El universo maquínico de las imágenes-movimiento

posted by Fernando Reberendo
¿Qué diferencia hay entre la cosa y la percepción de la cosa?
Aquí estamos en pleno corazón de lo que eran las dificultades de la psicología clásica.
De cierta manera, no hay diferencia: la percepción es la cosa misma. Una vez más, decir que las cosas son las percepciones, si, muchos filósofos lo habían dicho en el pasado, por ejemplo Berkeley. Pero lo que quiere decir Bergson no tiene absolutamente nada en común con eso, pues, en cuanto a los otros, Bergson no quiere decir eso. Quiere decir que las cosas son las percepciones en sí...
Si se acepta que el secreto de la fenomenología está contenido en la formula estereotipada, muy bien conocida, de: "toda conciencia es conciencia de algo", con la que pensaban, justamente, ir más allá de la dualidad de la conciencia y del cuerpo, de la conciencia y de las cosas. El procedimiento bergsoniano es completamente diferente y su formula estereotipada, si la inventamos, sería: "toda conciencia es algo". Es necesario ver la diferencia de esas dos formulas
Lo que hay en común entre la fenomenología y Bergson, es esta especie de superación de la dualidad imagen-movimiento. Quieren sacar a la psicología de un camino trillado. Pero si esa meta les es común, ellos la realizan, la efectúan de manera completamente diferente.
Un mundo fracturado en imágenes en la conciencia y en movimientos en el cuerpo planteaba cantidad de dificultades. Pero, ¿por qué planteaba dificultades a fines del siglo XIX y no antes? ¿Es por azar que coincide con los inicios del cine? ¿No habrá sido el cine una especie de trastorno que vuelve cada vez más imposible una separación de la imagen, la cual remitiría a una conciencia, y un movimiento, el cual remitiría a los cuerpos?La fenomenología, a pesar de todo, conserva las posiciones precinematográficas, mientras que Bergson desarrolla quizá, en "Materia y Memoria", un extraño universo que se podría llamar cinematográfico y que está mucho más próximo de una concepción cinematográfica del movimiento que la concepción fenomenológica del movimiento.La imagen es lo que actúa sobre las otras imágenes y lo que reacciona a la acción de otras imágenes. La imagen sufre las acciones de otras imágenes y reacciona. ¿Por qué esa palabra "imagen"? Es muy simple, y nuestra comprensión es un poco afectiva. La imagen es lo que aparece. Se llama imagen a lo que aparece. La filosofía siempre ha dicho "lo que aparece es el fenómeno". El fenómeno, la imagen, es lo que aparece en tanto aparece. Bergson nos dice, entonces, que lo que aparece está en movimiento y, en un sentido, es muy clásico. Lo que no es clásico es lo que saca de allí. El toma en serio esta idea. Si lo que aparece está en movimiento, solo hay imágenes-movimiento. Eso quiere decir, no solo que la imagen actúa y reacciona, ella actúa sobre otras imágenes y las otras imágenes reaccionan sobre ella, pero ella actúa y reacciona en todas sus partes elementales. Esas partes elementales que son ellas mismas imágenes, o movimientos.
Ella reacciona en todas sus partes elementales o, como dice Bergson, bajo todas sus caras: cada imagen actúa y reacciona en todas sus partes y bajo todas sus caras que son ellas mismas imágenes. ¿Qué quiere decir eso? El intenta decirnos: no consideren que la imagen es un soporte de acción y reacción, sino que la imagen es en sí misma, en todas sus partes, y bajo todas sus caras, acción y reacción, o si lo prefieren: acción y reacción son de las imágenes. En otros términos, la imagen es el estremecimiento, la vibración.
No hay ni cosa ni conciencia. La fenomenología conservará todavía las categorías de cosas y de conciencia, trastornando su relación. Para Bergson, no hay ni cosa ni conciencia. Solo hay imágenes-movimiento en perpetua variación las unas con relación a las otras. ¿Por qué? Porque es el mundo de las imágenes-movimiento puesto que toda imagen como imagen ejerce las acciones y sufre las acciones, puesto que sus partes como imágenes son ellas mismas las acciones y reacciones. La cosa son las imágenes, las cosas son las imágenes, los estremecimientos, las vibraciones.
Bergson: no hay dualidad entre la imagen y el movimiento, como si la imagen estuviese en la conciencia y el movimiento en las cosas. ¿Qué hay? Solamente imágenes-movimiento. Es en sí misma que la imagen es movimiento y en sí mismo que el movimiento es imagen. La verdadera unidad de la experiencia es la imagen-movimiento. A este nivel solo hay imágenes-movimiento. Un universo de imágenes-movimiento. Las imágenes-movimiento son el universo.
El universo de las imágenes-movimiento merece el nombre de universo porque no se reduce a un sistema mecánico, y sin embargo excluye toda finalidad, toda meta, aún más excluye toda razón. De ahí la necesidad de encontrar un término que distinguiera bien la especificidad de este universo de las imágenes-movimiento. La palabra maquínica parece necesaria. No es un universo mecanicista ni mecánico, es un universo maquínico. Es el universo maquínico de las imágenes-movimiento. ¿Cuál es el interés de lo maquínico? Es que es por él, que podemos englobar la triple identidad imagen= movimiento= materia. Es el agenciamiento maquínico de las imágenes-movimiento. ¿El cine no és esto, al menos en una definición parcial? Lo que cuenta es la triple identidad imagen= movimiento= materia. Esta triple identidad define lo que se llamará en adelante el universo material o el agenciamiento maquínico de las imágenes-movimiento.






El cine es el agenciamiento de las imágenes-movimiento.








Recuerdos de un brujo

Posted by Fernando Reberendo
Devenir nunca es imitar, ni hacer como, ni adaptarse a un modelo.
Nunca hay un término del que se parta, ni al que se llegue o deba llegarse. Ni tampoco dos términos que se intercambien.
A medida que alguien deviene aquello en lo que deviene cambia tanto como él. Afectos, afectaciones de manada. El afecto no es un sentimiento personal, es la efectuación de una potencia de manada, que desencadena y hace vacilar al YO.
¿Quién no ha conocido la violencia de esas secuencias animales, que le apartan de la humanidad aunque solo sea un instante, y que le hacen mordisquear su pan como un roedor o le proporcionan los ojos amarillos de un felino?
Devenires inusitados, nada de regresiones, aunque fragmentos de regresión se añadan a ellos.
Los Devenires son fenómenos de doble captura, de bodas entre dos reinos.
Una conversación podría ser eso, el simple trazado de un devenir.
Escribir es un devenir, es por ello que el escritor es un brujo.
El escritor es un brujo porque vive el animal como la única población ante la cual es responsable por derecho.
Todo animal es en primer lugar una banda o manada. No devenimos animal sin una fascinación por la manada, por la multiplicidad.
La multiplicidad que nos fascina, ya esta en relación con una multiplicidad que nos habita por dentro.
Bancos, bandas, rebaños, poblaciones, no son formas sociales inferiores, son afectos y potencias, involuciones, que arrastran a todo animal a un devenir no menos potente que el del hombre con el animal.
Las bandas humanas y animales, proliferan con los contagios, las epidemias, los campos de batalla y las catástrofes.
Los brujos saben que los hombres lobos son bandas, los vampiros también, y que esas bandas se transforman las unas en las otras.
El vampiro no filia, contagia. La diferencia es que el contagio, la epidemia, pone en juego términos completamente heterogéneos.
HOMBRE-BACTERIA-VIRUS-MOLECULA-MICROORGANISMO-ARBOL-MOSCA-CERDO
Combinaciones que no son ni genéticas, ni estructurales, Inter-reinos, participaciones contra natura, así es como procede la naturaleza, contra si misma.
Hay tantos sexos como términos en simbiosis, tantas diferencias como elementos intervienen en un proceso de contagio.
El universo no funciona por filiación.
Entre un hombre y una mujer pasan muchos seres, que vienen de otros mundos, traídos por el viento, que hacen Rizoma alrededor de las raíces, y que no se pueden entender en términos de producción, sino únicamente de DEVENIR.

MALAMUD, Bernard. El hombre de Kiev

«Digame lo que le ha conducido a leer a Spinoza. ¿El hecho de que fuera judío?
—No, su Señoria, ni siquiera sabía que lo era cuando fui a dar con su
libro. Y además, si usted ha leido la historia de su vida, sabrá que en la
sinagoga no le querían nada. Encontré el volumen en el puesto de un cambalachero de la ciudad vecina; pagué por él un kopek reprochándome en aquél momento el derrochar un dinero tan difícil de ganar. Más adelante lei algunas páginas, y luego seguí como si una ráfaga de viento me empujara por detrás. No lo entendí todo, ya se lo dije, pero en cuanto uno palpa semejantes ideas es como si se encontrara volando con una escoba de bruja. Ya no era el mismo hombre...
—¿Me podría explicar el significado que tiene para usted la obra de Spinoza? En otros términos, si es una filosofía, ¿en qué consiste?...—No es fácil decirlo.., según el tema tratado en los distintos capítulos y aunque todo tenga una coherencia subterránea, el libro significa cosas
diferentes. Pero creo que significa sobre todo que Spinoza quiso hacer de él mismo un hombre libre —tan libre como fuera posible dada su filosofía, sí me explico— y esto yendo hasta el final de sus propios pensamientos, y ligando todos los elementos los unos con los otros, sí a su Señoría no le importa perdonar este galimatías.»


El hombre de Kiev (1966), novela por la que obtuvo el premio Pulitzer, es un intenso relato de la vida de un trabajador judío ruso injustamente condenado a prisión; esta obra, basada en una historia real, es también una alegoría del holocausto.








Posted by Fernando Reberendo




Delaunay y la Simultaneidad

posted by Fernando Reberendo
La desmesura es el conjunto del tiempo, es la inmensidad del pasado y del futuro.
Ya no es el intervalo, presente variable, es la inmensidad del pasado y del futuro, es el conjunto del tiempo constituido como simultaneidad.





