, esto quiere decir, me parece, –simplifico mucho, pero esto quiere decir: la alegría es todo lo que consiste en colmar una potencia. Uno experimenta alegría cuando colma, cuando efectúa una de sus potencias. Bueno, volvamos a nuestros ejemplos: yo conquisto, por poco que sea, un pedazo de color, entro un poco en el color. ¿Te das cuenta de la alegría que eso puede suponer? Es eso: colmar una potencia, efectuar una potencia: he colmado una potencia. Pero entonces lo que resulta equívoco es la palabra «potencia». Por el contrario, ¿qué es la tristeza? Se da cuando estoy separado de una potencia de la que, con razón o sin ella, me creía capaz. «¡Ah, podría haber hecho eso!» –pero las circunstancias, o bien no me estaba permitido, o bien, etc. Así, pues, eso es la tristeza; habría que decir: toda tristeza es el efecto de un poder sobre mí. Efectuar algo de la propia potencia es siempre bueno: es lo que dice Spinoza. Naturalmente, ello plantea problemas, que requieren algunas precisiones. No hay potencia mala, lo que es malo, habría que decir, es el grado más bajo de la potencia, y el grado más bajo de la potencia es el poder. Quiero decir: ¿qué es la maldad? Es impedir que alguien haga lo que puede. La maldad es impedir que alguien haga, que efectúe su potencia, de tal suerte que no hay potencia mala: hay poderes malos.
Deseo
Entendámonos sobre la palabra "deseo": atracción que nos lleva en dirección a ciertos universos y repulsión que nos aleja de otros, sin que sepamos exactamente porqué; formas de expresión que creamos para dar cuerpo a los estados sensibles que esas conexiones y desconexiones van produciendo en la subjetividad. Pues bien, los regímenes totalitarios no inciden solamente en lo visible y concreto, sino también en esa realidad invisible del deseo: sus movimientos tienden a bloquearse; proliferan políticas microfascistas.
Siempre es posible levantar al deseo de sus caídas y ponerlo en movimiento, resucitando las ganas de vivir; y esto depende prioritariamente de los agenciamientos que se hacen.
Oportunidades de este tipo se encuentran donde menos se espera.
De: Deleuze esquizoanalista
Por Suely Rolnik
Por Suely Rolnik
Máquinas deseantes
En Bergson hay una bellas páginas donde dice: no es asombroso que la materia y la inteligencia se entiendan y que la materia y la inteligencia estén talladas la una sobre la otra puesto que las dos son productos de una diferenciación en un mismo movimiento.
Encontrar las máquinas deseantes de alguien:
¿qué son las cosas en ti?
Entonces, si no se responde en términos de máquinas o si no se llegan a encontrar los elementos maquínicos... evidentemente, eso plantea un problema: ¿cuál es el criterio? Que nos permite decir: al fin hemos encontrado las máquinas deseantes de alguien: creo que hay criterios muy rigurosos y que precisamente tienden a esto: las máquinas deseantes, son formaciones moleculares, nunca conjuntos molares.
Las máquinas deseantes, de todas maneras, sus piezas y sus engranajes, invisten los grandes conjuntos molares.
Descubrir en alguien, a nivel del inconsciente, la naturaleza de esos investimentos sociales.
Las máquinas deseantes existen objetivamente, existen en los engranajes y piezas de las máquinas sociales y de las máquinas técnicas, simplemente no son extraíbles a nivel macroscópico, por eso es necesario un análisis microscópico para liberar las máquinas deseantes de alguien.
Pintura: Cesar Vallejos
Octubre de 1983, entrevista para: Cahiers du Cinema, n.º 352.
