Lessing sobre Baruch

No hay otra filosofía que la filosofía de Spinoza. Si he de adherirme a algún filósofo no conozco ningún otro.


Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781)

Goethe sobre Baruch

En la ética de Spinoza, encontré un apaciguamiento a mis pasiones; parecióme que se abría ante mis ojos una visión amplia y libre sobre el mundo físico y moral. La imagen de este mundo es transitoria; sólo quisiera ocuparme de las cosas duraderas y procurar a mi espíritu la eternidad, de acuerdo con la doctrina de Spinoza.


Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832)

Lo sublime, lo inmenso.

Kant dirá que la naturaleza solo aparentemente es sublime. Lo verdaderamente sublime es el espíritu que se afirma como facultad a través de lo sublime de la naturaleza, y en un caso es el alma que se afirma como alma del movimiento, y en el otro caso, es el alma que se afirma como alma de la luz. Kant definía lo sublime matemático, es decir lo inmenso, así: la bóveda estrellada; la definía diciendo exactamente esto: su imaginación es superada, su imaginación se enfrenta a un límite que no puede franquear. La naturaleza va más allá de los límites de su imaginación. Su imaginación está reducida a la impotencia por la naturaleza porque el espectáculo que les da obliga a cambiar perpetuamente de unidad de medida y a no poder conservar las unidades precedentes cuando llegan a las siguientes, en otras palabras, algo excede el poder de su imaginación, es lo inmenso.

Leibniz

El filósofo no es alguien que canta, de alguna manera es alguien que grita. Cada vez que tenéis necesidad de gritar, yo pienso que no están nada lejos del llamado de la filosofía. ¿Quiere decir éster que el concepto sería una especie de grito o una especie de forma del grito? ¡Es que se trata de la necesidad de un concepto, tener algo que gritar! Habrá que encontrar el concepto de ese grito ... Podemos gritar mil cosas. Imaginen alguien que grite: "simplemente basta que todo tenga una razón". Es un grito muy simple. En mi definición: el concepto es la forma del grito, veremos inmediatamente toda una serie de filósofos que dirán "¡si, si!". Son los filósofos de la pasión, los filósofos del pathos, distinguiéndose de los filósofos del logos. Por ejemplo, Kierkegaard, funda toda su filosofía sobre gritos fundamentales.  Pero Leibniz es de la tradición mayor racionalista. Imaginemos a Leibniz, hay algo espantoso en él. Es el filósofo del orden, aún más, del orden y de la policía, en todos los sentidos de la palabra policía. Sobre todo en el primer sentido de la palabra policía, a saber, la organización ordenada de la ciudad. Solo piensa en términos de orden. En este sentido es extremadamente reaccionario, es el amigo del orden. Pero muy extrañamente en este gusto por el orden y para fundar este orden, se libra a la más demente creación de conceptos a la cual se haya podido asistir en filosofía. Conceptos desenfrenados, los conceptos más exuberantes, los más desordenados, los más complejos para justificar lo que es. Basta que cada cosa tenga una razón. En efecto, hay dos clases de filósofos, si ustedes aceptan la definición de que la filosofía es la actividad que consiste en crear conceptos, pues existen como dos polos: aquellos que realizan un creación muy sobria de conceptos; estos crean conceptos para tal singularidad distinguible de las otras, y finalmente yo sueño una especie de cuantificación de los filósofos a los que se los cuantificaría según el número de conceptos que han firmado o inventado. Si yo me digo ¡Descartes!, se trata del tipo de una creación de concepto muy sobria. La historia del cogito, históricamente podemos encontrar siempre