Y bajo la pluma de Gance surge la fórmula del simultaneísmo, ¿a qué hace eco esta fórmula? En la misma época, los pintores lanzan la consigna del simultaneísmo. ¿En qué se distinguen estos pintores del cubismo? ¿La diferencia será solo práctica, a nivel de las formas que adoptan? No se cansan de explorar las circunferencia, los semi-círculos, contrariamente a los cubistas que tienen necesidad de la descomposición por superficies angulares, por detenciones.
Esos simultaneístas son los Delaunay, los Léger, que lanzan, en la pintura, los arcos de círculo más extraordinarios.
Léger se apasiona por el cine en función de sus posibilidades de simultaneísmo.
El simultaneísmo no es el presente, ni la captura del presente, no es el impresionismo (el arte del intervalo). El simultaneísmo, es la eternidad del tiempo, no es la eternidad a secas, es la eternidad como eternidad del tiempo, el tiempo captado como conjunto del tiempo. La inmensidad, la simultaneidad del pasado y del futuro en el conjunto.
Y ¿cuándo y dónde, el pasado y el futuro son simultáneos?
Solo y únicamente en el conjunto del tiempo, si los sacamos del conjunto del tiempo, ya no son simultáneos.

La rueda de Delaunay y la rueda de Léger son el conjunto del tiempo. Para añadir un tercer gran nombre, Messiaen. El elabora una concepción célebre que llamará los ritmos no retrogradables. Son, por ejemplo, cuando usted tiene dos ritmos, uno a la izquierda y otro a la derecha, que son el inverso el uno del otro, es decir que son la retrogradación el uno del otro, y en el centro hay un ritmo constante. El conjunto de los tres define, según Messiaen, un ritmo no retrogradable.


Sobra decir que los colores de Delaunay son típicamente no retrogradables; son la modulación de los colores. Hay un pintor que ha utilizado la expresión "ritmo no retrogradable" a propósito de la pintura y la modulación de los colores, y es Klee, en su diario.

Messiaen da como ejemplo los colores de una mariposa.

¿Qué quiere decir todo esto?

Es, precisamente, la búsqueda y la captura de un desmesurado y sublime visual. Ese sublime visual es el conjunto del tiempo. Es el simultaneísmo, es decir la inmensidad del futuro y del pasado en tanto que son simultáneos, y solo son simultáneos en el conjunto del tiempo. ¿Qué quiere decir "el conjunto del tiempo"? Les hablare de gente que ha dado a esta noción una consistencia, aún si esta noción no se tiene independientemente de ellos.
Un círculo de Delaunay es una respuesta a
¿qué es "el conjunto del tiempo"?

Bob Dylan: Arrogancia y prodigio, modestia tambien en este poema.


Si, soy un ladrón de pensamientos,
un ladrón de almas no, os lo juro;
he construido y reconstruido
sobre lo que esta esperando
porque la arena de las playas
esculpe muchos castillos
sobre lo que ya estuvo abierto
antes de mi llegada
una palabra, una musiquilla, una historia, una línea,
llaves en el viento para que mi mente huya
y proporcionar a mis cerrados pensamientos una
[corriente de aire fresco;
no es lo mio, sentarme y meditar
perdiendo el tiempo preguntándome,
pensando pensamientos que nunca han sido
[pensados,
pensando sueños que nunca han sido soñados,
nuevas palabras que se armonizarían rimando...;
nuevas palabras que se armonizarían rimando...;
me importan un pito las reglas nuevas
puesto que aún no han sido fabricadas;
grito lo que suena en mi cabeza
sabiendo que yo y los de mi especie somos
los que haremos esas reglas...;
si la gente de mañana
tiene verdadera necesidad de las reglas de hoy,
fiscales del tribunal supremo, uníos,
el mundo no es mas que un tribunal,
si,
pero yo conozco los acusados mejor que vosotros
y mientras vosotros os dedicáis a juzgarlos,
nosotros nos dedicamos a silbar,
limpiamos la audiencia,
barriendo, barriendo,
escuchando, escuchando,
guiñandonos el ojo,
cuidado,
cuidado,
pronto os tocará a vosotros.
Bob Dylan


Como profesor, me gustaría dar una clase como Dylan, que mas que un autor, es un asombroso productor, organiza una canción.


Empezar como él, de golpe, con su máscara de clown, con ese arte de tener previsto cada detalle y sin embargo parezca improvisado.


Ni método, ni reglas, ni recetas, tan solo una larga preparación. G.D

posted by Fernando Reberendo

Recuerdos de un Bergsoniano


Posted by Fernando Reberendo

El estructuralismo no explica los Devenires, puesto que precisamente niega o al menos desvaloriza su existencia.
Un devenir, no es ya una correspondencia de relaciones. Pero tampoco es una semejanza, una imitación y en ultima instancia, una identificación.
Devenir no es progresar ni regresar según una serie. Y, sobre todo, devenir no se produce en la imaginación, incluso cuando esta alcanza el nivel cósmico o dinámico.
Los Devenires animales no son sueños ni fantasmas. Son perfectamente reales.
El devenir no produce otra cosa que si mismo. Es una falsa alternativa la que nos hace decir: o bien se imita, o bien se es.
Lo que es real es el propio devenir, el bloque de devenir, y no los términos supuestamente fijos en los que se transformaría el que deviene.
El devenir puede y debe ser calificado como devenir-animal, sin que tenga un término que sería el animal devenido.
El devenir-animal del hombre es real, sin que sea real el animal que el deviene; y, simultáneamente, el devenir-otro del animal es real sin que ese otro sea real.
Coexistencia de duraciones muy diferentes, todas comunicantes.
El devenir es del orden de la alianza, no es del orden de la descendencia o de la filiación.
Seres de escalas y reinos totalmente diferentes, sin ninguna filiación posible.
El devenir es involutivo, pero no confundir involución con regresión.
Toda involución es creadora.
Regresar es ir hacia el menos diferenciado. Pero involucionar es formar un bloque que circula según su propia línea ENTRE los términos empleados y bajo las relaciones asignables.
Devenir:
No es imitar
No es identificarse
No es progresar
No es regresar
No es corresponder
No es producir filiación
No es producir por filiación
No es un árbol clasificatorio ni genealógico
No es parecer
Es un VERBO con toda su consistencia.
Comunicaciones transversales entre poblaciones heterogéneas.
Devenir es un Rizoma.

¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos?

