Lo actual y lo virtual. (Gilles Deleuze)

1.La filosofía de las multiplicidades. Toda multiplicidad implica elementos actuales y elementos virtuales. No hay objeto puramente actual. Todo actual se rodea de una niebla de imagenes virtuales. Esa niebla se eleva de circuitos coexistentes medianamente [mas o menos]extensos, sobre los cuales se distribuyen y corren las imagenes virtuales. Es asi que una particula actual emite y absorve virtuales mas o menos próximos, de diferentes ordenes. Esos son a medida que su emisión y absorción, su creación y destrucción acontecen en un tiempo menor al mínimo del tiempo contínuo pensable, y a medida que esa brevedad los mantiene, consecuentemente, ante un principio de incertidumbre o de indeterminación. Todo actual se rodea de círculos siempre renovados de virtualidades, cada uno de ellos emitiendo un otro, y todos rodeando y reaccionando sobre el actual ("en un centro de la nube del virtual esta todavía un virtual de orden mas elevado… cada particula virtual se rodea de su cosmos virtual, y cada una a su vez hace lo mismo indefinidamente…"¹). En virtud de la identidad dramática de los dinamismos, una percepción es como una partícula: una percepción actual se rodea de una nebulosidad de imágenes virtuales que se distribuyen sobre circuitos móviles [movente] cada vez mas distantes, cada vez mas amplios, que se hacen y deshacen. Son recuerdos de órdenes diferentes: se dicen ser imágenes virtuales a medida que su velocidad o su brevedad las mantiene aqui ante un principio de inconciencia.Las imágenes virtuales son tan poco separables del objeto actual cuanto este de aquellas. Las imágenes virtuales reaccionan por lo tanto sobre el actual. Desde este punto de vista, ellas miden, en el conjunto de los círculos o en cada círculo, un continuum, un spatium determinado en cada caso por un máximo de tiempo pensable. A esos círculos mas o menos extensos de imágenes virtuales corresponden camadas mas o menos profundas del objeto actual. Estos forman el impulso total del objeto: camadas ellas mismas virtuales, en las cuales el objeto actual se torna a su vez virtual². Objeto e imagen son ambos aquí virtuales, y constituyen el plano de inmanencia donde se disuelve el objeto actual. Sin embargo, el actual paso así por un proceso de actualización que afecta tanto a la imágen como al objeto. El continuum de imágenes virtuales es fragmentado, el spatium es recortado conforme a descomposiciones regulares o irregulares del tiempo. Y el impulso total del objeto virtual se quiebra en fuerzas que corresponden al continuum parcial, en velocidades que recorren el spatium recortado³. El virtual nunca es independiente de las singularidades que lo recortan y dividen en el plano de inmanencia. Como mostro Leibniz, la fuerza es un virtual en curso de actualización, tanto cuanto el espacio en el cual ella se disloca. El plano se divide entonces en una multiplicidad de planos, según los cortes del continuum y las divisiones del impulso que marcan una actualización de los virtuales. No obstante, todos los planos forman apenas un único, según la vía que lleva al virtual. El plano de inmanencia comprende a un solo tiempo el virtual y su actualización, sin que pueda haber allí limite asimilable entre los dos. El actual es el complemento o el producto, el objeto de la actualización, pero esta no tiene por sujeto sino lo virtual. La actualización pertenece a lo virtual. La actualización de lo virtual es la singularidad, al paso que el propio actual es la individualidad constituida. El actual cae fuera del plano como fruto, al paso que la actualización lo reporta al plano como aquello que reconvierte el objeto en sujeto.
