Escribir ni se cumple en (el) presente, ni presenta, ni se presenta: y menos aún representa, salvo para jugar con lo repetitivo que introduce en el juego, con respecto a todo poder de empezar, la anterioridad temporalmente inasequible de volver a empezar, como si el re–presentante jugase, en la multiplicidad por demás que la palabra indica, con una pluralidad siempre supuesta por el retorno, sin adelantarse a una presencia todavía por venir ni asignarla tampoco al pasado. Escribir, en este sentido, es siempre, ante todo, reescribir, y reescribir no remite a ninguna escritura previa, como tampoco a una anterioridad de habla o de presencia o de significación.