G. Deleuze - F. Guattari

El huevo dogón y la distribución de intensidades

28 Noviembre 1947
¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos?

De todas maneras tenéis uno (o varios), no tanto porque preexista o venga dado hecho -aunque en cierto sentido preexiste-, sino porque de todas maneras hacéis uno, no podéis desear sin hacer uno -os espera, es un ejercicio, una experimentación inevitable, ya hecha en el momento en que la emprendéis, no hecha en tanto que no la emprendáis. No es tranquilizador, puesto que podéis fallarlo. 0 bien puede ser terrorífico, conduciros a la muerte. Es no-deseo tanto como deseo.
De ningún modo es una noción, un concepto, más bien es una práctica, un conjunto de prácticas. El Cuerpo sin Organos no hay quien lo consiga, no se puede conseguir, nunca se acaba de acceder a él, es un límite. Se dice: ¿qué es el CsO? -pero ya se está en él, arrastrándose como un gusano, tanteando como un ciego, corriendo como un loco, viajero del desierto y nómada de la estepa. En él dormimos, velamos, combatimos, vencemos y somos vencidos, buscamos nuestro sitio conocemos nuestras dichas más inauditas y nuestras más fabulosas caídas, penetramos y somos penetrados, amamos. El 28 de Noviembre de 1947, Artaud declara la guerra a los órganos: Para acabar con el juicio de Dios, "Pues atadme si queréis, pero yo os digo que no hay nada más inútil que un órgano". Y es una experimentación no sólo radiofónica, sino biológica, política, que provoca la censura y la represión. Corpus y Socius, política y experimentación. Os impedirán experimentar en vuestro rincón.
El CsO: ya está en marcha desde el momento en que el cuerpo está harto de los órganos y quiere deshacerse de ellos, o bien los pierde. Interminable procesión: -del cuerpo hipocondríaco, cuyos órganos están destruidos, la destrucción ya está consumada, ya nada pasa, "la Srta. X afirma que ya no tiene ni cerebro ni nervios ni pecho ni estómago ni tripas, ya no le queda más que la piel y los huesos del cuerpo desorganizado", esas son sus propias expresiones; -del cuerpo paranoico, cuyos órganos no cesan de ser atacados por influjos, pero también reconstituidos por energías exteriores ("durante mucho tiempo ha vivido sin estómago, sin intestinos, casi sin pulmones, con el esófago desgarrado, sin vejiga, con las costillas hechas polvo, incluso a veces había llegado a comer parte de su propia laringe,... y así sucesivamente, pero los milagros divinos siempre habían regenerado lo que había sido destruido..."); -del cuerpo esquizofrénico, accediendo a una lucha interior activa que libra contra los órganos y cuyo precio es la catatonia, y luego del cuerpo drogado, esquizo - experimental : "el organismo humano es escandalosamente ineficaz; en lugar de una boca y de un ano, que corren el riesgo de estropearse, ¿por qué no podría haber un sólo orificio polivalente para la alimentación y la defecación? Se podría obturar la boca y la nariz, rellenar el estómago y abrir directamente en los pulmones un agujero de ventilación, así tenía que haber sido desde un principio" (1); -del cuerpo masoquista, que se comprende mal a partir del dolor, porque fundamentalmente es un asunto de Cs0; el masoquista se hace coser por su sádico o su puta, coser los ojos, el ano, el ureter, los pechos, la nariz; se hace inmovilizar para detener el ejercicio de los órganos, despellejar como si los órganos dependieran de la piel, sodomizar, asfixiar para que todo quede herrnéticamente cerrado.
¿Por qué esta cohorte lúgubre de cuerpos cosidos, vidriosos, catatonizados, aspirados, cuando el Cs0 también está lleno de alegría, de éxtasis, de danza? ¿Por qué todos estos ejemplos, por qué hay que pasar por ellos? Cuerpos vaciados en lugar de cuerpos llenos. ¿Qué ha pasado? ¿Habéis empleado la prudencia necesaria? No la sabiduría, sino la prudencia como dosis, como regla inmanente a lo experimentación: inyecciones de prudencia. Muchos son vencidos en esta batalla. ¿Tan triste y peligroso es no soportar los ojos para ver, los pulmones para respirar, la boca para tragar, la lengua para hablar, el cerebro para pensar, el ano y la laringe, la cabeza y las piernas? Por qué no caminar con la cabeza, cantar con los senos nasales, ver con la piel, respirar con el vientre. Cosa simple, Entidad, Cuerpo lleno, Viaje inmóvil, Anorexia, Visión cutánea, Yoga, Krishna, Love, Experimentación. Donde el psicoanálisis dice: Detenéos, recobrad vuestro yo, habría que decir: Vayamos todavía más lejos, todavía no hemos encontrado nuestro CsO, desecho suficientemente nuestro yo. Sustituid la anamnesis por el olvido, la interpretación por la experimentación. Encontrad vuestro cuerpo sin órganos, sed capaces de hacerlo, es una cuestión de vida o de muerte, de juventud o de vejez, de tristeza o de alegría. Todo se juega a ese nivel.
Maîtrese, "1) puedes amarrarme fuertemente encima de la mesa, durante diez o quince minutos, mientras preparas los instrumentos; 2) me das cien latigazos por lo menos, luego haces una pausa de algunos minutos; 3) comienzas a coser, coses el agujero del glande, y éste a la piel que hay a su alrededor, impidiéndole así descapullar, coses la bolsa de los cojones a la piel de los muslos. Coses los pechos, coses sólidamente un botón de cuatro agujeros a cada pezón. Si quieres puedes unirlos con un elástico de ojal. Pasas luego a la segunda fase: 4) puedes elegir entre ponerme boca abajo sobre la mesa, amarrado por la cintura, con las piernas juntas, o bien atarme únicamente al poste, con las muñecas y las piernas juntas, con todo el cuerpo fuertemente atado; 5) me das latigazos en la espalda las nalgas cien latigazos por lo menos; 6) juntas las nalgas y las coses, coses toda la raya del culo. Todo bien cosido con hilo doble y puntada a puntada. Si estoy sobre la mesa me atas entonces al poste; 7) me das cincuenta fustazos en las nalgas; 8) si quieres complicar la tortura y ejecutar tu amenaza de la última vez, me clavas profundamente los alfileres en las nalgas; 9) puedes entonces ponerme en la silla y atarme, me das cincuenta fustazos en los pechos y me clavas los alfileres más pequeños, si quieres puedes calentarlos y ponerlos al rojo, previamente, todos o algunos. La atadura en la silla debería ser sólida y con las muñecas en la espalda para hacer que salga el pecho. Si no he hablado de quemaduras es porque debo pasar pronto una revisión médica y tardan mucho en curar". No es un fantasma es un programa: diferencia esencial entre la interpretación psicoanalítica y la experimentación antipsicoanalítica del programa. Entre el fantasma, interpretación que a su vez hay que interpretar, y el programa, motor de experimentación (2). El Cs0 es lo que queda cuando se ha suprimido todo. Y lo que se suprime es precisamente el fantasma, el conjunto de significancias y de subjetivaciones. El psicoanálisis hace justo lo contrario: lo traduce todo en fantasmas, lo convierte todo en fantasmas, conserva el fantasma, y se caracteriza por fallar lo real, puesto que falla el CsO.
Algo va a pasar, algo está pasando ya. Pero no hay que confundir exactamente lo que pasa sobre el Cs0 y la manera de hacerse uno. No obstante, una cosa está incluída en la otra. De ahí las dos fases enunciadas en la carta precedente. ¿Por qué dos fases perfectamente diferenciadas, cuando en los dos casos se trata de lo mismo, de cosidos y de latigazos? Una es para la fabricación del CsO, otra para hacer circular, pasar algo; los mismos procedimientos presiden las dos fases, pero necesitan ser reemprendidos, emprendidos dos veces. Lo cierto es que el masoquista se ha hecho un Cs0 en tales condiciones que, como consecuencia, éste ya sólo puede estar poblado por intensidades de dolor, ondas doloríferas. Tan falso es decir que el masoquista busca el dolor como decir que busca el placer de una manera especialmente diferida o desviada. El masoquista busca un CsO, pero de tal tipo que sólo podrá ser llenado, recorrido por el dolor, en virtud de las propias condiciones en las que ha sido constituido. Los dolores son las poblaciones, las manadas, los modos del masoquista-rey en el desierto que él ha hecho nacer y crecer. E igual ocurre con el cuerpo drogado y las intensidades de frío, las ondas frigoríficas.
Para cada tipo de Cs0 debemos preguntar: 1) ¿cuál es ese tipo, cómo está fabricado, por qué procedimientos y medios que prejuzgan ya lo que va a pasar?; 2) ¿cuáles son sus modos, que pasa, con que variantes, qué sorpresas, qué imprevistos con relación a lo esperado? En resumen, entre un Cs0 de tal o tal tipo y lo que pasa sobre él hay una relación muy particular de síntesis o de análisis: síntesis a priori en la que algo va a ser necesariamente producido bajo tal modo, pero sin que se sepa lo que va a ser producido; análisis infinito en el que lo que es producido sobre el Cs0 ya forma parte de la producción de ese cuerpo, ya está incluido en él, sobre él, pero al precio de una infinidad de pasos, de divisiones y de subproducciones. Experimentación muy delicada, puesto que no debe haber estancamiento de los modos ni desviación del tipo: el masoquista, el drogadicto, rozan constantemente esos peligros que vacían su Cs0 en lugar de llenarlo.
Se puede fracasar dos veces, y, sin embargo, es el mismo fracaso, el mismo peligro: al nivel de la constitución del CsO, y al nivel de lo que pasa o no pasa. Creíamos habernos hecho un buen CsO, habíamos escogido el Lugar, la Potencia, el Colectivo (siempre hay un colectivo, incluso si se está solo), y luego nada pasa, nada circula, o algo hace que eso ya no pase. Un punto paranoico, un punto de bloqueo o un arrebato delirante, como se ve claramente en el libro de Bourroughs junior, Speed. ¿Podemos asignar ese punto peligroso, hay que expulsar al bloqueador, o, al contrario, "amar, honrar y servir al demente cada vez que sale a la superficie"? Bloquear, estar bloqueado, ¿no es todavía una intensidad? En cada caso, hay que definir lo que pasa y no pasa, lo que hace pasar e impide pasar. Como en el circuito de la carne, según Lewin, algo pasa a través de los canales cuyas secciones están determinadas por puertas, con porteros, pasadores (3). Abridores de puertas y cerradores de trampillas, Malabars y Fierabras. El cuerpo no es más que un conjunto de válvulas, cámaras, esclusas, recipientes o vasos cornunicantes: un nombre propio para cada uno, poblamiento del CsO, Metrópolis, que hay que manejar con látigo. ¿Qué puebla, qué pasa y qué bloquea?