toda una tradición, precursores, pero eso no impide que haya algo firmado Descartes en el concepto cogito, a saber (una proposición puede expresar un concepto), la proposición: "Pienso luego existo", es un verdadero y novedoso concepto. Es el descubrimiento de la subjetividad. De la subjetividad pensante. Y firma: Descartes. Seguramente la podemos buscar también en San Agustín, incluso sin estar aun preparada, hay verdaderamente una historia del concepto, pero está firmada: Descartes. ¿No es Descartes quien rápidamente hizo la jugada? Podemos asignarle cinco o seis conceptos. Es grandioso haber inventado seis conceptos, no obstante es una creación sobria. Y luego, están los filósofos exasperados. Para ellos cada concepto cubre un conjunto de singularidades, y a continuación les hace falta siempre otras, siempre otros conceptos. Asistimos a una loca creación de conceptos. El ejemplo típico es Leibniz, siempre crea algo nuevo. Es el primer filósofo en reflexionar sobre la potencia de la lengua alemana en lo referente al concepto, de qué manera el alemán es una lengua eminentemente conceptual, y no por azar ella puede ser también una gran lengua del grito. Actividades múltiples, él se ocupa de todo, muy buen matemático, gran físico, muy buen jurista, numerosas actividades políticas, siempre al servicio del orden. No se detiene, esto es muy sospechoso. Hay una visita Leibniz-Spinoza (él es el anti-Leibniz): Leibniz le hace leer manuscritos, uno se imagina a Spinoza exasperado preguntándose lo que quiere ese tipo. Más tarde, cuando Spinoza es atacado por Leibniz, éste dice que jamás ha ido a verlo, que lo hizo solo para observarlo ... Abominable. Leibniz es abominable. Fechas: 1646-1716. Es una vida larga, a caballo sobre la totalidad de las cosas. Hay finalmente una especie de humor diabólico. Yo diría que su sistema es bastante piramidal. El gran sistema de Leibniz tiene muchos niveles. Ninguno de estos niveles es falso, estos niveles simbolizan los unos con los otros y Leibniz es el primer gran filósofo en concebir la actividad y el pensamiento como una vasta simbolización. Entonces todos estos niveles simbolizan, pero están todos más o menos próximos de lo que se podría llamar provisionalmente el absoluto. Ahora bien, ello hace parte de su obra. Siguiendo la correspondencia de Leibniz o según el público al cual se dirige, va él a presentar todo su sistema a tal nivel. Imaginen que su sistema sea hecho de niveles mas o menos contraídos o mas o menos distendidos, para explicar algo a alguien él lo va a instalar a tal nivel de su sistema. Supongamos que ese alguien en cuestión sea sospechoso para Leibniz de poseer una inteligencia mediocre: muy bien, él está encantado, lo instala al nivel más bajo de su sistema, si se dirige a alguien más inteligente, salta a otro nivel. Como estos niveles forman parte implícitamente de los mismos textos de Leibniz, esto produce un gran problema para el comentario. Es complicado ya que, en mi opinión, uno jamás puede apoyarse sobre un texto de Leibniz si en primer lugar no se ha sentido el nivel del sistema al cual este texto corresponde. Por ejemplo, hay textos donde Leibniz explica lo que es, según él, la unión del alma y del cuerpo, bueno, es para tal o tal corresponsal; a tal otro corresponsal él explicará que no hay problema de la unión del alma y del cuerpo, pues el verdadero problema es el problema de la relación de las almas entre ellas. Las dos cosas no son del todo contradictorias, se trata de dos niveles del sistema. Aunque si uno no evalúa el nivel de un texto de Leibniz, entonces tendremos la impresión de que no cesa de contradecirse, y de hecho él no se contradice en absoluto.

