Sin querer extenderme en este ejemplo, me gustaría enfatizar que la perspectiva que sitúa la problemática del inconsciente en las enunciaciones y no en los enunciados —o, más precisamente, en los agenciamientos de enunciación—nos permite como mínimo economizar dualismos, tanto los del tipo «contenido manifiesto y latente» como aquellos que hablan de una «toma de poder sobre las significaciones» —sea por parte del yo o de un psicoanalista que interpreta. Si ya en el ejemplo del sueño este problema se vuelve complejo, todo se complica aun más en el caso de otros objetos psíquicos como los contextos de realidad social o de productividad artística. Allí la diferenciación entre los agenciamientos es aun más patente. En el ejemplo del sueño sólo tenemos tres personajes: el «yo» del despertar, la interlocutora del desayuno y eventualmente el psicoanalista. En otros sistemas de agenciamiento entran instituciones complejas, equipamientos de trabajo, equipamientos de modelización de los sentidos, sistemas de máquinas. Las significaciones —el habla, la escritura— están cada vez menos restringidas al espacio de relación entre los individuos y cada vez más mediadas por sistemas maquínicos, no sólo explícitos (una grabadora, por ejemplo) sino también invisibles (esquemas de comportamiento, referenciales, máquinas de identificación —en definitiva, toda una serie de elementos de significación social que dirigen, literalmente, las ideas y las actitudes). En otras palabras, en un agenciamiento de enunciación entran todos los modos de producción de subjetividad, sea cual sea el nivel en el que nos encontramos: pequeños grupos, instituciones o grandes conjuntos lingüísticos nacionales. El inconsciente, aquí, es considerado como una producción singular de enunciados, de afectos, de sensibilidad, siempre resultante del entrecruzamiento de diferentes agenciamientos. Un ejemplo de esto es el núcleo de singularidad intensiva que emergía en el sueño reciente y que se producía en diversos registros de expresión: los agenciamientos A, B, C y D.