Un Cs0 está hecho de tal forma que sólo puede ser ocupado, poblado por intensidades. Sólo las intensidades pasan y circulan. Además, el Cs0 no es una escena, un lugar, ni tampoco un soporte en el que pasaría algo. Nada tiene que ver con un fantasma, nada hay que interpretar. El Cs0 hace pasar intensidades, las produce y las distribuye en un spatium a su vez intensivo, inextenso. Ni es espacio ni está en el espacio, es materia que ocupará el espacio en tal o tal grado, en el grado que corresponde a las intensidades producidas. Es la materia intensa y no formada, no estratificada, la matriz intensiva, la intensidad = 0; pero no hay nada negativo en ese cero, no hay intensidades negativas ni contrarias. Materia igual a energía. Producción de lo real como magnitud intensiva a partir de cero. Por eso nosotros tratamos el CsO como el huevo lleno anterior a la extensión del organismo y a la organización de los órganos, anterior a la formación de los estratos, el huevo intenso que se define por ejes y vectores, gradientes y umbrales, tendencias dinámicas con mutación de energía, movimientos cinemáticos con desplazamiento, migraciones, y todo ello independientemente de las formas accesorias, puesto que los órganos sólo aparecen y funcionan aquí como intensidades puras (4). El órgano cambia al franquear un umbral, al cambiar de gradiente. "Los órganos pierden toda constancia, ya se trate de su emplazamiento o de su función, (... ) por todas partes aparecen órganos sexuales, brotan anos, se abren para defecar, luego se cierran , ( ... ) el organismo entero cambia de textura y de color, variaciones alotrópicas reguladas a la décima de segundo ..." (5). Huevo tántrico.
Finalmente, ¿no sería la Etica el gran libro sobre el Cs0? Los atributos son los tipos o los géneros del CsO, sustancias, potencias, intensidades Cero como matrices productivas. Los modos son todo lo que pasa: las ondas y vibraciones, las migraciones, umbrales y gradientes, las intensidades producidas bajo tal o tal tipo, a partir de tal matriz. El cuerpo masoquista como atributo o género de sustancias y su producción de intensidades, de modos doloríficos a partir de su costura, de su grado 0. El cuerpo drogado como otro atributo, con su producción de intensidades específicas a partir del Frío absoluto = 0. ("Los yonquis se quejan sin cesar de lo que ellos llaman el Gran Frío, y levantan el cuello de sus negros, y aprietan con las manos sus flacos cuellos. Es todo teatro: el yonqui no quiere estar al calor, quiere estar al fresco, al frío, al Gran Hielo. Pero el frío debe alcanzarle como la droga: no en el exterior, donde no le hace ningún bien, sino en el interior de si mismo, para que pueda sentarse tranquilamente, con la columna vertebral tan rígida como el émbolo helado de un gato hidráulico y su metabolismo cayendo al Cero absoluto...") etc. El problema de una misma sustancia para todas las sustancias, de una sustancia única para todos los atributos deviene: ¿existe un conjunto de todos los Cs0? Pero, si el Cs0 es ya un límite, ¿qué habría que decir del conjunto de todos los CsO? El problema ya no es el de lo Uno y el de lo Múltiple, sino el de la multiplicidad de fusión que desborda efectivamente cualquier oposición entre lo uno y lo múltiple. Multiplicidad formal de los atributos sustanciales que como tal constituye la unidad ontológica de la sustancia. Continuum de todos los atributos o géneros de intensidad bajo una misma sustancia, y de las intensidades de un cierto género bajo un mismo tipo o atributo.Contiuum de todas las sustancias en intensidad, pero también de todas las intensidades en sustancia. Continuum ininterrumpido del CsO. El CsO, inmanencia, límite inmanente. Los drogadictos, los masoquistas, los esquizofrénicos, los amantes, todos los Cs0 rinden homenaje a Spinoza. El Cs0 es el campo de inmanencia el plan de consistencia propio del deseo (justo donde el deseo se define como proceso de producción, sin referencia a ninguna instancia externa, carencia que vendría a socavarlo, placer que vendría a colmarlo).
Cada vez que el deseo es traicionado, maldecido, arrancado de su campo de inmanencia, ahí hay un sacerdote. El sacerdote ha lanzado la triple maldición sobre el deseo: la de la ley negativa, la de la regla extrínseca, la del ideal trascendente. Mirando hacia el Norte el sacerdote ha dicho: deseo es carencia (¿cómo no iba a carecer de lo que desea?). El sacerdote realizaba así el primer sacrificio, llamado castración, y todos los hombres y mujeres del Norte le seguían gritando cadenciosamente "carencia, carencia es la ley común". Luego, mirando hacia el Sur, el sacerdote ha relacionado el deseo con el placer. Pues hay sacerdotes hedonistas e incluso orgásticos. El deseo se satisfará en el placer; y no sólo el placer obtenido acallará momentaneamente el deseo, sino que obtenerlo ya es una forma de interrumpirlo, de descargarlo inmediatamente y de descargarnos de él. El placer-descarga: el sacerdote realizaba así el segundo sacrificio llamado masturbación. Por último, mirando hacia el Este exclamó: el goce es imposible, pero el imposible goce está inscrito en el deseo. Pues tal es el Ideal, en su imposibilidad misma, la carencia-de-gozar que es la vida. El sacerdote realizaba así el tercer sacrificio, fantasma o mil y una noches, ciento veinte días, mientras que los hombres del Este cantaban: sí, seremos vuestro fantasma, vuestro ideal y vuestra imposibilidad, los vuestros y también los nuestros. El sacerdote no había mirado hacia el Oeste, puesto que sabía perfectamente que estaba ocupado por un plan de consistencia, pero creía que esa dirección estaba cerrada por las columnas de Hércules, no tenía salida, no estaba habitada por hombres. Sin embargo, ahí era donde se ocultaba el deseo, el Oeste era el camino más corto del Este, y de las otras direcciones redescubiertas o desterritorializadas.
La figura más reciente del sacerdote es el psicoanalista, con sus tres principios, Placer, Muerte y Realidad. Sin duda, el psicoanálisis había mostrado que el deseo no estaba sometido a la procreación ni siquiera a la genitalidad. Esa era su modernidad. Pero seguía conservando lo esencial, incluso había hallado nuevos medios para inscribir en el deseo la ley negativa de la carencia, la regla externa del placer, el ideal transcendente del fantasma. Veamos si no su interpretación del masoquismo: cuando no se invoca la ridícula pulsión de muerte, se pretende que el masoquista, como todo el mundo, busca el placer, pero no puede alcanzarlo a causa de los dolores y de las humillaciones fantasmáticas cuya función sería calmar o conjurar una angustia profunda. Eso no es exacto; el sufrimiento del masoquista es el precio que tiene que pagar, no por alcanzar el placer, sino por romper la pseudounión del deseo con el placer como medida extrínseca. El placer no es en modo alguno aquello que sólo podría ser alcanzado indirectamente por el sufrimiento, sino aquello que debe retrasarse al máximo, pues interrumpiría el proceso continuo del deseo positivo. Hay un gozo inmanente al deseo, como si se llenase de sí mismo y de sus contemplaciones, y que no implica ninguna carencia, ninguna imposibilidad, pero que tampoco se mide con el placer, puesto que es ese gozo el que distribuirá las intensidades de placer e impedirá que se carguen de angustia, de vergüenza, de culpabilidad. En resumen, el masoquista utiliza el sufrimiento como un medio para constituir un cuerpo sin órganos y aislar un plan de consistencia del deseo. Que haya otros medios, otros procedimientos que el masoquismo, y probablemente mejores, esa es otra cuestión; basta con que ese procedimiento convenga a algunos.
Veamos ahora el caso de un masoquista que no ha pasado por el psicoanálisis: "PROGRAMA... Embridar la noche, y atar las manos más fuertemente, bien a la cadena del freno, bien al gran corsé, nada más salir del baño. Poner todo el arnés sin pérdida de tiempo, las riendas y las empulgueras, atar las empulgueras al arnés. Encerrar la verga en un estuche de metal. Tirar de las riendas dos horas durante el día, por la noche a voluntad del amo. Reclusión durante tres o cuatro días, con las manos siempre atadas, las riendas tensas y distendidas. El amo nunca se acercará caballo sin su fusta, y hará uso de ella cada vez. Si la impaciencia o la rebelión del animal se manifestase, se tensarán las riendas fuertemente, el amo tomará las bridas y dará una severa corrección al animal" (6). ¿Qué hace este masoquista? Da la impresión de que imita al caballo, Equus Eroticus, pero no es eso. El caballo y el domador-amo, la maitresse, tampoco son imágenes de madre o de padre. Es una cuestión completamente diferente, un devenir-animal esencial al masoquismo, una cuestión de fuerzas. El masoquista lo presenta así: "Axioma de la doma -destruir las fuerzas instintivas para sustituirlas por las fuerzas transmitidas-". De hecho no se trata tanto de una destrucción como de un intercambio y de una circulación ("lo que le sucede al animal también puede sucederme a mí"). El caballo es domado: a sus fuerzas instintivas el hombre impone fuerzas transmitidas, que van a regularlas, seleccionarlas, dominarlas, sobrecodificarlas. El masoquista efectúa una inversión de los signos: el caballo va a transmitirle sus fuerzas transmitidas, para que las fuerzas innatas del masoquista sean a su vez domadas. Hay dos series, la del caballo (fuerza innata, fuerza transmitida por el hombre), la del masoquista transmitida por el caballo, fuerza innata del hombre). Una serie pasa a la otra hace circuito con la otra: aumento de potencia o circuito de intensidades. El amo o más bien, la maitresse-amazona, la equitante, asegura la conversión de las fuerzas y la inversión de los signos. El masoquista ha construido todo un agenciamiento que traza y ocupa a la vez el campo de inmanencia del deseo, constituyendo consigo mismo, el caballo y la maitresse, un cuerpo sin órganos o plan de consistencia."Resultados a obtener: que yo esté constantemente a la espera de gestos y de tus órdenes, y que poco a poco toda oposición sea sustituida por la fusión de mi persona con la tuya (...). A este respecto, es preciso que la simple evocación de tus botas, aunque no quiera admitirlo, me produzca miedo. De esta manera ya no serán las piernas de las mujeres las que me harán efecto; y si te apetece pedirme caricias, cuando tú las quieres y me lo manifiestas, me darás la huella de tu cuerpo como yo nunca la he tenido ni la tendré jamás sin eso". Las piernas siguen siendo órganos, pero las botas ya sólo determinan una zona de intensidad como una huella o una zona sobre un CsO.
