Acontecimiento y mundo barroco


Cada mónada, o al menos cada sustancia individual es llamada "actual". Expresa la totalidad del mundo, pero ese mundo no existe fuera de las mónadas que lo expresan. En otras palabras, ese mundo que solo existe en las mónadas que lo expresan es en sí mismo "virtual". El mundo es la serie infinita de los estados de acontecimientos, puedo decir: el acontecimiento como virtualidad remite a las sustancias individuales que lo expresan. Es la relación virtual-actual. ¿Qué implica esta relación? Cuando hemos intentado definirla hemos llegado a la idea de una especie de tensión: a la vez todas las mónadas son para el mundo, pero el mundo está en cada mónada , eso nos daba una especie de tensión. Y Leibniz utiliza muy frecuentemente los términos virtual, actual. Digo justamente, sea en el sentido que sea, nos dirá, por ejemplo, que todas las ideas innatas, todas las ideas verdaderas, son ideas virtuales, que son virtuales, y él empleará virtual en otros casos, pero a mi manera de ver con relación a lo actual, y para designar la relación de un tipo de acontecimiento con el alma. Ahora bien, nada, nada puede quitarnos la idea de que eso no es suficiente, y que por profundo que sea el acontecimiento, en la medida en que se expresa en el alma, le faltará algo siempre si no se realiza también en el cuerpo, y que es necesario que vaya hasta allá. Es necesario que se inscriba en la carne, es necesario que se realice en un cuerpo, es necesario que se marque en una materia. Si yo buscara una pareja, es necesario no solo que el acontecimiento se actualice en un alma, sino que es necesario que se realice en una materia, en un cuerpo. Yo diría: aquí ya no es exactamente virtual-actual, es posible-real. Es posible-real, el acontecimiento permanecería eternamente como un puro posible si no se realizara en un cuerpo, permanecería un puro virtual si no se actualizara, si no se expresara en un alma. Permanecería un puro posible si no pasara en un cuerpo. ¿Por qué digo esto, sino es porque en Leibniz funcionan las dos parejas: posible-real, virtual-actual? Ahora bien esto es muy peligroso, me parece, porque muchos comentadores no hacen la diferencia entre estos dos ejes. Hay una diferencia fundamental. En las cartas a Desbosses, de hecho al final de la vida de Leibniz, aparecen una serie de expresiones muy curiosas. Las cartas están escritas en latín. En casi las tres páginas, con gran frecuencia, aparece el término "realisere", o el participio "realisans", y él pregunta: ¿qué es capaz de realizar los fenómenos, o cuál es el realisans? Cito: "Las mónadas influyen sobre ese realisans pero no cambiaran en nada sus leyes", poco importa lo que es ese realisans, lo que importa es que no se confunde con las mónadas. Otro texto: "veo mal como se podría explicar la cosa a partir de las mónadas y de los fenómenos, hay que añadir algo que los realiza", algo que realiza los fenómenos, hay que añadir algo que los realiza, qué es lo que me interesa ¿Qué es lo real? Lo real no es la materia, puesto que sería ella la realizante, evidentemente no es la materia, no es el cuerpo, ya no es el cuerpo. Más bien, la materia, el cuerpo, son lo que será realizado por el realizante. El realizante, lo veremos, tiene una relación directa, no con el cuerpo en general, sino con el cuerpo viviente, con lo viviente. No solo es necesario, y eso, eso me parece una idea muy profunda en una filosofía del acontecimiento como la de Leibniz, y eso implica toda su moral, no concluye solamente que el acontecimiento se actualiza en la mónada, es necesario que se realice en el cuerpo vivido, y en ese sentido, es necesario que haya un realizante, así como hay un actualizante. Lo actualizante es la mónada misma, haría falta un realizante que realice el acontecimiento en la materia, o que realice el acontecimiento en el cuerpo, exactamente como hay un actualizante. Si bien yo vuelvo a un punto de partida. Cuando decía: el barroco, no debería ser tan difícil definirlo. El barroco es la casa de dos pisos, y es necesario que haya dos pisos, y uno de los pisos remite a los repliegues de la materia, y el piso de arriba remite a los pliegues en el alma. Hay pliegues en el alma tanto como hay repliegues de la materia. Es, sin duda, una especie de extraño circuito de un piso a otro, el que constituirá el mundo barroco.