Lo que cuenta en la vida de alguien, individuo o grupo, es un cierto conjunto que se puede llamar una cartografía. Una cartografía está hecha de líneas; en otras palabras nosotros estamos hechos de líneas, y esas líneas varian de individuo a individuo, de grupo a grupo, o bien pueden haber pedazos comunes. Investigaremos lo que quiere decir esa composición lineal. Quisiera hacer sensibles las interferencias entre esas diferentes rúbricas. Esas líneas envolviendo ya lo que yo llamaría plano de consistencia o plano de composición; esas líneas se encuentran sobre el plano, hay que trazar el plano al mismo tiempo que las líneas. Pero ¿qué son esas líneas componentes? Una vez más, no son puntos, habría que renunciar a la idea de que se pueda hacer el punto. Oponiendo trazar las líneas a hacer el punto.
La cuestión es saber si una intensidad le conviene a alguien y si puede soportarla. Una intensidad es mala, es radicalmente mala cuando excede el poder de aquel que la experimenta. Es mala aún si es la más bella de las cosas. Una intensidad está siempre en relación con otras intensidades. Una intensidad es mala cuando excede el poder correspondiente que es el poder de ser afectado. Una intensidad débil puede, a veces, ser ruinosa para alguien. La constitución del plano de consistencia o de composición de alguien, son las intensidades que es capaz de soportar. Si una intensidad no es su asunto entonces está perdido: o bien él hace el mono o el payaso, o bien estalla en el aire. Una cartografía es saber lo que es una línea en ti.