De igual modo, o más bien de otra manera, sería un error interpretar el amor cortés bajo la forma de una ley de la carencia o de un ideal de transcendencia. La renuncia al placer externo, o su aplazamiento, su alejamiento al infinito, indica, por el contrario, un estado conquistado en el que el deseo ya no carece de nada, se satisface de sí mismo y construye su campo de inmanencia. El placer es la afección de una persona o de un sujeto, el único medio que tiene una persona para "volver a encontrarse a sí misma" en el proceso del deseo que la desborda; los placeres, incluso los más artificiales, son reterritorializaciones. Pero, ¿acaso es necesario volver a encontrarse a sí mismo? El amor cortés no ama el yo, ni tampoco ama la totalidad del universo con un amor celeste o religioso. Se trata de hacer un cuerpo sin órganos, allí donde las intensidades pasan y hacen que ya no haya ni yo ni el otro, no en nombre de una mayor generalidad, de una mayor extensión, sino en virtud de singularidades que ya no se pueden llamar personales, de intensidades que ya no se pueden llamar extensivas. El campo de inmanencia no es interior al yo, pero tampoco procede de un yo exterior o de un no-yo. Más bien es como el Afuera absoluto que ya no conoce los Yo, puesto que lo interior y lo exterior forman igualmente parte de la inmanencia en la que han fundido. El joi en el amor cortés, el intercambio de los corazones, la prueba o el assay: todo está permitido con tal de que no sea exterior al deseo ni transcendente a su plan, pero tampoco interior a las personas. La mínima caricia puede ser tan fuerte como un orgasmo; el orgasmo sólo es un hecho, más bien desagradable, con relación al deseo que prosigue su derecho. Todo está permitido: lo único que cuenta es que el placer sea el flujo del propio deseo. Inmanencia, en lugar de una medida que vendría a interrumpirlo o que lo haría depender de tres fantasmas: la carencia interior, lo transcendente superior, lo exterior aparente (7). Si el deseo no tiene como norma el placer no es a causa de una carencia que sería imposible satisfacer, sino, por el contrario, en razón de su positividad, es decir, del plan de consistencia que traza en el curso de su proceso.
En 982-984 se hace una gran compilación japonesa de tratados taoístas chinos. En ellos puede observarse la formación de un circuito de intensidades entre la energía femenina y la energía masculina, desempeñando la mujer el papel de fuerza instintiva o innata (Yin), pero que el hombre usurpa o que se transmite al hombre, de tal manera que la fuerza transmitida del hombre (Yang) deviene a su vez y con mayor motivo innata: aumento de las potencias (8). La condición de esta circulación y de esta multiplicación es que el hombre no eyacule. No se trata de experimentar el deseo como carencia interior, ni de aplazar el placer para producir una especie de plusvalía exteriorizable, sino, por el contrario, de constituir un cuerpo sin órganos intensivo, Tao, un campo de inmanencia en el que el deseo no carece de nada, y como consecuencia ya no se relaciona con ningún criterio exterior o transcendente. Es cierto que todo el circuito puede ser dirigido hacia fines procreativos (eyacular en el buen momento de las energías), y así es como el confucianismo lo entiende. Pero eso sólo es válido para una cara de ese agenciamiento de deseo, la cara orientada hacia los estratos, organismos, Estado, familia... Pero no lo es para la otra cara, la cara Tao de desestratificación que traza un plan de consistencia propio del deseo. ¿El Tao es masoquista? ¿El amor cortés es Tao? Estas preguntas no tienen sentido. El campo de inmanencia o plan de consistencia debe ser construido; ahora bien, puede serlo en formaciones sociales muy distintas, y por agenciamientos muy diferentes, perversos, artísticos, científicos, místicos, políticos, que no tienen el mismo tipo de cuerpo sin órganos. Se construirá fragmento a fragmento, sin que lugares, condiciones y técnicas puedan reducirse los unos a los otros. La cuestión sería más bien saber si los fragmentos pueden unirse, y a qué precio. Hay forzosamente uniones montruosas. El plan de consistencia sería el conjunto de todos los CsO, pura multiplicidad de inmanencia en la que un trozo puede ser chino, otro americano, otro medieval, otro un poco perverso, pero en un movimiento de desterritorialización generalizada en el que cada cual toma y hace lo que puede, según sus gustos que habría conseguido abstraer de un Yo, según una política y una estrategia que se habría conseguido abstraer de tal o cual formación, según tal procedimiento que sería abstracto desde su origen.
Nosotros distinguimos: 1) los CsO, que difieren como tipos, géneros, atributos sustanciales, por ejemplo, el Frío del Cs0 drogado, lo Dolorífico del Cs0 masoquista; cada uno con su grado 0 como principio de producción (la remissio); 2) lo que pasa por cada tipo de CsO, es decir, los modos, las intensidades producidas, las ondas y vibraciones que pasan (la latitudo); 3) el conjunto eventual de los CsO, el plan de consistencia (la Omnitudo, que a veces llamamos el CsO). Ahora bien, los interrogantes que se plantean son múltiples: no sólo ¿cómo hacerse un CsO, y cómo producir las intensidades correspondientes sin las cuales vacío -que no es exactamente la misma pregunta-? También: ¿cómo llegar al plan de consistencia? ¿Cómo coser conjuntamente, cómo enfriar conjuntamente como reunir todos los CsO? Si es posible, sólo se hará también conjugando las intensidades producidas sobre cada CsO, construyendo un continuum de todas las continuidades intensivas. ¿No se necesitan agenciamientos para fabricar cada CsO, no se necesita una gran Máquina abstracta para construir el plan de consistencia? Bateson llama mesetas a regiones de intensidad continua, que están constituidas de tal manera que no se dejan interrumpir por un final exterior, ni tienden hacia un punto culminante: por ejemplo, ciertos procesos sexua,agesivos, en la cultura balinesa (9). Una meseta es un fragmento de inmanencia. Cada Cs0 está hecho de mesetas. Cada Cs0 es una meseta, que comunica con las otras en el plan de consistencia. Es una componente de paso.
Relectura de Heliogábalo y de los Tarahumaras. Pues Heliogábalo es Spinoza, y Spinoza, Heliogábalo resucitado. Y los Tarahumaras es la experimentación, el peyote. Spinoza, Heliogábalo y la experimentación tienen la misma fórmula: la anarquía y la unidad son una sola y misma cosa, no la unidad de lo Uno, sino una unidad más extraña que sólo se dice de lo múltiple (10). Precisamente lo que los dos libros de Artaud expresan: la multiplicidad de fusión, la fusibilidad como cero infinito, plan de consistencia, Materia en la que no hay dioses; los principios como fuerzas, esencias, sustancias, elementos, remisiones, producciones; las maneras de ser o modalidades como intensidades producidas, vibraciones, soplos, Números. Por último, la dificultad de llegar a ese mundo de la Anarquía coronada si uno se queda en los órganos, "el hígado que vuelve amarilla la piel, el cerebro que se sifiliza, el intestino que expulsa la porquería", y si uno queda encerrado en el organismo o en un estrato que bloquea los flujos y nos fija aquí en nuestro mundo.
Poco a poco nos vamos dando cuenta de que el Cs0 no es en modo alguno lo contrario de los órganos. Sus enemigos no son los órganos. El enemigo es el organismo. El Cs0 no se opone a los órganos, sino a esa organización de los órganos que llamamos organismo. Es cierto que Artaud libra una batalla contra los órganos, pero al mismo tiempo está contra el organismo, su enemigo es el organismo: El cuerpo es el cuerpo. Está solo. Y no tiene necesidad de órganos. El cuerpo nunca es un organismo. Los organismos son los enemigos del cuerpo. El Cs0 no se opone a los órganos, sino que, con sus "órganos verdaderos" que deben ser compuestos y situados, se opone al organismo, a la organización orgánica de los órganos. El juicio de Dios, el sistema del juicio de Dios, el sistema teológico es precisamente la operación de Aquél que hace un organismo, una organización de órganos que llamamos organismo, porque no puede soportar el CsO, porque lo persigue, porque lo destripa para adelantarse y hacer que prevalezca el organismo. El organismo ya es eso: el juicio de Dios del que se aprovechan los médicos y del que obtienen su poder. El organismo no es en modo alguno el cuerpo, el CsO, sino un estrato en el CsO, es decir, un fenómeno de acumulación, de coagulación, de sedimentación que le impone formas, funciones, uniones, organizaciones dominantes y jerarquizadas, transcendencias organizadas para extraer de él un trabajo útil. Los estratos son ataduras, pinzas. "Atadme si queréis". Constantemente estamos estratificados. Pero, ¿quién es ese nosotros que no es yo, puesto que tanto el sujeto como el organismo pertenecen a un estrato, y dependen de él? Nosotros respondemos ahora: es el CsO, él es la realidad glaciar en la que se van a formar esos aluviones, sedimentaciones, coagulaciones, plegamientos y proyecciones que componen un organismo -y una significación y un sujeto-. Sobre él pesa y se ejerce el juicio de Dios, él es el que lo sufre. En él los órganos entran en esas relaciones de composición que llamamos organismo. El Cs0 grita: ¡me han hecho un organismo! ¡me han plegado indebidamente! ¡me han robado mi cuerpo! El juicio de Dios lo arranca de su inmanencia y le hace un organismo, una significación, un sujeto. él es el estratificado. Como consecuencia, oscila entre dos polos: las superficies de estratificación, sobre las que se pliega, y se somete al juicio, el plan de consistencia, en el que se despliega y se abre a la experimentación. Y si el Cs0 es un límite, si nunca se acaba de acceder a él, es porque detrás de un estrato siempre hay otro estrato, un estrato encajado en otro estrato. Pues se necesitan muchos estratos, y no sólo organismo, para hacer el juicio de Dios. Combate perpetuo y violento entre el plan de consistencia, que libera el CsO, atraviesa y deshace todos los estratos, y las superficies de estratificación que lo bloquean o lo repliegan.
Consideremos los tres grandes estratos que se relacionan con nosotros, es decir, aquellos que nos atan más directamente: el organismo, la significancia y la subjetivación. La superficie de organisina, el ángulo de significancia y de interpretación, el punto de subjetivación o de sujeción. Serás organizado, serás un organismo, articularás tu cuerpo -de lo contrario, serás un depravado-. Serás significante y significado, intérprete e interpretado -de lo contrario, serás un desviado-. Serás sujeto, y fijado como tal, sujeto de enunciación aplicado sobre un sujeto de enunciado -de lo contrario, sólo serás un vagabundo-. Al conjunto de los estratos, el Cs0 opone la desarticulación (o las n articulaciones) como propiedad del plan de consistencia, la experimentación como operación en ese plano (¡nada significante, no interpretéis jamás!), el nomadismo como movimiento (incluso parados, moveos, no dejéis de moveros, viaje inmóvil, de subjetivación). ¿Qué quiere decir desarticular, dejar de ser un organismo? Cómo explicar hasta qué punto es simple, y que lo hacemos a diario. Cuánta prudencia se necesita, el arte de las dosis, y el peligro, la sobredosis. No se puede andar a martillazos, sino con una lima muy fina. Se inventan autodestrucciones que no se confunden con la pulsión de muerte. Deshacer el organismo nunca ha sido matarse, sino abrir el cuerpo a conexiones que suponen todo un agenciamiento, circuitos, conjunciones, niveles y umbrales, pasos y distribuciones de intensidad, territorios y desterritorializaciones medidas a la manera de un agrimensor. En última instancia, deshacer el organismo no es más difícil que deshacer los