Lo sublime, lo inmenso.

Kant dirá que la naturaleza solo aparentemente es sublime. Lo verdaderamente sublime es el espíritu que se afirma como facultad a través de lo sublime de la naturaleza, y en un caso es el alma que se afirma como alma del movimiento, y en el otro caso, es el alma que se afirma como alma de la luz. Kant definía lo sublime matemático, es decir lo inmenso, así: la bóveda estrellada; la definía diciendo exactamente esto: su imaginación es superada, su imaginación se enfrenta a un límite que no puede franquear. La naturaleza va más allá de los límites de su imaginación. Su imaginación está reducida a la impotencia por la naturaleza porque el espectáculo que les da obliga a cambiar perpetuamente de unidad de medida y a no poder conservar las unidades precedentes cuando llegan a las siguientes, en otras palabras, algo excede el poder de su imaginación, es lo inmenso.