Lo Abierto es muy conocido como una noción poética cara a Rilke. Pero es también una noción filosófica de Bergson. Lo importante es la distinción entre los conjuntos y el todo. Si se confunden, el todo pierde su sentido y caemos en la célebre paradoja del conjunto de todos los conjuntos. Un conjunto puede contener elementos muy diversos, pero no por ello deja de estar cerrado, relativa o artificialmente. Digo “artificialmente” porque siempre hay un hilo, aunque sea muy delgado, que une a ese conjunto con otro mayor, hasta el infinito. El todo es de una naturaleza diferente, pertenece al orden del tiempo: atraviesa todos los conjuntos, y es justamente lo que les impide llevar a término su tendencia, es decir, lo que les impide cerrarse completamente. Bergson no se cansa de decirlo: el Tiempo es lo Abierto, es lo que cambia sin cesar de naturaleza en cada instante. El todo no es un conjunto, sino la perpetua travesía de un conjunto a otro, la transformación de un conjunto en otro. Esta relación entre el tiempo, el todo y lo abierto es muy difícil de pensar, pero justamente el cine nos facilita la labor. Podríamos decir que hay tres niveles cinematográficos coexistentes: el encuadre, que es la determinación de un conjunto provisional artificialmente cerrado; el desglose o guión técnico es la determinación del movimiento o de los movimientos que se distribuyen entre los elementos del conjunto; pero el movimiento expresa también un cambio o una variación del todo que tiene que ver con el montaje. El todo atraviesa todos los conjuntos, impidiendo su cierre “total”. Cuando se habla de espacio “en off” se quieren decir dos cosas: por un lado, que todo conjunto determinado forma parte de un conjunto más amplio, de dos o tres dimensiones; pero también que todos los conjuntos se hallan inmersos en un todo de naturaleza distinta, en una cuarta o en una quinta dimensión que varía constantemente a través de los conjuntos que atraviesa, por muy grandes que sean. En el primer caso, se trata de una extensión espacial y material; en el otro, se trata de la determinación espiritual en el sentido de Dreyer o de Bresson. Ambos aspectos no son excluyentes sino complementarios, se alimentan el uno del otro, y en unos casos será uno de ellos el privilegiado, como en otros lo será el otro. El cine no deja de jugar con estos dos niveles coexistentes, y cada uno de los grandes directores tiene su manera de concebirlo y de practicarlo. En toda gran película, como en toda obra de arte, siempre hay algo abierto. Y cuando investigamos de qué se trata siempre resulta ser el tiempo, el todo, tal y como ocurre en las películas de modos muy distintos.
Reversibilidad
Todos los acontecimientos de la vida del alma poseen su equivalencia en la vida del cuerpo, y recíprocamente, sin que sea posible decir que el alma actúa sobre el cuerpo o el cuerpo sobre el alma. Copresencia permanente del alma y el cuerpo: el alma expresa en términos de pensamientos y de ideas de cosas, esto es, de representaciones, las mismas acciones y movimiento que en el lenguaje del cuerpo, se presentan bajo la forma de afecciones (affectiones) y de imágenes de cosas, que son puros trazos o impresiones físicas. La demostración insiste en la reversibilidad entre cuerpo y alma. Gracias a esta reversibilidad, el cuerpo comienza a funcionar adecuadamente, de manera no pasiva sino activa, afinando sus propias afecciones y las imágenes de las cosas que resultan de estas afecciones, encadenándolas “en un orden que va en el sentido del intelecto”.
Arte-cartografía
Al arte–arqueología que se hunde en los milenios para alcanzar lo inmemorial se opone un arte–cartografía que se fundamenta en «las cosas de olvido y los lugares de paso». Como la escultura, cuando deja de ser monumental para volverse hodológica: no basta con decir que es paisaje, y que acondiciona un lugar, un territorio. Lo que acondiciona son caminos, es ella misma un viaje. Una escultura sigue los caminos que le confieren un afuera, funciona sólo con curvas no cerradas que dividen y atraviesan el cuerpo orgánico, no tiene más memoria que la de la materia prima (de ahí su procedimiento de talla directa, y su frecuente empleo de la madera). Carmen Perrin limpia bloques erráticos del verde que los integra en el sotobosque, los devuelve a la memoria del glaciar que los ha traído hasta aquí, no para asignarles su origen, sino para convertir su desplazamiento en algo visible. Cabe objetar que un circuito turístico como arte de los caminos no resulta más satisfactorio que el museo como arte monumental y conmemorativo. Pero hay algo que distingue esencialmente el arte–cartografía de un circuito turístico: es que corresponde en efecto a la nueva escultura tomar posición sobre unos trayectos exteriores, pero esta posición depende en primer lugar de los caminos interiores a la propia obra; el camino exterior es una creación que no es preexistente a la obra, y depende de sus relaciones internas. Giramos alrededor de la escultura, y los ejes de visión que le pertenecen hacen que percibamos el cuerpo ora en toda su longitud, ora en un insólito escorzo, ora siguiendo dos o más direcciones que se separan: la posición en el espacio circundante depende estrechamente de estos trayectos interiores. Es como si unos caminos virtuales se pegaran al camino real, que recibe así nuevos trazados, nuevas trayectorias. Un mapa de virtualidades, trazado por el arte, se superpone al mapa real cuyos recorridos transforma. No sólo la escultura, sino toda obra de arte, así la obra musical, que implica estos caminos o andaduras interiores: la elección de tal o cual camino puede determinar cada vez una posición variable de la obra en el espacio. Toda obra comporta una pluralidad de trayectos, que sólo son legibles y sólo coexisten en el mapa, y cambia de sentido según los trayectos que se eligen. Esos trayectos interiorizados no son separables de unos devenires. Trayectos y devenires, el arte los hace presentes unos dentro de los otros; convierte en sensible su presencia mutua, y se define así, invocando a Dioniso como el dios de los lugares de paso y de las cosas de olvido.
