Alicia conquista las superficies

Alicia conquista progresivamente las superficies. Emerge o vuelve a subir a la superficie. Crea superficies. Los movimientos de hundimiento y de enterramiento dejan paso a ligeros movimientos laterales de deslizamiento; los animales de las profundidades se vuelven figuras de naipes sin espesor. A mayor abundamiento, Del otro lado del espejo toma posesión de la superficie de un espejo, instituye la de un tablero de ajedrez. Puros acontecimientos escapan de los estados de cosas. Uno ya no se hunde hasta el fondo, sino que acaba pasando al otro lado a fuerza de deslizarse, haciendo como los zurdos e invirtiendo el derecho y el revés. No se trata de que la superficie tenga menos absurdo que la profundidad. Pero no se trata del mismo absurdo. El de la superficie es como el «Brillo» de los acontecimientos puros, entidades que nunca acaban de llegar o de retirarse. Los acontecimientos puros y sin mezcla brillan por encima de los cuerpos mezclados, por encima de sus acciones y de sus pasiones enmarañadas. Como un vapor de la tierra, exhalan en la superficie un incorpóreo, un puro «expresado» de las profundidades: no la espada, sino el destello de la espada, el destello sin espada como la sonrisa del gato.