El neorrealismo como un arte del encuentro

Alemania año cero (de Rosellini) presenta a un niño que visita un país extranjero (por lo que se le reprocho a este film haber perdido la raíz social que se juzgaba condición del neorrealismo), y que muere a causa de lo que ve.


Humberto D, De Sica plasma la celebre secuencia que Bazin ponía como ejemplo:
La joven criada entra por la mañana en la cocina, realiza una serie de gestos maquinales y cansados, limpia un poco, espanta a las hormigas con un chorro de agua, coge el molinillo de café, cierra la puerta con la punta del pie. Y cuando sus ojos atraviesan su vientre de mujer encinta, es como si estuviera engendrando toda la miseria del mundo.
He aquí que en una situación corriente o cotidiana, en el transcurrir de una serie de gestos insignificantes pero que obedecen tanto mas a esquemas sensoriomotores simples, lo que ha surgido de repente es una situación óptica pura ante la cual la criada se encuentra sin respuesta ni reacción.
Los ojos, el vientre, un encuentro es eso…
Claro que los encuentros pueden adoptar formas muy diferentes y aun alcanzar lo excepcional, pero conservan la misma formula.