4th International Deleuze Studies Conference
Copenhagen Business School
June 27, 2011 – June 29, 2011
The Fourth International Deleuze Studies Conference "Creation, Crisis, Critique" is organised in a collaboration among:
June 27, 2011 – June 29, 2011
The Fourth International Deleuze Studies Conference "Creation, Crisis, Critique" is organised in a collaboration among:
Confirmed plenaries include:Jean HillierMario Perniola
Preceding the conference, students can participate in a Summer School: Deleuze Camp 5 "Creative Critique".
Preceding the conference, students can participate in a Summer School: Deleuze Camp 5 "Creative Critique".
The camp will take place from 20 - 24 June 2011 in Copenhagen. Places are limited.
For further information contact the Conference Coordinator: deleuze-copenhagen@cbs.dk
¿De qué afectos eres capaz?
Eribon pregunta a Deleuze
Didier Eribon.- Aunque cuando utilizan trabajos de historiadores, en especial los de Braudel (pero de quien precisamente se conoce su interés por el paisaje), lo menos que se puede decir es que ustedes no conceden un lugar determinante a la historia. Están más dispuestos a hacer geografía, dan privilegio al espacio y sostienen que es preciso trazar una "cartografía" de los cambios. ¿No es éste uno de los medios de pasaje de un plateau a otro?
Gilles Deleuze.- La historia es con seguridad muy importante. Pero si usted toma una línea de investigación cualquiera, ella es histórica en una parte de su recorrido, en ciertos lugares, pero también es a-histórica, trans-histórica... En Mille Plateaux, los "cambios" poseen mucha más importancia que la historia de ningún modo son la misma cosa. Por ejemplo, intentamos construir un concepto de máquina de guerra: este concepto implica, ante todo, un cierto tipo de espacio, una composición muy particular de los hombres, elementos tecnológicos y afectivos(armas y joyas...). Esta disposición solo es histórica secundariamente, cuando entra en muy variables relaciones con aparatos de Estado. En cuanto a éstos, los enlazamos a determinaciones como las del territorio, la tierra y la desterritorialización: hay aparato de Estado cuando los territorios ya no son explotados sucesivamente sino que resultan objeto de una comparación simultánea (tierra) y, con eso, ya están tornados en un movimiento de desterritorizalición. Esto constituye una larga secuencia histórica. Pero en condiciones completamente diferentes reencontramos un complejo similar de nociones mucho más repartidas: por ejemplo los territorios animales, su eventual relación con un centro exterior que es como una tierra, los movimientos desterritorialización cósmica, como en las largas migraciones... 0 bien en el lied: el territorio, pero también la tierra o lo Natal, y aun la abertura, la salida, lo cósmico. En Mille Plateaux, la parte sobre el ritornello me parece en ese sentido complementaria de las del aparato del Estado, aunque no se trate del mismo tema. Este es el sentido en el cual un "plateau" se comunica con otro. Otro ejemplo: tratamos de definir un régimen de signos muy particular que denominamos "pasional". Se trata de una sucesión de procesos. Pues bien: este régimen podemos encontrarlo en ciertos procesos históricos (del tipo travesía del desierto), pero también aparece, bajo otras condiciones, en los delirios estudiados por la psiquiatría o en obras literarias (Kafka, por ejemplo). No se trata en absoluto de reunirlo todo en un mismo concepto sino, por el contrario, de conectar cada concepto con variables que determinan sus mutaciones.
