F. Guattari: Glosario de Esquizoanalisis


AGENCIAMIENTO: noción más amplia que la de estructura,
sistema, forma, proceso, etc. Un agenciamiento acarrea componentes
heterogéneos, también de orden biológico, social,
maquínico, gnoseológico. En la teoría esquizoanalítica del
inconsciente, el agenciamiento se concibe en oposición al
«complejo» freudiano.
A-SIGNIFICANTE: distinguiremos las semiologías significantes
—que articulan cadenas significantes y contenidos significados—
de las semióticas a-significantes que operan con arreglo
a cadenas sintagmáticas que no engendran un efecto de
significación (en un sentido lingüístico), y que son susceptibles
de entrar en contacto directo con sus referentes en el
marco de una interacción diagramática. Ejemplo de semiótica
a-significante: la escritura musical, los corpus matemáticos,
las sintaxis informáticas, robóticas, etc.
ARCHI-ESCRITURA: expresión propuesta por Jacques Derrida
y que formula la hipótesis de una escritura como fundamento
del lenguaje oral. Esa escritura de huellas, de marcas, que
se conserva en un espacio de inscripciones, sería lógicamente
anterior a las oposiciones entre tiempo y espacio y entre
significado y significante. El esquizoanálisis objeta a esta
concepción su visión todavía demasiado totalizadora, demasiado
«estructuralista» de la lengua.
DEVENIR: expresión relativa a la economía del deseo. Los flujos
de deseo proceden mediante afectos y devenires, con
independencia del hecho de que puedan o no ser rebajados
a personas, imágenes, identificaciones. De esta suerte, un
individuo, antropológicamente etiquetado como masculino,
puede estar atravesado por devenires múltiples y aparentemente
contradictorios: un devenir femenino que coexiste con
un devenir niño, un devenir animal, un devenir invisible, etc.
Una lengua dominante (una lengua que opera en un espacio
nacional) puede verse localmente arrastrada por un devenir
minoritario. Será calificada entonces de lengua menor.
Ejemplo: el dialecto alemán de Praga utilizado por Kafka.
BLOQUE: término afín al de agenciamiento. No se trata de
complejos infantiles, sino de la cristalización de sistemas de
intensidades que atraviesan los estadios psicogenéticos y
son susceptibles de operar a través de los sistemas perceptivos,
cognitivos y afectivos más dispares. (Ejemplo de bloque
de intensidad: los ritornelos musicales en Proust, la «frasecilla
de Vinteuil»).
CODIFICACIÓN, SOBRE-CODIFICACIÓN: la noción de código se
emplea en una acepción muy amplia; puede concernir tanto a
los sistemas semióticos como a los flujos sociales y los flujos
materiales: el término de sobrecodificación corresponde a una
codificación de segundo grado. (Ejemplo: algunas sociedades
agrarias primitivas, que funcionan conforme a su propio sistema
de codificación territorializada, se ven sobrecodificadas
por una estructura imperial, relativamente desterritorializada,
que les impone su hegemonía militar, religiosa, fiscal, etc.).
CORTE: las máquinas deseantes se caracterizan como sistemas
de corte de flujos. En el Antiedipo, el término «corte» es
inseparable del de flujo

PRODUCCIÓN DESEANTE (ECONOMÍA DESEANTE): a diferencia
de la concepción freudiana, el deseo no está asociado a la
representación. Con independencia de las relaciones subjetivas
e intersubjetivas, ocupa sin más una posición que le
permite producir sus objetos y los modos de subjetivación
que les corresponden.
ENUNCIACIÓN COLECTIVA: las teorías lingüísticas de la enunciación
centran la producción lingüística en sujetos individuados, a pesar de que, en su esencia, la lengua es social y está conectada diagramáticamente a las realidades contextuales. Así, pues, más allá de las instancias individuadas de la enunciación conviene poner de manifiesto los agenciamientos colectivos de enunciación. «Colectivo» no debe entenderse aquí tan sólo en el sentido de una agrupación social;
implica además la entrada de distintas colecciones de objetos técnicos, de flujos materiales y energéticos, de entidades incorporales, de idealidades matemáticas, estéticas, etc.
ESQUICIAS: sistema de cortes que no consisten únicamente en la
interrupción de un proceso, sino en la encrucijada de procesos.
La esquicia trae consigo un nuevo capital de potencialidad.
ESQUIZOANÁLISIS: mientras que el psicoanálisis partía de un
modelo de psique basado en el estudio de las neurosis, centrado
en la persona y en las identificaciones, y que opera a
partir de la transferencia y de la interpretación, el esquizoanálisis
se inspira, por el contrario, en las investigaciones
acerca de la psicosis; se niega a rebajar el deseo a los sistemas
personológicos y niega toda eficacia a la transferencia y a la
interpretación.
FLUJOS: los flujos materiales y semióticos «preceden» a los
sujetos y a los objetos; el deseo, en tanto que economía de
flujo, no es, pues, subjetivo y representativo en primer lugar.
GRUPO SUJETO / PRODUCCIÓN DE SUBJETIVIDAD: la subjetividad
no es considerada aquí como cosa en sí, como esencia inmutable.
Ésta u otra subjetividad existe en función de que un agenciamiento de enunciación la produzca o no. (Ejemplo: el capitalismo moderno, mediante los medios de comunicación de masas y los equipamientos colectivos, produce a gran escala un nuevo tipo de subjetividad). Tras la apariencia de la subjetividad individuada, conviene intentar descubrir
cuáles son los procesos de subjetivación reales.
Los grupos sujetos se contraponen a los grupos sometidos.
Esta oposición implica una referencia micropolítica: la vocación
del grupo sujeto consiste en gestionar, en la medida de lo
posible, su relación con las determinaciones exteriores y con
su propia ley interna. Por el contrario, el grupo sometido tiende
a estar manipulado por todas las determinaciones exteriores
y a estar dominado por su propia ley interna (super-yo).
IMAGINARIO-FANTASMA: en la medida en que lo imaginario y
el fantasma ya no ocupan una posición central en la economía
del deseo del esquizoanálisis, estas instancias deberán
recomponerse en el seno de nociones tales como agenciamiento,
bloque, etc.