otros estratos, significancia o subjetivación. La significancia se adhiere tanto al alma como el organismo al cuerpo, tampoco es fácil deshacerse de ella. Y el sujeto, ¿cómo liberarnos de los puntos de subjetivación que nos fijan, que nos clavan a la realidad dominante? Arrancar la conciencia del sujeto para convertirla en un medio de exploración, arrancar el inconciente de la significancia y la interpretación para convertirlo en una verdadera producción, no es seguramente ni más ni menos difícil que arrancar el cuerpo del organismo. La prudencia es el arte común a las tres; y si a veces se roza la muerte deshaciendo el organismo, también se roza lo falso, lo ilusorio, lo alucinatorio, la muerte psíquica evitando la significancia y la sujeción. Artaud pesa y mide cada sus palabras: la conciencia "conoce lo que es bueno para ella, y lo que no le sirve para nada; y, por tanto, conoce los pensamientos y sentimientos que puede sin peligro y con provecho, y los que son nefastos para el ejercicio de su libertad. Pero sobre todo conoce hasta donde va su ser, y hasta donde todavía no ha ido,o no tiene el derecho de ir sin caer en la irrealidad, lo ilusorio, lo no-hecho, lo no preparado... Plan que la conciencia normal no alcanza, pero que el Ciguri nos permite alcanzar, y que es el misterio de toda poesía. Pero en el ser humano hay otro plan, oscuro, informe, en el que la conciencia no ha penetrado, pero que la envuelve como una prolongación no esclarecida, o como una amenaza, según los casos.Y que también libera sensaciones arriesgadas, percepciones: los cínicos fantasmas que afectan a la conciencia enferma. También yo he tenido sensaciones falsas, percepciones falsas, y he creído en ellas" (11).
Hace falta conservar una buena parte del organismo para que cada mañana pueda volver a formarse; también hay que conservar pequeñas provisiones de significancia y de interpretación, incluso para oponerlas a su propio sistema cuando las circunstancias lo exigen, cuando las cosas, las personas, e incluso las situaciones fuerzan a ello; y también hay que conservar pequeñas dosis de subjetividad, justo las suficientes para poder responder a la realidad dominante. Mimad los estratos. No se puede alcanzar el CsO, y su plan de consistencia, desestratificado salvajemente. Por eso encontrábamos desde el principio la paradoja de esos cuerpos lúgubres y vaciados: se habían vaciado de sus órganos en lugar de buscar los puntos en los que podían paciente y momentáneamente deshacer esa organización de los órganos que llamamos organismo. Incluso había varias maneras de fallar el CsO, bien porque no se conseguía producirlo, bien porque, produciéndolo más o menos, nada se producía en él, las intensidades no pasaban o se bloqueaban. El CsO oscila constantemente entre las superficies que lo estratifican y el plan que lo libera. LiberádIo con un gesto demasiado violento, destruid los estratos sin prudencia y os habréis matado vosotros mismos, hundido en un agujero negro o inarrastrado a una catástrofe, en lugar de trazar el plan. Lo peor no es quedar estratificado -organizado, significado, sujeto- sino precipitar los estratos en un desmoronamiento suicida o demente, que los hace recaer sobre nosotros, como un peso definitivo. Habría, pues, que hacer lo siguiente: instalarse en un estrato, experimentar las posibilidades que nos ofrece, buscar en él un lugar favorable, los eventuales movimientos de desterritorialización, las posibles líneas de fuga, experimentarlas, asegurar aquí y allá conjunciones de flujo, intentar segmento por segmento continuuns de intensidades, tener siempre un pequeño fragmento de una nueva tierra. Sólo así, manteniendo una relación meticulosa con los estratos, se consigue liberar las líneas de fuga, hacer pasar y huir los flujos conjugados, liberar intensidades continuas para lograr un CsO. Conectar, conjugar, continuar: todo un "diagrama" frente a los programas todavía significantes y subjetivos. Estamos en una formación social: ver en primer lugar cómo está estratificada para nosotros, en nosotros, en el lugar donde nos encontramos; luego, remontar de los estratos al agenciamiento más profundo en el que estamos incluidos; hacer bascular el agenciamiento suavemente, hacerlo pasar del lado del plan de consistencia. Sólo ahí el Cs0 se revela como lo que es, conexión de deseos, conjunción de flujos, continuum de intensidades. Hemos construido nuestra pequeña máquina particular, dispuesta a conectarse con otras máquinas colectivas según las circunstancias. Castaneda describe una larga experimentación (tanto da que se trate del peyote o de otra cosa): retengamos, de momento, como el indio le obliga primero a buscar un "lugar", operación ya difícil; luego a encontrar "aliados"; luego, a renunciar progresivamente a la interpretación, a construir flujo por flujo y segmento por segmento las líneas de experimentación, devenir-animal, devenir-molecular, etc. Pues el Cs0 es todo eso: necesariamente un Lugar, necesariamente un Plan, necesariamente un Colectivo (agenciando elementos, cosas, vegetales, animales, herramientas, hombres, potencias, fragmentos de todo eso pues no puede hablarse de "mi" cuerpo sin órganos, sino de "yo" en él, lo que queda de mí, inalterable y cambiando de forma, franqueando umbrales).
Al hilo de los libros de Castaneda es muy posible que el lector se ponga a dudar de la existencia del indio Don Juan, y de muchas otras cosas. Pero eso no tiene ninguna importancia. Tanto mejor si esos libros son la exposición de un sincretismo más bien que una etnografía, y un protocolo de experiencia más bien que un informe de una iniciación. Así, el cuarto libro, Historias de poder, trata de la distinción viviente entre "Tonal" y "Nagual". Lo tonal parece tener una extensión heteróclita: es el organismo, pero también todo lo que está organizado y es organizador; también es la significancia, todo lo que es significante y significado, todo lo que es susceptible de interpretación, de explicación, todo lo que es memorizable bajo la forma de algo que recuerda a otra cosa; por último, es el Yo, el sujeto, la persona, individual, social o histórica, y todos los sentimientos correspondientes. En resumen, lo tonal es todo, incluido Dios, el juicio de Dios, puesto que "construye las reglas mediante las cuales aprehende el mundo, así, pues, crea el mundo por así decir". Y sin embargo, lo tonal sólo es una isla. Pues lo nagual también es todo. Y es el mismo todo, pero en tales condiciones que el cuerpo sin órganos ha sustituido al organismo, la experimentación ha sustituido a toda interpretación, de la que ya no tiene necesidad. Los flujos de intensidad, sus fluidos, sus fibras, sus continuums y sus conjunciones de afectos, el viento, una segmentación fina, las micropercepciones han sustituido al mundo del sujeto. Los devenires, devenires-animales, devenires-moleculares, sustituyen a la historia, individual o general. De hecho, lo tonal no es tan heteróclito como parece: comprende el conjunto de estratos y todo lo que puede estar relacionado con ellos, la organización del organismo, las interpretaciones y las explicaciones de lo significable, los movimientos de subjetivación. Lo nagual, por el contrario, deshace los estratos. Ya no es un organismo que funciona, sino un Cs0 que se construye. Ya no son actos que hay que explicar, sueños o fantasmas que hay que interpretar, recuerdos de infancia que hay que recordar, palabras que hay que hacer significar, sino colores y sonidos devenires e intensidades (y cuando devienes perro, no preguntes si el perro con el que juegas es un sueño o una realidad, si es "tu puta madre" o cualquier otra cosa). Ya no es un Yo que siente, actúa y se acuerda, es "una bruma brillante, un vaho amarillo e inquietante" que tiene afectos y experimenta movimientos, velocidades. Pero lo importante es que lo tonal no se deshace destruyéndolo de golpe. Hay que rebajarlo, reducirlo, limpiarlo, pero sólo en determinados momentos. Hay que conservarlo para sobrevivir, para desviar el asalto de lo nagual. Porque un nagual que irrumpiera, que destruyera lo tonal, un cuerpo sin órganos que rompiese todos los estratos, se convertiría inmediatamente en cuerpo de nada, autodestrucción pura sin otra salida que la muerte: "lo tonal debe ser protegido a toda costa".
Pero todavía no hemos respondido a la pregunta: ¿por qué tantos peligros? ¿por qué son, pues, necesarias tantas precauciones? No basta con oponer abstractractamente los estratos y el CsO. Pues en los estratos ya hay CsO, no menos que en el plan de consistencia desestratificado, pero de una manera completamente distinta. Veamos el organismo como estrato: hay un Cs0 que se opone a la organización de los órganos que llamamos organismo, pero también hay un Cs0 del organismo, que pertenece a ese estrato. Tejido canceroso: a cada instante, en cada segundo, una célula deviene cancerosa, loca, prolifera y pierde su forma, se apodera de todo; es necesario que el organismo la haga volver a su regla o la reestratifique no sólo para sobrevivir él mismo, sino también para que sea posible una fuga fuera del organismo, una fabricación de "otro" Cs0 en el plan de consistencia. Veamos el estrato de significancia: también en este caso hay un tejido canceroso de la significancia, un cuerpo proliferante del déspota que bloquea toda circulación de los signos, pero también impide el nacimiento del signo asignificante en el "otro" CsO. 0 bien un cuerpo asfixiante de la subjetivación, que hace tanto más imposible una liberación cuanto que ni siquiera deja subsistir una distinción entre sujetos. Incluso si consideramos tal o cual formación social, o tal aparato de estrato en una formación, nosotros decimos que todos y todas tienen su Cs0 dispuesto a socavar, a proliferar, a recubrir y a invadir el conjunto del campo social, entrando en relaciones de violencia y de rivalidad, pero también de alianza o de complicidad. Cs0 del dinero (inflación), pero también Cs0 del Estado, del ejército, de la fábrica, de la ciudad, del Partido, etc. Si los estratos son un asunto de coagulación, de sedimentación, basta con que en un estrato se produzca una velocidad de sedimentación precipitada para que éste pierda su aspecto y sus articulaciones, forme su tumor específico dentro de sí, o en tal formación, en tal aparato.