2. Consideramos hasta el momento el caso en que un actual se rodea de otras virtualidades cada vez mas extensas, cada vez mas longitudinales y diversas: una partícula crea efímeros, una percepción evoca recuerdos. Sin embargo, el movimiento inverso tambien se impone: cuando los círculos se estrechan, y lo virtual se aproxima al actual para de él distinguirse cada vez menos. Se atinge un circuito interior que reúne tan solo el objeto actual y su imagen virtual, que de ella se aleja muy poco; la percepción actual tiene su propio recuerdo de doble inmediato, consecutivo o incluso simultáneo. En efecto, como mostraba Bergson, el recuerdo no es una imagen actual que se formaría luego del objeto percibido, sino la imagen virtual que coexiste con la percepción actual del objeto. El recuerdo es la imagen virtual contemporánea al objeto actual, su doble, su “imagen en el espejo". Hay tambien [coalescencia e cisao], o antes oscilacion, perpétuo trueque entre el objeto actual y su imagen virtual: la imagen virtual no para de tornarse actual, como en un espejo que posee al personaje, tragándolo y dejándole, a su vez apenas una virtualidad, a la manera de La dama de Xangai [d´A dama de Xangai]. La imagen virtual absorve toda la actualidad del personaje, al mismo tiempo que el personaje nada mas es lo que es una virtualidad. Este trueque perpétuo entre lo virtual y lo actual define un cristal. Es sobre el plano de inmanencia donde aparecen los cristales. Lo actual y lo virtual coexisten, y entran en un estrecho circuito que nos reconduce constantemente del uno al otro. No es mas una singularización, sino una individuación como proceso, lo actual y su virtual. No es mas una actualización, sino una cristalización. A pura actualidad, no tiene mas que actualizarse, una vez que es estrictamente correlativa a la actual con el cual forma el menor circuito. No hay mas [inassinalabilidade] de lo actual y lo virtual, sino indiscernebilidad entre los dos terminos que se intercambian. Objeto actual e imagen virtual, objeto tornado virtual e imagen tornada actual: son esas las figuras que ya aparecen en la óptica elemental (5). Sin embargo, en todos los casos, la distincion entre lo virtual y lo actual corresponde a la división mas fundamental del Tiempo, cuando el avanza diferenciandose segun dos grandes vias: hacer
pasar el presente y conservar el pasado. El presente es un dato variable medido por un tiempo contínuo, esto es, por un supuesto movimiento en una única dirección: el presente pasa a la medida en que el tiempo se agota. Es el presente que pasa, que define lo actual. Pero lo virtual aparece por su lado en un tiempo menor de aquel que mide el mínimo de movimiento en una dirección única. Es porque lo virtual es “efímero”. Pero es también en lo virtual que el pasado se conserva, ya que lo efímero no cesa de continuar en lo “menor” siguiente, que remite a un cambio de dirección. El tiempo menor que el mínimo de tiempo contínuo pensable en una dirección es también el tiempo mas largo, mas largo que el máximo de tiempo contínuo pensable en todas las direcciones. El presente pasa (en su escala), al paso que lo efímero conserva y se conserva (en su escala). Los virtuales se comunican inmediatamente por encima del actual que los separa. Los dos aspectos del tiempo, la imagen actual del presente que pasa y la imagen virtual del pasado que se conserva, se distinguen en la actualización, teniendo simultáneamente un limite inasimilable, pero intercambiándose en la cristalización hasta tornarse indiscernibles, cada uno apropiándose del papel del otro. La relación del actual con lo virtual constituye siempre un circuito, pero de dos maneras: o el actual remite a virtuales como a otras cosas en vastos circuitos, donde lo virtual se actualiza, o el actual remite a lo virtual como a su propio virtual, en los menores circuitos donde lo virtual cristaliza con lo actual. El plano de inmanencia contiene de una sola vez la actualización como relacion de lo virtual con otros términos, e incluso lo actual como término con lo cual lo virtual se intercambia. En todos los casos, la relación del actual con el virtual no es la que se puede establecer entre dos actuales. Los actuales implican individuos ya constituidos, y determinaciones por puntos ordinarios; al paso que la relación entre lo actual y lo virtual forma una individuación en acto o una singularización por puntos relevantes a ser determinados en cada caso.

NOTAS
1) Michel Cassé, Du vide et de la création, Editions Odile Jacob, pp. 72-73. Y el estudio de Pierre Lévy, Qu’est-ce que le virtuel?,
Éd. de la Découverte.
2) Bergson, Matiére et mémorie, Éd. du Centenaire, p. 250 (los capítulos II y III analizan la virtualidad del recuerdo y su
actualización).
3) Cf. Gilles Chatelet,Les Enjeux du mobile, Éd. du Seuil,pp. 54-68 (de la “velocidades virtuales” a los “recortes virtuales").
4) Bergson, L´Énergie spirituelle, “el recuerdo del presente…”, pp. 917-920. Bergson insiste en los dos moviemientos, en dirección
a círculos cada vez más amplios , en dirección a un círculo cada vez más estrecho.
5) A partir del objeto actual y de la imagen virtual, la óptica muestra en qué caso el objeto se torna virtual, y, la imagen, actual;
muestra después como el objeto y la imagen se tornan ambos actuales, o ambos virtuales.
* Texto originalmente publicado adjuntado a la nueva edicion de Dialogues, de Gilles Deleuze y Claire Parnet (Paris, Flammarion,
1996)
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