No se está en el mundo, se deviene con el mundo, se deviene contemplándolo. Todo es visión, devenir. Se deviene universo. Devenires animal, vegetal, molecular, devenir cero. Los afectos son precisamente estos devenires no humanos del hombre como los perceptos (ciudad incluida) son los paisajes no humanos de la naturaleza. «Está pasando un minuto del mundo», no lo conservaremos sin «volvernos él mismo», dice Cézanne.
La obsesión
Desde 1885 hasta 1905 Paul Cézanne pinta 45 acuarelas y 36 cuadros con el motivo de la montaña de Saint Victoire. Muchísimas cosas deberían decirse de Paul Cézanne y su obra pero estas notas son hechas solamente para trasladar a los lectores una pregunta que no ha dejado de aparecérseme desde que escuché por primera vez un comentario sobre estas pinturas: ¿por qué un artista necesita pintar una y otra vez la misma montaña? ¿qué quiere encontrar en ella? Confieso, por otra parte, mi atracción incondicional por aquellas personas que repiten un gesto una y otra vez, aunque sea el más mínimo y sin importancia. Creo que hay en esto una heroica búsqueda siempre insatisfecha y siempre renovada.