Signo y problema


El signo es del orden de una intensidad, nunca es un significante, que irrumpe desde una temporalidad que no es cronológica o histórica, en esta apertura se formula un problema en un nuevo campo de problematización.
El campo de problematización es conceptual y afectivo, actualizado en el plano social, familiar, intelectual, económico, etc.
Es justamente en este campo donde se da la conjunción entre pensamiento y pasión, entre afecto y concepto. De allí que sea necesario hacer estallar la palabra para posibilitar que la fuerza del signo arrase al pensamiento a pensar.
El campo de problematización es intensivo, una meseta, un virtual que actualiza en múltiples efectuaciones. Un campo heterogéneo, de la multiplicidad. Cuando no se genera, el pensamiento no es forzado y solo reflexiona, piensa sobre sí mismo; reina entonces el mundo de los significantes que se le resisten a la presencia incomoda de los signos.
Un problema no es un espacio temático, es la errancia del pensamiento alerta ante los puntos de llegada, para mutarlos por líneas de génesis creativa.