Diario de una escritora (fragmento)
" Casi todo me atrae. Sin embargo se alberga en mí algún buscador infatigable. ¿Por qué no hay un descubrimiento de la vida? Algo para ponerle las manos encima y exclamar: "¿Es esto?" Mi depresión es un sentirme acosada. Estoy buscando: pero no, no es eso… no es eso. ¿Qué es entonces? ¿Tendré que morir sin haberlo encontrado? Y luego (como anoche, cuando atravesaba Russell Square) veo las montañas en el cielo: las grandes nubes; y la luna que se está alzando sobre Persia; tengo una grande, sorprendente impresión de que hay algo allí, que es "eso"? No es exactamente la belleza a lo que me refiero. Quiero decir que la cosa en sí basta: es satisfactoria; acabada. También una impresión de mi propia rareza, de la rareza de estar caminando sobre la tierra. También está ahí, la infinita extrañeza de la posición humana; estar atravesando Russell Square, con la luna allí arriba y las nubes como montañas. quién soy yo, qué soy, y todo el resto; preguntas que siempre flotan en torno: y de pronto doy de narices con algún hecho concreto -una carta, alguien- y vuelvo a ellos con un gran sentimiento de frescura. Y así continúa. Suelo toparme frecuentemente con este "eso", y experimento entonces un gran reposo. "
Virginia Woolf
Gregorio Baremblitt y Guattari
Acerca de Félix Guattari o de como devenir muchos y libres
Jornadas de homenaje a Guattari.
Facultad de Psicología. 30 de agosto de 1997
Por Gregorio Baremblitt
Comencé a estudiar a Deleuze y Guattari en 1973. En esa época, en Argentina, había muchos freudo-kleinianos, bastantes freudo-marxistas, no tantos lacanianos. A pesar de la calurosa presencia de los compañeros de militancia psicopolítica, me sentía teóricamente solitario, pero esas páginas, "fulgurantes y elípticas", como decía Robert Castel, me hicieron sentir extrañamente acompañado. Cuando comenzaba a tener interlocutores y co-experimentadores, tuve que exilarme. Fui a parar a Río de Janeiro, donde fundé con otros desterrados, una Organización "casi" esquizoanalítica. Me sentía algo menos solitario. Seguí estudiando y aplicando Esquizoanálisis, hasta que en uno de los congresos que organizamos conocí a Félix Guattari. Conversé mucho con él, polemicé con él en algunas mesas redondas y me despedí de él con un episodio gracioso. Le pedí que me dedicase mi ejemplar del Antiedipo que estaba enteramente subrayado en cinco colores diferentes. El me dijo: "no los estudies así, cortá un pedazo de una página y tratá de inventar algo al respecto". A partir de ahí me volví a sentir sólo millares de veces, y me siento solo, a menudo, actualmente. Extraño a mis amigos, en especial a los que perdí por causas políticas, a mi familia a la que también perdí por causas biológicas, a mi patria, que reiteradamente siento perdida por causas éticas. Pero ya nunca me sentí solo teóricamente. Me acompaña infaliblemente esa simple e insólita exhortación: "tratá de inventar algo". Tal incitación venía de un sujeto que, sin ningún título académico y ya conocido en el mundo entero, parecía junto con, pero hasta más aún que su fabuloso colaborador, Gilles Deleuze, haberlo reinventado "todo". Esa humilde y humorística "autorización", procedía de alguien para quien, todo lo que él había inventado, no tenía otro valor que el de intensificar en todos los otros, en cualquier otro, una potencia de inventar que, para Guattari, era lo único que importaba. En realidad yo ya sabía eso, pero necesité vivirlo en un encuentro para creerlo. Me había acostumbrado demasiado a la tradicional diferencia jerárquica entre los que "saben" y los que "no saben". Esa célebre verticalidad que hace que algunos hasta finjan no saber para parecer que lo saben todo, la misma que hoy hace que ya no importe lo que se sabe o lo que se deja de saber, para que el mundo esté como está.
En rigor, no sé si llegué a inventar algo especialmente interesante, pero a partir de ese encuentro, tanto el teórico como el convivencial, traté de vivir dedicado por entero a generar el mismo efecto en mis prójimos: familiares, colaboradores, alumnos, "pacientes", etc.
