Nadie me ayuda, devenires lacanianos.



Félix me habló de lo que él llamaba, ya entonces, las máquinas deseantes: toda una concepción teórica y práctica del inconsciente–máquina, del inconsciente esquizofrénico. Entonces tuve la impresión de que era él quien llevaba la delantera. Sólo que, con todo y su inconsciente–máquina, él hablaba aún en términos de estructura, significante, falo, etc. No podía ser de otro modo, considerando la deuda que él (como yo mismo) tenía con Lacan.




Precisamente porque tenemos una gran deuda con Lacan, hemos
renunciado a nociones como la estructura, lo simbólico o el significante,
malas nociones que el propio Lacan siempre ha sabido distorsionar
para mostrar su reverso.


Lacan dice:
“nadie me ayuda”


Nosotros le hemos ayudado esquizofrénicamente.