Francis Bacon. Lógica de la sensación (1981) sigue tan de cerca a Mil mesetas (1980) porque pintar muestra materialmente a la obra de arte como «un ser de sensación, y nada más»
Al ser el más cezanniano de los pintores contemporáneos, Bacon —explica Deleuze— retrotrae la verdad al cuerpo para liberar, por medio de su deformación, de su des-organ-ización, una fuerza más profunda y casi irrespirable (une Puissance plus profonde et presque invivable).
Al ser el más cezanniano de los pintores contemporáneos, Bacon —explica Deleuze— retrotrae la verdad al cuerpo para liberar, por medio de su deformación, de su des-organ-ización, una fuerza más profunda y casi irrespirable (une Puissance plus profonde et presque invivable).
¿De qué verdad se trata?
Menos de una verdad estética que de una verdad como puro sensible, la verdad intensiva del Cuerpo sin Órganos que encarna a la estética como estética = sensación.
Lógica de la sensación quiere decir que toda auténtica inmanencia es estética; y que la tarea del arte consiste en expresarla en una política de la sensación, construyendo un bloque de sensación que «se sostenga en pie por sí mismo» (expresión de Whitehead que Deleuze y Guattari redescubren en ¿Qué es la filosofía?) como una nueva posibilidad de la vida. Todo lo anterior denota una política de la sensación más bien que una «estética» en el sentido corriente del término. Porque el arte no es un fin, sino un modo de trazar líneas de vida, una manera de liberar materias de expresión construyendo nuevas territorialidades sensibles que implican devenires reales, devenires que constituyen el medio real del arte en su unión vital con el no-arte.
Texto de Eric Alliez