Escribe
Guattari (1992):
"Con la invención del dispositivo
analítico, la modelización freudiana marcó un enriquecimiento indudable en la
producción de subjetividad, una ampliación de sus constelaciones referenciales,
una nueva apertura pragmática. Pero rápidamente encontró sus límites con sus
concepciones familiaristas y universalizantes, con su práctica estereotipada de
la interpretación, pero sobre todo con su dificultad para tomar posición más
allá de la semiología lingüística. Mientras que el psicoanálisis conceptualiza
la psicosis a través de su visión de la neurosis, el esquizoanálisis aborda
todas las modalidades de subjetivación iluminadas por la expresión del ser en
el mundo de la psicosis".
Pero el
esquizoanálisis no es (como se dijo) un psicoanálisis psicótico. Para Guattari
la fractura esquizo es la vía regia para entrever emergencias de la fractalidad
del inconsciente.