Jornadas de homenaje a Guattari.
Facultad de Psicología. 30 de agosto de 1997
Por Gregorio Baremblitt
Comencé a estudiar a Deleuze y Guattari en 1973. En esa época, en Argentina, había muchos freudo-kleinianos, bastantes freudo-marxistas, no tantos lacanianos. A pesar de la calurosa presencia de los compañeros de militancia psicopolítica, me sentía teóricamente solitario, pero esas páginas, "fulgurantes y elípticas", como decía Robert Castel, me hicieron sentir extrañamente acompañado. Cuando comenzaba a tener interlocutores y co-experimentadores, tuve que exilarme. Fui a parar a Río de Janeiro, donde fundé con otros desterrados, una Organización "casi" esquizoanalítica. Me sentía algo menos solitario. Seguí estudiando y aplicando Esquizoanálisis, hasta que en uno de los congresos que organizamos conocí a Félix Guattari. Conversé mucho con él, polemicé con él en algunas mesas redondas y me despedí de él con un episodio gracioso. Le pedí que me dedicase mi ejemplar del Antiedipo que estaba enteramente subrayado en cinco colores diferentes. El me dijo: "no los estudies así, cortá un pedazo de una página y tratá de inventar algo al respecto". A partir de ahí me volví a sentir sólo millares de veces, y me siento solo, a menudo, actualmente. Extraño a mis amigos, en especial a los que perdí por causas políticas, a mi familia a la que también perdí por causas biológicas, a mi patria, que reiteradamente siento perdida por causas éticas. Pero ya nunca me sentí solo teóricamente. Me acompaña infaliblemente esa simple e insólita exhortación: "tratá de inventar algo". Tal incitación venía de un sujeto que, sin ningún título académico y ya conocido en el mundo entero, parecía junto con, pero hasta más aún que su fabuloso colaborador, Gilles Deleuze, haberlo reinventado "todo". Esa humilde y humorística "autorización", procedía de alguien para quien, todo lo que él había inventado, no tenía otro valor que el de intensificar en todos los otros, en cualquier otro, una potencia de inventar que, para Guattari, era lo único que importaba. En realidad yo ya sabía eso, pero necesité vivirlo en un encuentro para creerlo. Me había acostumbrado demasiado a la tradicional diferencia jerárquica entre los que "saben" y los que "no saben". Esa célebre verticalidad que hace que algunos hasta finjan no saber para parecer que lo saben todo, la misma que hoy hace que ya no importe lo que se sabe o lo que se deja de saber, para que el mundo esté como está.
En rigor, no sé si llegué a inventar algo especialmente interesante, pero a partir de ese encuentro, tanto el teórico como el convivencial, traté de vivir dedicado por entero a generar el mismo efecto en mis prójimos: familiares, colaboradores, alumnos, "pacientes", etc.
Deleuze, clase sobre el acontecimiento 2
.. y en un sentido todo acontecimiento es espiritual, más aún algo solo es un acontecimiento cuando lleva al estado de fenómeno del espíritu. La muerte solo es acontecimiento como fenómeno del espíritu, también el nacimiento es acontecimiento, etc... hemos visto como en Leibniz, el acontecimiento remitía a la inherencia en la mónada, es decir que el acontecimiento solo tiene existencia actual en la mónada que expresa el mundo, en cada mónada que expresa el mundo. El acontecimiento existe actualmente en la mónada, en cada mónada. Pero esa es solo una dimensión del acontecimiento, es la dimensión espiritual. Todavía es necesario que el acontecimiento se efectúe. Aquí distinguiré actualizar y efectuar. Diré que el acontecimiento se actualiza en el espíritu, y que esa es la pertenencia más profunda del espíritu al acontecimiento y del acontecimiento al espíritu. El acontecimiento se actualiza en un espíritu, o si ustedes prefieren, en un alma. Por todas partes hay almas, eso, eso estaría muy conforme con Leibniz: el acontecimiento se actualiza en un alma y por todas partes hay almas, pero al mismo tiempo es necesario que se efectúe, que se efectúe en una materia, que se efectúe en un cuerpo. Tenemos, entonces, como un doble sistema de coordenadas: la actualización en un alma y la efectuación en un cuerpo. Pero ¿que quiere decir: tener un cuerpo?
