Todos los acontecimientos de la vida del alma poseen su equivalencia en la vida del cuerpo, y recíprocamente, sin que sea posible decir que el alma actúa sobre el cuerpo o el cuerpo sobre el alma. Copresencia permanente del alma y el cuerpo: el alma expresa en términos de pensamientos y de ideas de cosas, esto es, de representaciones, las mismas acciones y movimiento que en el lenguaje del cuerpo, se presentan bajo la forma de afecciones (affectiones) y de imágenes de cosas, que son puros trazos o impresiones físicas. La demostración insiste en la reversibilidad entre cuerpo y alma. Gracias a esta reversibilidad, el cuerpo comienza a funcionar adecuadamente, de manera no pasiva sino activa, afinando sus propias afecciones y las imágenes de las cosas que resultan de estas afecciones, encadenándolas “en un orden que va en el sentido del intelecto”.