Los estratos engendran sus CsO, totalitarios y fascistas, terroríficas caricaturas del plan de consistencia. No basta, pues, con distinguir entre los Cs0 llenos en el plan de consistencia, y los Cso vacíos en los fragmentos de estratos, por desestratificación demasiado violenta. Pero todavía hay que tener en cuenta los Cso cancerosos en un estrato que ha devenido proliferante. Problemas de los tres cuerpos. Artaud decía que, fuera del "plan", había ese otro plan que nos envuelve "como una prolongación no esclarecida o como una amenaza, según los casos". Es una lucha, y como tal no implica la claridad suficiente. ¿Cómo fabricarse un Cs0 que no sea el Cs0 canceroso de un fascista en nosotros, o el Cs0 vacío de un drogadicto, de un paranoico o de un hipocondríaco? ¿Cómo distinguir los tres Cuerpos? Artaud no cesa de afrontar este problema. Extraordinaria composición de Para acabar con el juicio de Dios: empieza maldiciendo el cuerpo canceroso de América, el cuerpo de guerra y de dinero; denuncia los estratos, que él denomina "caca"; a ellos opone el verdadero Plan, incluso si es el minúsculo arroyo de los Tarahumaras, peyote; pero no ignora los peligros de una desestratificación demasiado brutal, imprudente. Artaud no cesa de afrontar todo eso, y perece en ello. Carta a HitIer: "Muy señor mío, en 1932 en el café del Ider en Berlín, una de las tardes en que nos conocimos y poco antes de que usted tomara el poder, le había mostrado, sobre un mapa que sólo era geográfico, los obstáculos establecidos contra mí, acción de fuerza dirigida en cierto número de sentidos que usted me designaba. ¡Hoy, HitIer, levanto los obstáculos que había puesto!, los parisienses tienen necesidad de gas. Atentamente suyo. A.A. -P.D. Por supuesto, estimado señor, apenas si esto es una invitación, sobre todo es una advertencia..." (12). Este mapa, que no sólo es geográfico, es algo así como un mapa de intensidad CsO, en el que los obstáculos designan umbrales, y los gases, ondas o flujos. Incluso si Artaud no lo consiguió para él, es innegable que, gracias a él, algo se ha conseguido para todos nosotros.
El Cs0 es el huevo. Pero el huevo no es regresivo: al contrario, es contemporáneo por excelencia, uno siempre lo arrastra consigo como su propio medio de experimentación, su medio asociado. El huevo es el medio de intensidad pura, el spatium, y no la extensio, la intensidad Cero como principio de producción. Hay una convergencia fundamental entre la ciencia y el mito, la embriología y la mitología, el huevo biológico y el huevo psíquico o cósmico: el huevo siempre designa esa realidad intensiva, no indiferenciada, pero en la que las cosas, los órganos, se diferencian únicamente por gradientes, migraciones, zonas de entorno. El huevo es el CsO. El Cs0 no es "anterior" al organismo, es adyacente a él, y no cesa de deshacerse. Si está ligado a la infancia, no es en el sentido en el que el adulto regresaría al niño, y el niño a la Madre, sino en el sentido en el que el niño, como el gemelo dogón que arrastra con él un trozo de placenta, arranca a la forma orgánica de la Madre una materia intensa y desestratificada que constituye, por el contrario, su ruptura perpetua con el pasado, su experiencia, su experimentacion actuales. El Cs0 es bloque de infancia, devenir, lo contrario del recuerdo de infancia. El Cs0 no es el niño "anterior" al adulto, ni la madre "anterior" al hijo: es la estricta contemporaneidad del adulto, del niño y del adulto, su mapa de densidades y de intensidades comparadas, y todas las variaciones en ese mapa. El Cs0 es precisamente ese germen intenso en el que no hay, no puede haber padres ni hijos (representación orgánica). Justo lo que Freud no comprendió en Weissmann: el hijo como contemporáneo germinal de los padres. Como consecuencia, el cuerpo sin órganos nunca es el tuyo, el mío... Siempre es un cuerpo. No es más proyectivo que regresivo. Es una involución, pero una involución creadora y siempre contemporánea. Los órganos se distribuyen en el CsO, pero precisamente se distribuyen en él independientemente de la forma organismo, las formas devienen contingentes, los órganos sólo son intensidades producidas, flujos, umbrales y gradientes. "Un" vientre, "un" ojo, "una" boca: el artículo indefinido no carece de nada, no es indeterminado o indiferenciado, sino que expresa la pura determinación de intensidad, la diferencia intensiva. El artículo indefinido es el conductor deseo. No se trata en modo alguno de un cuerpo desmembrado, fragmentado, órganos sin cuerpo (Cs0). Es justo lo contrario. No hay en modo alguno órganos desmembrados con relación a una unidad perdida, ni vuelta a lo indiferenciado respecto a una totalidad diferenciable. Hay distribución de razones intensivas de órganos, con sus artículos positivos indefinidos, en el seno de un colectivo o de una multiplicidad, en un agenciamiento, y según conexiones maquínicas que actúan en un CsO. Logos spermaticos. El error del psicoanálisis es haber entendido los fenómenos de cuerpo sin órganos como regresiones, proyecciones, fantasmas, en función de una imagen del cuerpo. De ese modo sólo captaba el reverso y sustituía ya un mapa mundial de intensidad por fotos de familia, recuerdos de infancia y objetos parciales. No entendía nada del huevo, ni de los artículos indefinidos, ni de la contemporaneidad de un medio que no cesa de deshacerse.
El Cs0 es deseo, él y gracias a él se desea. No sólo porque es el plan de consistencia o el campo de inmanencia del deseo, sino porque, incluso cuando cae en en el vacío de la desestratificación brutal, o bien en la proliferación del estrato canceroso sigue siendo deseo. El deseo va hasta ese extremo: unas veces desear su propio aniquilamiento, otras desear lo que tiene el poder de aniquilar. Deseo de dinero, deseo de ejército, de policía y de Estado, deseo-fascista, incluso el fascismo es deseo. Hay deseo cada vez que hay constitución de un Cs0 bajo una relación o bajo otra. No es un problema de ideología, sino de pura materia, fenómeno de materia física, biológica, psíquica, social o cósmica. Por eso el problema material de un esquizoanálisis es saber si disponemos de los medios necesarios para hacer selección, para separar el Cs0 de sus dobles: cuerpos vidriosos, vacíos, cuerpos cancerosos, totalitarios y fascistas. La prueba del deseo: no denunciar falsos deseos sino en el deseo distinguir lo que remite a la proliferación de estrato, o bien a la desestratificación demasiado violenta, y lo que remite a la construcción del plan de consistencia (vigilar hasta en nosotros al fascista, y también al suicida y al demente). El plan de consistencia no es simplemente lo que está constituido por todos los CsO. Algunos los rechaza, él es el que hace la selección, con la máquina abtracta que lo traza. E incluso en un Cs0 (el cuerpo masoquista, el cuerpo drogado, etc.) distinguir lo que se puede o no componer en el plan. ¿Uso fascista de la droga, o bien uso suicida, pero también posibilidad de un uso conforme al plan de consistencia? Incluso la paranoia: ¿existe la posibilidad de utilizarla paralelamente? Cuando nosotros planteábamos el problema de un conjunto de todos los CSO, considerados como atributos sustanciales de una sustancia única, en sentido estricto había que entenderlo únicamente del plan. él es el que crea el conjunto de todos los Cs0 llenos seleccionados (no hay conjunto positivo con los cuerpos vacios o cancerosos). ¿De qué naturaleza es ese conjunto? ¿Unicamente lógica? O bien hay que decir que en su género cada Cs0 produce efectos idénticos o análogos a los efectos de los otros en su propio género? Lo que el drogadicto obtiene, lo que el masoquista obtiene, también podría obtenerse de otra manera en las condiciones del plan: en última instancia, ¿drogarse sin droga, emborracharse con agua pura como en la experimentación de Henry Miller? 0 también: ¿se trata de un paso real de sustancias, de una continuidad intensiva de todos los CsO? Sin duda, todo es posible. Nosotros sólo decimos lo siguiente: la identidad de los efectos, la continuidad de los géneros, el conjunto de todos los Cs0 sólo pueden ser obtenidos en el plan de consistencia por una máquina abstracta capaz de englobarlo e incluso de trazarlo, por agenciamientos capaces de conectarse con el deseo, de cargar efectivamente con los deseos, de asegurar en ellos las conexiones continuas, las uniones transversales. De lo contrario, los Cs0 del plan permanecerán separados en su género, marginalizados, reducidos a sus propios medios, mientras que en el "otro plan" triunfarán los dobles cancerosos o vaciados.
Notas:
(1) William Burroughs, "Le festin un", Gallimard, pág. 146 (trad. cast., ed. Júcar). Volver a la nota
(2) La oposición programa-fantasma aparece claramente en M'Uzan, a propósito de un caso de masoquismo; cf. La sexualité perverse, Payot, pág. 36. Aunque no precise la oposición, M'Uzan utiliza la noción de programa para criticar los temas de Edipo, de angustia y de castración. Volver a la nota
[edición cast. "El deseo y la perversión", Varios, ed. Sudamericana]
(3) Cf. la descripción del circuito y del flujo de carne en la familia americana, "L' ecologie psychologique" Psychologie dynamique, P.U.F. págs. 228-243. Volver a la nota
(4) Dalcq, "L'oeuf et son dynamisme organisateur", Albin Michel, pág. 95: "Las formas son contingentes respecto al dinamismo cinemático. Que un orificio se abra o no en el germen es accesorio. Lo importante es el propio proceso de inmigración, las puras variaciones cronológicas y cuantitativas son las que dan al lugar de invaginación el aspecto de un orificio, de una fisura o de una línea primitiva". Volver a la nota
(5) Burroughs, "Le festin un", pág. 21. Volver a la nota
(6) Roger Dupouy, "Du masochisme", Annales médico-psychologiques, 1929, 11, págs. 397-405. Volver a la nota
(7) Sobre el amor cortés y su inmanencia radical que recusa a la vez la transcendencia religiosa y la exterioridad hedonista, cf. René Nelly, "L' érotique des troubadours", 10-18, sobre todo I, págs. 267, 316, 358, 370, 11, págs. 47, 53, 75. (Y I, pág. 128: una de las grandes diferencias entre el amor caballeresco y el amor cortés es que, "para los caballeros, el valor gracias al cual se merece el amor siempre es externo al amor" mientras que, en el sistema cortés, al ser la prueba esencialmente interna al amor, el valor guerrero es sustituido por un "heroísmo sentimental": es una mutación de la máquina de guerra). Volver a la nota
(8) Van Gulik, "La vie sexualle dans la Chine ancienne", Gallimard; y el comentario de J.F. Lyotard, "Economie libidinale", ed. de Minuit, págs. 241-251 (trad. cast., ed. Saltés D.L.). Volver a la nota
(9) Gregory Bateson, "Vers une écologie de L' esprit", págs. 125-126. Volver a la nota
(10)A. Artaud, "Héliogabale", Oeuvres complétes VII, Gallimard, págs. 50-51 (trad. cast., ed. Fundamentos). Es cierto que Artaud todavía presenta la identidad de lo Uno y de lo múltiple como una unidad dialéctica, y que reduce lo múltiple al relacionarlo con lo Uno. Artaud convierte a Heliogábalo en una especie de hegeliano. Pero sólo es una manera de hablar, porque, desde el principio, la multiplicidad va más allá de cualquier oposición, y rompe el movimiento dialéctico. Volver a la nota
(11)A. Artaud, "Les Tarahumaras", t. IX, págs. 34-35 (trad. cast., ed. Seix Barra]). Volver a la nota
(12)Cf. Cause commune, nº 3, oct. 1972. Volver a la nota
El presente texto forma parte del libro "Mil Mesetas" de G. Deleuze y F. Guattari, capìtulo seis, ha sido editado por Pre-textos, Valencia 1997, España.