Una inflexión
¿Qué es una singularidad?
Yo diría, muy sumariamente, que una singularidad es una inflexión o, si ustedes prefieren, un punto de inflexión, y bien el mundo es la serie infinita de las inflexiones, el mundo es la serie infinita de las inflexiones posibles. Mi primera pregunta-conclusión es: ¿qué es una singularidad o qué es un punto singular?
Nosotros podemos decir que una singularidad es una inflexión, o bien una singularidad está allí donde pasa algo en una curva.
Deleuze, clase sobre el acontecimiento
Quiero decir, con mucha estimación, y que sea verdaderamente un consejo: no mezclen. Tu nos dices: Braudel dice esto, y seguramente, lo que dice Braudel está bien, pero no estoy seguro de que eso implique la discontinuidad del acontecimiento que dices. Pero se podría hablar así. Pero nosotros, nosotros hemos permanecido por varias semanas sobre el acontecimiento no en Braudel, sino sobre el acontecimiento en Whitehead, y Whitehead nos decía: pongan atención, ustedes recuerdan, un acontecimiento no es algo que se hace estallar, es eso también, pero diez minutos pasados en este cuarto son un acontecimiento, aún si no pasa absolutamente nada. Es un acontecimiento. El paso de la Naturaleza, como él lo dice, en un lugar, es un acontecimiento. La vida de la pirámide durante diez minutos es un acontecimiento. No experimento la necesidad de volver a Whitehead, porque lo hemos hecho, todo el espesor de explicación y de definición que Whitehead nos proponía del acontecimiento, desde las series convergentes que implicaban, las prehensiones, las prehensiones de prehensiones, etc... si nos metemos en Braudel, pienso que hay otros valores del acontecimiento. A mi modo de ver ellos tendrían puntos de encuentro muy importantes. No es necesario tomar a un historiador que nos hable del acontecimiento en la historia pues nos ocupamos del acontecimiento por todas partes, el acontecimiento aquí, alguien enciende un cigarrillo es un acontecimiento. Si hay fuego es un acontecimiento, pero hay acontecimientos que son del todo corrientes. ¿En qué medida eso encaja con Braudel? Tengo el sentimiento de que el acontecimiento es doble, que es una bifurcación, que todo acontecimiento es bifurcante, ¿por qué? Primero porque todo acontecimiento se precede, tanto como sobreviene, por eso les decía: no juzguen demasiado rápido sobre su continuidad o su discontinuidad, se sabe que un acontecimiento arriesga precederse y seguirse el mismo.
Del platonismo y la inmanencia
Toda reacción contra el platonismo es un restablecimiento de la inmanencia en su extensión y en su pureza, que prohíbe el retorno de un trascendente. La cuestión estriba en saber si una reacción de estas características abandona el proyecto de selección de los rivales o establece por el contrario, como creían Spinoza y Nietzsche, unos métodos de selección absolutamente diferentes: éstos ya no se refieren a las pretensiones como actos de trascendencia, sino a la manera según la cual lo existente se llena de inmanencia (el Eterno retorno, como la capacidad de algo o de alguien de regresar eternamente). La selección ya no se refiere a la pretensión, sino a la potencia. La potencia es modesta, en el polo opuesto de la pretensión. En realidad, las únicas que se sustraen al platonismo son las filosofías de la inmanencia pura: desde los estoicos a Spinoza o Nietzsche.
Retrato
Félix Guattari, marzo del 92.
Las configuraciones geopolíticas se modifican a toda marcha mientras que los universos de la tecnociencia , de la biología, de la asistencia por computador, de latelemática de los medios desestabilizan cada día más nuestras coordenadas mentales. La miseria del tercer mundo, el cáncer demográfico, el crecimiento monstruoso y la degradación de los tejidos urbanos, la destrucción insidiosa de la biosfera por las poluciones, la incapacidad del sistema actual de recomponer una economía social adaptada a los nuevos datos tecnológicos: todo debería concurrir a movilizar los espíritus, las sensibilidades y las voluntades. En lugar de esto, la aceleración de una historia, que quizá nos arrastra a los abismos, es enmascarada por la imaginería sensacionalista, y en realidad banalizante e infantilizante, que los medios nos confeccionan a partir de la actualidad.