Deseo y orden


La concepción dominante de orden social define al deseo (las formaciones colectivas de deseo) de una manera nefasta: un flujo que tiene que ser disciplinado, de modo que pueda instituirse una ley para establecer su control. Hasta las sofisticadas teorías estructuralistas desarrollan la premisa de que se debe aceptar la castración simbólica, para que sea posible no sólo la sociedad sino también el lenguaje y el sujeto. Pienso que esa concepción del deseo corresponde muy bien con una determinada realidad; es el deseo tal y como es construido, producido por el CMI. El CMI en su desterritorialización produce esa figura bestial del deseo. Pero esa imagen no es apropiada, pues la economía animal del deseo no corresponde tampoco con ese modelo. Basta leer algo del testimonio de los etólogos para ver que el instinto, la pulsión, el deseo —poco importa el nombre que se use— en el reino animal, no Micropolítica. Cartografías del deseo tiene absolutamente nada que ver con una pulsión bruta. Corresponde, por el contrario, con modos de semiotización altamente elaborados, con micropolíticas del espacio y de las interrelaciones entre los animales, que implican toda una estrategia y, según los etólogos, hasta una cierta economía estética. Así, esta oposición —por un lado deseo-pulsión, deseo-desorden, deseomuerte, deseo-agresión, y por otro interacción simbólica, poder centralizado en funciones de Estado— me parece una imagen totalmente reaccionaria. Es perfectamente concebible que se organice otro tipo de sociedad, capaz de preservar procesos de singularización en el orden del deseo sin que eso implique una confusión total en la escala de la producción, sin que suponga una violencia generalizada y una incapacidad por parte de la humanidad para administrar la vida. La producción de subjetividad capitalística —que desemboca en devastaciones increíbles a nivel ecológico, social, en el conjunto del planeta— es la que constituye un factor de desorden considerable, que puede llevarnos a catástrofes absolutamente definitivas.