Deleuze clase del 15/04/1980

“Los fuertes no son quienes ocupan uno u otro campo, lo potente es la frontera.”

Cuando Godard dice que todo se divide en dos, y que en un día están incluidas la mañana y la noche, no quiere decir que se trate de uno u otro, ni que el uno se convierta en el otro o se convierta en dos. La multiplicidad no está nunca en los términos, no importa cuál sea su número, ni tampoco en el conjunto o en la totalidad. La multiplicidad reside precisamente en la Y, que es de naturaleza distinta que los elementos o los conjuntos. Si no es elemento ni conjunto de elementos, ¿qué es esta Y? Creo que la fuerza de Godard consiste en vivir, pensar y mostrar esta Y de una manera extremadamente nueva, haciéndola funcionar activamente. La Y no es uno ni otro, está siempre entre los dos, es la frontera, porque siempre hay una frontera, una línea de fuga o de fluencia, aunque no se vea, aunque sea, como es, lo menos perceptible. Ello no obstante, las cosas pasan siempre en esta línea de fuga, en ella tienen lugar los devenires y se planean las revoluciones.


Este Colóquio é uma iniciativa de um grupo de pesquisadores e docentes brasileiros e estrangeiros sobre as obras de Gilles Deleuze (1925-1995) e Félix Guattari (1930-1992) e que dá seqüência ao Colóquio Gilles Deleuze leitor dos modernos, realizado na USP em agosto de 2010. Contando com a participação de leitores e especialistas na obra dos dois pensadores, este segundo Colóquio pretende examinar os efeitos políticos e práticos decorrentes da experiência de pensamento original e inspiradora dos dois tomos de Capitalismo e Esquizofrenia (Anti-Édipo e Mil Platôs), O que é a filosofia? e das obras de Deleuze sobre o cinema, a literatura e as artes plásticas etc.  O Colóquio será aberto com uma mostra de filmes na Cinemateca do MAM e em seguida pelas sessões de conversações e apresentações de comunicações no Auditório Gilberto Freyre e na Sala Candido Portinari do Palácio Gustavo Capanema.


http://coloquiodeleuzeguattari.blogspot.com/

Frases para armar un botiquín: Estructuralismo

El estructuralismo es un sistema de puntos y posiciones, que en lugar de proceder por estallidos y crecimientos actúa por grandes cortes significantes y obstruye las líneas de fuga en lugar de continuarlas, destrazarlas, en el campo social.

Rostro

Hay todo un sistema social que podríamos llamar sistema pared blanca - agujero negro. Siempre estamos prendidos con alfileres en la pared de las significaciones dominantes, hundidos en el agujero de nuestra subjetividad, en el agujero negro de nuestro querido Yo. Pared en la que se inscriben todas las determinaciones objetivas que nos fijan, que nos cuadriculan, que nos identifican y nos obligan a reconocer: agujero en el que habitamos con nuestra conciencia, nuestros sentimientos, nuestras pasiones, nuestros secretitos demasiado conocidos, nuestro deseo de darlos a conocer. El rostro además de ser producto de nuestro sistema, es una producción social. Ancho rostro de mejillas blancas con el agujero negro de los ojos. Nuestras sociedades tienen necesidad de producir rostro.


Pintura: Jean Dubuffet

De lo sano y enfermo

Planteo aquí una serie de estados psicológicos como signos de una vida plena y floreciente y a los que hoy en día se ha convenido en considerarlos mórbidos. Ahora bien, en el intervalo, hemos olvidado hablar de un contraste entre lo que es sano y lo que es enfermo: se trata de grados –por mi parte, afirmo que lo que actualmente se considera ‘sano’ representa un nivel más bajo de lo que sería considerado sano en condiciones favorables, estamos relativamente enfermos... El artista pertenece a una raza mucho más fuerte. Lo que en nosotros sería dañino y mórbido, constituye su naturaleza.

Nietzsche

Pensamientos

1- Pensamientos que no procederían de una buena naturaleza y de una buena voluntad, sino que vendrían de una violencia sufrida por el pensamiento.

2- Pensamientos que no se ejercerían a través de un acuerdo sino que llevarán a cada facultad al límite de discordancia con las demás.

3- Pensamientos que no se encerrarían en el reconocimiento, sino que se abrirían a encuentros y se definirían siempre en función a un Exterior.

4- Pensamientos que no tendrían que luchar contra el error, sino que tendrían que desprenderse de un enemigo más poderoso, la tontería.

5- Pensamientos que se definirían en el movimiento de aprender y no el de saber, y que no dejarían a nadie, a ningún poder, el papel de "plantear" preguntas o de "poner" problemas.

Cartografiar

Puesto que un libro es una pequeña máquina, ¿qué relación, a su vez mesurable, mantiene esa máquina literaria con una máquina de guerra, una máquina de amor, una máquina revolucionaria, etc., y con una máquina abstracta que las genera? A menudo, se nos ha reprochado que recurramos a literatos. Pero cuando se escribe, lo único verdaderamente importante es saber con qué otra máquina la máquina literaria puede ser conectada, y debe serlo para que funcione. Kleist y una loca máquina de guerra, Kafka y una máquina burocrática increíble... (¿y si, después de todo, se deviniese animal o vegetal gracias a la literatura - que no es lo mismo que literariamente -, acaso no se deviene animal antes que nada por la voz?). La literatura es un agenciamiento, nada tiene que ver con la ideología. No hay, nunca ha habido ideología. Nosotros no hablamos de otra cosa: las multiplicidades, las líneas, estratos y segmentaridades, líneas de fuga e intensidades, los agenciamientos maquínicos y sus diferentes tipos, los cuerpos sin órganos y su construcción, su selección, el plan de consistencia, las unidades de medida en cada caso. Los estratómetros, los deleómetros, las unidades CsO de densidad, las densidades CsO de convergencia no sólo cuantifican la escritura, sino que la definen como algo que siempre es la medida de otra cosa. Escribir no tiene nada que ver con significar, sino con deslindar, cartografiar, incluso futuros parajes.
D - G

