19 de mayo 1987



¿Todo el mundo escucha bien? Bueno, quisiera primero decir algo práctico, y quiero que me perdonen por hacerlo. Mi salud, se lo digo a ustedes, esta muy regular y es necesario que tome un reposo. Entonces dejare muy pronto el curso. Dejarlo es perfecto. Siento que ha llegado el momento, ya no pasa más: hacer cursos es muy especial, es muy curioso. Hay un momento en el que se siente que ha llegado el momento. No que sea la actividad más divina del mundo, para nada, pero es una actividad muy especial. Entonces me detendré muy pronto, pero voy a terminar al menos lo que yo quería, es decir voy, hoy, pero ustedes verán de que forma, y después haré todavía dos cursos, dos cursos sobre lo que yo tenía, es decir: la armonía y la comparación de la armonía musical en la época de Leibniz, y de lo que Leibniz llamaba la armonía. Les explicaré lo que quiero que hagamos hoy, y, en las próximas dos semanas será sobre la armonía: tengo necesidad del concurso de dos auditores, aquí, competentes en música. Pero también tengo necesidad de otras personas.

A grosso modo, precipito un poco el final de los cursos pero eso no es muy grave porque hemos hecho un poco lo que yo quería, lo esencial de lo que yo había deseado decir sobre Leibniz. Vendré todavía en junio, pero solo para ver a los estudiantes sea del primer ciclo, sea del segundo, sea de tesis, que tienen necesidad de verme y que habitualmente no tengo nunca tiempo de ver.