Modelo de coacción o Modelización creadora

Por Félix Guattari
Abril de 1991
Después de Michel Foucault, y sin pretender dar una interpretación histórica general de las formaciones de poder, se pueden distinguir las sociedades de soberanía, las sociedades disciplinarias y las sociedades de control. El soberano deducía su parte del trabajo humano a partir de instancias de poder dominando y sobrecodificando los conjuntos sociales que conservaban una cierta identidad y autonomía territorial -etnias, pueblos, corporaciones. La modelización social permanecía, así, relativamente exterior a las herramientas y a los dispositivos de explotación económica. Con la disciplina capitalista la división del trabajo, el peso creciente de las máquinas energéticas, los instrumentos semióticos reactuan sobre la economía "desterritorializando" los antiguos grupos sociales para constituir espacios productivos constituyendo dispositivos de encierro materiales, institucionales y mentales. El capitalismo remodeliza lo social en sus menores detalles, desde los aparatos de estado, los equipamientos colectivos hasta los comportamientos y afectos individuales. Por su parte, la máquina urbana funciona como una especie de proto-computador que secreta, en la medida de la evolución de las necesidades del sistema, las oposiciones duales entre sus clases explotadas y sus "elites", sus ciudadanos respaldados y sus excluidos, sus normales y sus locos.
En la edad del control generalizado, la modelización se hace más totalitaria y hegemónica. La producción de subjetividad no procede solamente por grandes conjuntos y por masas sino por una programación molecular. El catecismo del nuevo Dios programador ya no se hace de la boca a la oreja, sino directamente sobre las estructuras modulares nerviosas y psíquicas. El niño tiene desde la cuna esquemas pilotos que le son trasmitidos por la tele y que modelizan su percepción, su imaginario y sus valores de referencia; el obrero está cogido en el engranaje de los sitios productivos asistidos por computador, por comandos numéricos de todo tipo; los comportamientos del consumidor y del elector son teleguiados en bucles de retroacción por la publicidad, los sondeos y la hipnosis televisual.
La sociedad de control esta dominada por una especie de pulsión determinista colectiva que, paradójicamente, no está menos minada desde el interior por la necesidad imperiosa de preservar un mínimo de grados de libertad, de creatividad, de inventividad, en el dominio de las ciencias, las técnicas, las artes, a riesgo de que el sistema se hunda en una especie de inercia entrópica.
Este régimen de modelización programada desde el exterior, quizá es solo una fase llamada a desaparecer frente a una modelización reasumida del interior por los agenciamientos colectivos de enunciación que desarrollarían sistemáticamente esta dimensión de creatividad. Tal evolución depende, de una parte, del desarrollo de las ciencias, de las técnicas y de las artes y, de otra parte de la recomposición de prácticas sociales adecuadas.
Tomemos dos ejemplos: la teoría científica, concebida como un cuerpo de restricciones cerrado sobre si mismo, tienda ya a dar lugar a sistemas de modelización evolutivos dejando totalmente abierta la definición de sus objetos y el estatuto de sus procedimientos. En el dominio de la película, nuevas tecnologías conducirán, quizá, al espectador a tomar parte activa en el espectáculo, dirigiendo el mismo su punto de vista, su posición, sus primeros planos, sus zooms, sus picados. Ulteriormente se posicionará como espectador-narrador de la acción. Por ejemplo, podrá, a su gusto, cambiar de campo en un western o en una guerra como la del Golfo.