Toni Negri | Vivir supone resistir

Doble causalidad Nietzscheana

Fueron siempre momentos extraordinarios aquellos en los que la filosofía hizo hablar al Sin-fondo y encontró el lenguaje místico de su furia, su informídad, su ceguera: Boehme, Schelling, Schopenhauer. En principio Nietzsche era uno de ellos, discípulo de Schopenhauer, en El nacimiento de la Tragedia, cuando hace hablar a Dionisos sin fondo, oponiéndolo a la individuación divina de Apolo, y no menos a la persona humana de Sócrates. Es el problema fundamental de «¿Quién habla en filosofía?» o ¿Cuál es el «sujetó» del discurso filosófico? Pero, aun con el riesgo de hacer hablar al fondo informe o el abismo indiferenciado, con toda su voz de ebriedad y de cólera, no se sale de la alternativa impuesta tanto por la filosofía trascendental como por la metafísica: fuera de la persona y del individuo, nada se distingue... El descubrimiento de Nietzsche está también en otro sitio, cuando, liberado de Schopenhauer y de Wagner, explora un mundo de singularidades impersonales y preindividuales, mundo al que ahora llama dionisíaco o de la voluntad de poder, energía libre y no ligada. Singularidades nómadas que ya no están aprisionadas en la indidualidad fija del Ser infinito (la famosa inmutabilidad de Dios) ni en los límites sedentarios del sujeto finito (los famosos límites del conocimiento). Algo que no es ni individual ni personal, y sin embargo es singular, en absoluto un abismo indiferenciado, sino que salta de una singularidad a otra, emitiendo siempre una tirada de dados que forma parte de un mismo tirar siempre fragmentado y reformado en cada tirada. Máquina dionisíaca de producir sentido, y en la que el sinsentido y el sentido no están ya en oposición simple, sino copresentes uno en el otro en un nuevo discurso. Este nuevo discurso ya no es el de la forma, pero tampoco es el de lo informe: es más bien lo informal puro. «Seréis un monstruo y un caos»... Nietzsche responde: «Hemos realizado esta profecía.» Y el sujeto de este nuevo discurso, aunque ya no hay sujeto, no es el Hombre o Dios, todavía menos el hombre en el lugar de Dios. Es esta singularidad libre, anónima y nómada que recorre tanto los hombres como las plantas y los animales independientemente de las materias de su individuación y de las formas de su personalidad; superhombre no quiere decir otra cosa, el tipo superior de todo lo que existe. Extraño discurso que renovaría la filosofía, y que finalmente trata el sentido no como predicado, como propiedad, sino como acontecimiento. En su propio descubrimiento, Nietzsche entrevió como en un sueño el medio de hollar la tierra, de acariciarla, de bailar y de devolver a la superficie lo que quedaba de los monstruos del fondo y de las figuras del cielo. Pero es cierto que se impuso una exigencia más profunda, más grandiosa, más peligrosa: en su descubrimiento vio un nuevo medio de explorar el fondo, de mirar con un ojo distinto, de discernir mil voces en sí mismo, de hacer hablar a todas estas voces, con el riesgo de ser atrapado por ese fondo que interpretaba y poblaba como nadie antes que él lo había hecho. No soportaba permanecer sobre la frágil superficie, cuyo trazado sin embargo había realizado a través de los hombres y los dioses. Reconquistar un sin-fondo que él renovaba, que ahondaba, es así como Nietzsche a su modo pereció. O mejor, «casi-pereció»; porque la enfermedad o la muerte son el acontecimiento mismo, y como tal sometido a una doble causalidad: la de los cuerpos, estados de cosas y mezclas, y también la de la casi-causa que representa el estado de organización o desorganización de la superficie incorporal. Así pues, Nietzsche se volvió loco y murió de parálisis general, al parecer, mezcla corporal sifilítica. Pero, la andadura que seguía este acontecimiento, esta vez respecto de la casi-causa que inspiraba toda la obra y co-inspiraba la vida, todo esto no tiene nada que ver con la parálisis general, con las migrañas oculares y los vómitos que le aquejaban, excepto para darles una nueva causalidad, es decir, una verdad eterna independientemente de su efectuación corporal, un estilo en una obra en lugar de una mezcla en el cuerpo. No se puede plantear el problema de las relaciones entre la obra y la enfermedad sino bajo esta doble causalidad.

