13/12/1983, del concepto y el afecto


Un concepto es cero, pero cero, cero, cero, si no cambia la naturaleza de sus afectos. Primero y segundo, si no les aporta nuevos perceptos... ¿Qué quiere decir eso? Sientan que es muy nietzscheano... entonces un concepto, suponemos, es algo inteligible, es una inteligibilidad... digo: cualquier concepto debe estar referido a un afecto, y a cualquier concepto hay que preguntarle: ¿cuáles nuevos afectos me aporta? Pero eso no sería nada aún, ustedes verán, hace falta, simplemente él no lo dice, ustedes tienen un concepto, bueno, él no dice los nuevos afectos que aporta. Eso es de ustedes... los conceptos, son de diferente tipo, pueden ser científicos, pueden ser filosóficos. Bueno, no entro en la cuestión de cual es la diferencia... pero de todas maneras, aun cuando sean conceptos científicos... no sabemos en que eso cambia nuestros afectos, hasta tanto no comprendamos el sentido del concepto. Yo diría ¿qué es eso? Si retomamos la pregunta del sentido, ¿qué quiere decir el sentido, el sentido de una proposición? Para encontrar el sentido de una proposición, a mi modo de ver, es necesario de entrada volver a un concepto... o hay que designar el concepto del cual ella depende, y enseguida, hay que descubrir dos cosas: ¿a qué afectos está ligado ese concepto? y ¿qué es lo que ese concepto me hace percibir? Sub-entendiendo que yo no percibía antes de esa manera. En otras palabras, cualquier concepto es inseparable de un afecto y de un percepto... o de muchos. Quiero decir: lo que usted está en derecho de exigirle a la filosofía, si le interesa la filosofía, es que, cuando usted se propone, o lo que usted esta en derecho de exigirle a la ciencia, igualmente, es darle, inspirarle a usted nuevos afectos, pues de todas maneras lo hará, aún si usted no lo sabe, entonces mejor saberlo... y hacerlo percibir nuevas cosas, inspirarle nuevos afectos.