Podemos hacer tres hipótesis:
1) Puede que sea una pregunta voluntariamente sin respuesta. Su objeto sería hacer callar las respuestas. Filosofía de la paradoja de Kierkegaard, de Chestov (ruso curioso muerto hacia 1930, pues históricamente Chestov conoció muy tarde a Kierkegaard y la semejanza de su filosofía hasta en su expresión es una caso sorprendente de coincidencia) quien a escrito en tono de comentario, un tono extraordinario. Toma partido por Tolstoï y Dostoïevski. Su tesis sobre Shakespeare es un libro que no es posible conseguir. Son también llamados filósofos del escándalo, de la provocación. Pensar es también pensar contra la razón. Con Sócrates comienza la descomposición, la traición. Los dos autores divergen: para Chestov después del hombre y sus preguntas queda el absurdo. Para Kierkegaard queda la fe. El hijo de Abraham le es devuelto pero en el dominio de lo absurdo.
2) La pregunta es tal que contiene en sí la regla de todas las respuestas posibles, libera los principios que servirán para la solución de todos los problemas. Leibniz piensa que un método debe ser universal, es la característica universal según la cual los principios serían descubierto en la estructura de todos los problemas: 4 principios: identidad, razón suficiente, indiscernibilidad, continuidad.
3) La pregunta nos da una regla para distinguir los verdaderos problemas y los falsos y esto es lo que hay que esperar de lo que funda, es la dirección de Kant. Para él la ilusión típica son los problemas planteados por Leibniz: por qué esto más bien que eso... etc. En ese sentido el autor más kantiano es Bergson: visión irracional del fundamento.