G. Deleuze, Lógica del sentido. De las singularidades.

Inconformidad

Las formaciones del inconsciente (síntomas, sueños, olvidos) son refugios provisorios de un deseo que vive en fuga.


Bellísimo libro de Marcelo Percia.
Editorial La cebra


Inconformidad no es estado de infelicidad como la insatisfacción. Si la insatisfacción se queja por el mundo que tenemos o por algo que la vida no nos da, inconformidad insiste como deseo que se suelta de lo existente. El deseo llega de visita a las formas, las habita, atraviesa sus extensiones, pero no quiere quedar atrapado en ellas. En la insatisfacción, el deseo (enredado) se levanta de mal humor pierde sus mejores horas en quehaceres de mantenimiento de las formas, contrae obligaciones, se vuelve demandante de todo y termina convencido de que la vida le debe satisfacción Inconformidad no es reacción del alma frustrada. No deviene del desencanto ni deriva de la desilusión. Frustración, desencanto, desilusión, son reclamos de la conformidad decepcionada. La decepción es venganza de creyentes que sienten sus expectativas estafadas. Inconformidad respira un aliento sin fin, un movimiento en el que el deseo se inspira y se disuelve en el aire.

Entrevista a Eduardo Pavlovsky

Se cura por la manera en que uno se agencia con los otros, el inconciente se produce, y entonces son máquinas de conexiones, son territorializaciones, son nuevas maneras de formar subjetividades, de buscar sentido, que me parece que están más ligadas a la filosofía de Deleuze. 


Deleuze y Guattari que han sido los que más nos han interesado, porque se ocupan de lo que está por fuera de la representación.

-Deleuze y Guattari hablan de “Inconcienteesquizoanalítico”, que sería otra forma de pensar elinconciente freudiano, que queda atrapado, desde esa perspectiva, en la noción de representación. ¿De qué manera el “inconciente esquizoanalítico” evitaría esa supuesta encerrona?

-Para mí, suponer que a una persona  le puede ayudar entender su Complejo de Edipo, sinceramente, hoy me parece irrisorio, para alguien que no tenga doce años. Puede ser, si hacés una dramatización, y hablás como él, pero a mí entender, se cura por la manera en que uno se conecta con los otros, elinconciente se produce, y entonces son ‘máquinas de conexiones’, son “territorializaciones”, son nuevas maneras de formar subjetividades, de buscar sentido, que me parece  que están más ligadas a la filosofía de Deleuze. No puedo decir yo que no sea un analista, pero no me considero un analista, soy un psicoterapeuta. No me gusta lo de analista, porque me parece que me priva de una enorme cantidad de cosas que no tienen nada que ver con el psicoanálisis. Incluso esta manera de trabajar influye en el teatro, en una concepción del teatro. Me considero un apasionado por lo grupal. Junto con Kesselman, hemos tratado de formarnos y de formar dentro de un esquema que incorpora al psicoanálisis, pero no siempre lo toma en cuenta. En ese sentido, algunos lacanianos que están conmigo, yo no he leído a Lacan, me decían que Lacan había manifestado que el grupo era obsceno. Sólo que los fenómenos de Lacan fueron grupales todos. Hay mucha gente lacaniana que me dice: ‘vos sos lacaniano’, por la manera de trabajar, seguramente, porque no me detengo en la interpretación. Acá nosotros tuvimos dos ejes: Freud-Melanie Klein y Lacan. Yo me formé con Melanie Klein y  te diría que ella hace un abuso interpretativo, si uno lee algunos libros de Melanie Klein de niños, no se sabe si el juego está determinado o no por la interpretación. Hay un psicoanalista que a mí me ayudó mucho para empalmar todo esto y fue Winnicott, porque él decía que había que dejar al paciente hablar, sobre todo “dejar hablar” y entender que en el hablar hay un sinsentido. Sólo que el analista no aguanta el sinsentido.

-En cierto modo, Lacan mismo propone otra posición frente al exceso en la interpretación.

-Es posible. Hay una anécdota de André Green, que vino acá hace muchos años, y dijo: ‘Che, me vinieron a ver ocho didácticos de una pobreza intelectual enorme, hubo uno solo que me pareció inteligente, y fue Alberto Ure, que era director de teatro. Creo que Lacan representa, además, la cultura, algo que no hay en la mayoría de los analistas, es una dimensión del mundo diferente.