Clément Rosset

Posted by Fernando Reberendo




Esa "fuerza mayor" que es la alegría


El régimen de la alegría es del todo o nada: sólo hay alegría total o no hay ninguna alegría.

Clément Rosset (Carteret -Normandía-, 1939) realiza sus estudios en liceos de París y Lyon. Más tarde, en París, será alumno de la Ècole Normale Superieure, donde conocerá a Althusser y a Lacan. Tras una estancia de dos años en Canadá, en 1967 se instala en Niza, en cuya Facultad de Letras y Ciencias Humanas ejercerá la docencia hasta 1998, fecha en la que deja la enseñanza y retorna a París. Sus principales influencias filosóficas apuntan a los sofistas y a los epicúreos, así como a Montaigne, a Pascal, a Spinoza, a Hume y, sobre todo, a Nietzsche. Filósofo precoz y muy prolífico, ha escrito más de veinte libros, entre los que cabría destacar "La filosofía trágica", sus ensayos sobre Schopenhauer , "Lógica de lo peor", "Lo real y su doble", "La fuerza mayor", "La elección de las palabras", "El demonio de la tautología"

-En otras palabras, el ideal no existe ni aquí ni en el más allá.

-Si el ideal no existe en esta vida, no tiene por qué existir en el más allá. Si las apariencias nos engañan, no quiere decir que disimulan la verdad. El problema es que no todos somos capaces de admitir que el mundo es sólo lo que es.

-¿Usted quiere decir que el deseo de ese "otro mundo" no proviene del deseo de otra cosa, sino del rechazo de la realidad?

-Exacto. ¿Querer otro mundo? Pero ¿cuál? Ese tipo de idea fija es siempre algo vago. En los militantes, el objetivo perseguido desaparece detrás de la voluntad de tener un objetivo. -Moraleja. -La realidad es tolerable sólo en la medida en que consigue hacerse olvidar. Es inútil llorar la pérdida del tiempo pasado o esperar el retorno de una sociedad sin clases. La realidad nunca volverá, porque siempre estuvo aquí.

-Esa visión trágica de la existencia ¿es capaz de atizar el amor por la existencia?

-Así es. Porque esa visión trágica es lucidez. De ese modo, es capaz de constatar -y es en esto que consiste la alegría- que la vida de los hombres resiste, a pesar de todo, a las infinitas razones de hallarla ridícula, miserable o absurda.Yo diría que vivir es ya en sí una alegría; que la alegría de vivir es la suma de las alegrías de la vida; que querer escapar a la realidad es arriesgarse a toparse con lo peor; que el deseo nunca cumple sus promesas; que la ignorancia de lo que pueden los hombres es la causa de sus miserias; que el deseo es penoso y su realización aún más penosa; que la desilusión engendra serenidad; que, esencialmente, la realidad no se modifica en profundidad. Cuando se sabe todo esto, es posible alcanzar una sabiduría que puede ser formulada de esa manera: alegrémonos, porque lo peor es inevitable.

-Decir que las religiones son producto de ese "doble", es decir, que Dios no existe.

-Como diría David Hume, sería presuntuoso decir que no existe y también lo sería decir que existe, ¿cómo saberlo? -¿Usted qué cree?

Mira con curiosidad, se acaricia la barba, se levanta y se dirige pausadamente hacia el ventanal. Durante dos, tres, cinco largos minutos reflexiona. Después gira, se vuelve a sentar y, clavando los ojos en su interlocutor, deja caer con desdén:
- Je m´en fous ! (Me importa un bledo)
Por Luisa Corradini LA NACION
"Considero la filosofía de Schopenhauer en su conjunto como un modelo de lucidez y crueldad, unido a un genio especulativo propiamente filosófico (ya se apruebe o no su salida pesimista, opuesta por ejemplo a Spinoza, al que Schopenhauer se halla próximo a veces, o incluso a Nietzsche, que ya se la reprochó bastante).



Es notable que la influencia de Schopenhauer haya sido tardía aunque inmensa en la cultura europea, y que sólo los filósofos, salvo Nietzsche, le hayan puesto mala cara. Sin duda un mínimo de optimismo es necesario para ser reconocido como filósofo de pleno derecho, ese mínimo de optimismo que le faltaba a Schopenhauer y que, por mi parte, nunca podría elogiárselo bastante"


“rechazar la realidad constituye el peor de los peligros”. En esos casos, el hombre construye mundos imaginarios y crea fantasmas y quimeras con el fin de esquivar la tragedia universal de la existencia y de la historia. “Rechazar la realidad da origen a espejismos de todo tipo: futuros luminosos y apocalipsis redentores”
Discípulo admirativo del griego Heráclito (572-448 a.C.), Rosset trata de seguir al pie de la letra la máxima del gran presocrático: "Hay que decir y pensar lo que es, pues lo que existe, existe. Y lo que no, no existe". -¿Se podría decir que usted es el filósofo de una sola idea? -¡Sería incluso un elogio! Pero, atención: esa "idea única" no es sinónimo de "pensamiento único". Se trata más bien de una idea que las contiene a todas, una idea hospitalaria, que describe un vicio inherente a la condición humana: para escapar al sentimiento de la muerte, los hombres miran hacia otro lado y prefieren escapar de lo que es para adorar lo que no es.

Así como el alegre es incapaz de decir el motivo de su alegría y expresar la naturaleza de lo que le colma, el melancólico no sabe precisar el motivo de su tristeza ni la naturaleza de lo que le falta -salvo que se repita con Baudelaire que su melancolía carece de contenidos y lo que le falta no figura en el registro de las cosas existentes...

De ahí la diferencia fundamental entre el vacío romántico y el vacío alegre: el primero fracasa al describir lo que no existe, el segundo al hacer el recorrido completo de lo que existe. En otras palabras, la alegría siempre anda relacionada con lo real, mientras que la tristeza se debate sin cesar, y ahí reside su propia desdicha, en lo irreal
“Hay en la alegría un mecanismo aprobador que tiende a desbordar el
objeto particular que lo ha suscitado para afectar indiferentemente a todo objeto y abocar a una afirmación del carácter jubilatorio de la existencia en general". Según Rosset la alegría –sobre todo la erótica– produce un “transporte” o desplazamiento de un objeto singular (el/la amado/a) a la totalidad de los objetos; a la existencia en general. La alegría desborda toda causa singular de la misma; es inconmensurable con ella. Como la rosa de Ángelo Silesio es sin porqué.
A esta alegría sin miedo ni esperanza, sin objeto determinado, sin causa, que consiste en la aprobación incondicional, indiscriminada y
despreocupada (cruel) de la existencia en su integridad (por muy trágica que sea), la llama Clément Rosset justamente la fuerza mayor. Y la llama así porque su fuerza es la de la inmanencia: sólo se sostiene a sí misma y a sí misma se nutre; es su propia causa y su fin. Como la
sustancia spinoziana, es en sí. Spinoza no está tan alejado como pudiera parecer a primera vista de esta concepción “esforzada” de la alegría. Para él, el hombre que se esfuerza cuanto puede en alegrarse es el hombre fuerte, y el afecto que lo caracteriza es la fortaleza. Su alegría, su Conatus, es Amor Dei; es decir, la alegría de todo, cuando todo –el todo, es decir, Dios o la Naturaleza se sabe causa de sí.


Dicho de otro modo: la alegría de ser.


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Bloques rizomáticos


Gilles y Félix


Mil mesetas

Bibliografía de Gilles Deleuze en castellano

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DELEUZE, Gilles, El Pliegue: Leibniz y el barroco (Barcelona: Paidós, 1989) tr. José Vázquez Pérez y Umbelena Larraceleta.
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