Fuente: elsigma.com
Ver toda la entrevista acá

Teatro / Emilio García Wehbi

Entre fantasmas y obsesionesLanacion.com-ADN cultura

Director, actor, dramaturgo, régisseur y docente, prepara un trabajo basado en Francis Bacon y Gilles Deleuze para llevar a Alemania mientras planea estrenar dos obras en Buenos Aires



Emilio García Wehbi, director, dramaturgo, régisseur, actor y docente; un artista experimental que trabaja con el cruce de lenguajes, disciplinas y soportes.
Invitado por los organizadores del Theatertreffen (el encuentro teatral más importante de Alemania), prepara el taller "La profundidad de la superficie. Lógica del cuerpo", que dará en mayo junto con la actriz Maricel Álvarez, su "compañera de vida", según la define. "Está basado en los trípticos de Francis Bacon y en el análisis crítico conceptual que hace Gilles Deleuze en Lógica de la sensación -explica-. Me interesa la relación del cuerpo con la sociedad para correr la mirada dominante sobre lo ideal. La política del cuerpo, en tránsito entre la sociedad de represión y la de control, es un eje de mi trabajo."

Ver nota completa acá (Lanacion.com-ADNcultura)

Frases para armar un botiquín: CsO

“El cuerpo sin órganos se opone menos a los órganos que a esa organización de los órganos que se llama organismo. Es un cuerpo intenso, intensivo. Está recorrido por una onda que traza en el cuerpo niveles o umbrales según la variación de su amplitud. Así pues, el cuerpo no tiene órganos, pero sí umbrales o niveles”. Gilles Deleuze, Francis Bacon. Lógica de la sensación…

Bacon

Rostro

Los manuales de rostro y de paisaje forman una pedagogía, severa disciplina, que inspira a las artes en la misma medida en que ellas le inspiran a ella. La arquitectura sitúa sus conjuntos, casas, pueblos o ciudades, monumentos o fábricas, que funcionan como rostros, en un paisaje que ella transforma. La pintura repite el mismo movimiento, pero también lo invierte, situando un paisaje en función del rostro, tratando tanto uno como otro: "tratado del rostro y del paisaje".  El primer plano cinematográfico trata, fundamentalmente, el rostro como un paisaje, así se define, agujero negro y pared blanca, pantalla y cámara. Pero eso ya sucedía en las demás artes, en la arquitectura, en la pintura, e incluso en la novela: están animadas por primeros planos que inventan todas las correlaciones. Tu madre qué es, ¿un paisaje o un rostro? ¿Un rostro o una fábrica? (Godard). No hay rostro que no englobe un paisaje desconocido, inexplorado; no hay paisaje que no se pueble con un rostro amado o soñado, que no desarrolle un rostro futuro o ya pasado. ¿Qué rostro no ha convocado los paisajes que amalgamaba, el mar y la montaña, qué paisaje no ha evocado el rostro que lo habría completado, qué le habría proporcionado el complemento inesperado de sus líneas y de sus rasgos? Incluso cuando la pintura deviene abstracta, lo único que hace es volver a encontrar el agujero negro y la pared blanca, la gran composición de la tela blanca y de la hendidura negra. Desgarramiento, pero también estiramiento de la tela gracias a un eje de fuga, a un punto de fuga, a una diagonal, a unos navajazos, a una hendidura o a un agujero: la máquina ya está ahí presente, y siempre funciona produciendo rostros y paisajes, incluso los más abstractos.

Dubuffet - Coucou Bazar - 1973

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Bloques rizomáticos


Gilles y Félix


Mil mesetas

Bibliografía de Gilles Deleuze en castellano

DELEUZE, Gilles, Empirismo y Subjectividad (Madrid: Gedisa, 1981) tr. Hugo Acevedo. Prefacio de Oscar Masotta.
DELEUZE, Gilles, Nietzsche y la filosofia (Barcelona: Editorial Anagrama, 1971) tr. Carmen Artal.
DELEUZE, Gilles, La filosofía Crítica de Kant tr. Francisco Monge, en Deleuze, Spinoza, Kant, Nietzsche (Barcelona: Editorial Labor, 1974).
DELEUZE, Gilles, El Bergsonismo (Madrid: Ediciones Catédra, 1987) tr. Luis Ferrero Carracedo.
DELEUZE, Gilles, Presentacion de Sacher-Masoch (Madrid: Taurus, 1973) tr. A.M. García Martínez.
DELEUZE, Gilles, Diferencia y repetición (Gijón: Júcar Universidad, 1988) tr. Alberto Cardín. Introducción de Miguel Morey. Introducción traducida como "Repetición y Diferencia: Introducción" tr.F. Monge en Cuadernos Anagrama 1972.
DELEUZE, Gilles, Spinoza y el problema de la expresión (Barcelona: Muchnik Editores, 1975) tr. Horst Vogel.
DELEUZE, Gilles, Lógica del sentido (Barcelona: Barral, 1970) tr. Ángel Abad. Nueva traducción (Barcelona: Paidós, 1989) tr. Miguel Morey y Víctor Molina.
DELEUZE, Gilles, Spinoza, tr. Francisco Monge en Deleuze, Spinoza, Kant, Nietzsche (Barcelona: Editorial Labor, 1974).
DELEUZE, Gilles, Proust y los signos (Barcelona: Anagrama, 1972) tr. Francisco Monge.
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DELEUZE, Gilles, El Antiedipo (Barcelona: Barral, 1973) tr. Francisco Monge. Nueva edición en Ediciones Paidós S.A., Barcelona.
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DELEUZE, Gilles, Kafka: Por una literatura menor (Mexico: Ediciones Era, 1978) tr. Jorge Aguilar.
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DELEUZE, Gilles, Rizoma (Valencia: Pre-Textos, 1984) tr. Victor Navarro y C. Casillas.
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DELEUZE, Gilles, Política y Psicoanálisis (Mexico: Ediciones Terra Nova, 1980) tr. Raymundo Mier.
DELEUZE, Gilles, "Nietzsche y San Pablo, Lawrence y Juan de Patmos" tr. Ernesto Hernández en El vampiro pasivo 12 (1994), p.21ff.
DELEUZE, Gilles, "Filosofía y memoria" tr. Libia Moez y Gerardo Ramírez en El vampiro pasivo 7-8, p.12.
DELEUZE, Gilles, con Félix Guattari, Mil mesetas (Valencia: Pre-Textos, 1988) tr. José Vázquez Pérez y Umbelena Larraceleta.
DELEUZE, Gilles, Spinoza: Filosofía práctica (Barcelona: Tusquets, 1984) tr. Antonio Escohotado.
DELEUZE, Gilles, La imagen-movimiento: Estudios sobre cine 1 (Barcelona: Paidós, 1984) tr. Irene Agoff.
DELEUZE, Gilles, La imagen-tiempo: Estudios sobre cine 2 (Barcelona: Paidós, 1986) tr. Irene Agoff.
DELEUZE, Gilles, Foucault (Barcelona: Paidós Studio, 1987) tr. José Vázquez Pérez. Prefacio de Miguel Morey.
DELEUZE, Gilles, El Pliegue: Leibniz y el barroco (Barcelona: Paidós, 1989) tr. José Vázquez Pérez y Umbelena Larraceleta.
DELEUZE, Gilles, Pericles y Verdi (Valencia: Pre-Textos, 1989) tr. Umbelena Larraceleta y José Vázquez Pérez.
DELEUZE, Gilles, "¿Qué es un dispositivo?" en Michel Foucault filosofo (Barcelona: Gedisa editorial, 1990) tr. Alberto Bixio.
DELEUZE, Gilles, Conversaciones (Valencia: Pre-Textos, 1995) tr. José Luis Pardo.
DELEUZE, Gilles, "Tener una idea en cine" tr. Jorge Terré en Archipiélago 22 (otoño 1995), pp.52-59.
DELEUZE, Gilles, ¿Qué es la filosofía? (Barcelona: Editorial Anagrama, 1993) tr. Thomas Kauf.
DELEUZE, Gilles, "Para Félix" en Archipiélago 17 (1994) tr. Angels Hernyo Campo [Jordi Terré].
DELEUZE, Gilles, Critica y Clínica (Barcelona: Editorial Anagrama, 1996) tr. Thomas Kauf.
DELEUZE, Gilles, La isla desierta y otros textos (1953-1974) pre-textos 2005
DELEUZE, Gilles, Dos regímenes de locos. Textos y entrevistas (1975-1995) pre-textos 2007