INTERACCIÓN SEMIÓTICA Y DIAGRAMATISMO: con «diagrama»
retomamos una expresión de Charles Sanders Pierce.Este
autor clasifica los diagramas entre los iconos; habla al respecto
de «iconos de relación». Las interacciones diagramáticas (o
interacciones semióticas), en la presente terminología, se contraponen
a las redundancias semiológicas. Las primeras hacen que los sistemas de signos trabajen directamente con las realidades a las que aquellas se refieren; se ocupan de una producción existencial de referente, mientras que las segundas no hacen más que representar y proporcionar «equivalentes» carentes de asidero operativo. Ejemplo: los algoritmos
matemáticos, los planos tecnológicos, los programas informáticos,
participan directamente en el proceso de engendramiento
de su objeto, mientras que una imagen publicitaria no
dará de éste más que una representación extrínseca (pero que
en este caso es productora de subjetividad).
MÁQUINA (Y MAQUÍNICO): distinguiremos aquí la máquina de
la mecánica. La mecánica está relativamente encerrada en sí
misma; sólo mantiene relaciones perfectamente codificadas
con los flujos exteriores. Las máquinas, consideradas en sus
evoluciones históricas, constituyen, por el contrario, un phylum comparable a los de las especies vivas. Se engendran unas a otras, se seleccionan, se eliminan y dan lugar a nuevas líneas de potencialidad.
Las máquinas, en sentido lato, esto es, no sólo las máquinas técnicas sino también las máquinas teóricas, sociales, estéticas, etc., nunca funcionan de forma aislada, sino por agregado o por agenciamiento. Por ejemplo, una máquina técnica en una fábrica entra en interacción con una máquina social, con una máquina de formación, con una máquina de
investigación, con una máquina comercial, etc.
MOLECULAR / MOLAR: los mismos elementos que existen en flujos,
estratos, agenciamientos, pueden organizarse de un modo
molar o de un modo molecular. El orden molar corresponde a
las estratificaciones que delimitan objetos, sujetos, las representaciones
y sus sistemas de referencia. El orden molecular, por el contrario, es el de los flujos, los devenires, las transiciones de fase, las intensidades. Llamaremos «transversalidad» a este atravesamiento molecular de los estratos y los niveles, operado por los diferentes tipos de agenciamientos.
OBJETO «A» MINÚSCULA: termino propuesto por Lacan en el
marco de una teoría generalizada de los objetos parciales en
psicoanálisis. El objeto «a» minúscula es una función que
implica asimismo al objeto oral, al objeto anal, al pene, a la
mirada, a la voz, etc. En su momento, sugerí a Lacan la adición
a este objeto «a» minúscula de objetos «b» minúscula,
que corresponden a los objetos transicionales de Winnicott,
y de los objetos «c» minúscula, que corresponden a los objetos
institucionales.

CUERPOS SIN ÓRGANOS : noción que Gilles Deleuze recoge de
Antonin Artaud para indicar el grado cero de las intensidades.
La noción de cuerpo sin órganos, a diferencia de la
noción de pulsión de muerte, no implica ninguna referencia
termodinámica.
PERSONOLÓGICO: adjetivo que sirve para calificar las relaciones
molares en el orden subjetivo. El hincapié en el rol de las
personas, de las identidades y de las identificaciones, caracteriza
a las concepciones teóricas del psicoanálisis. El edipo psi-
coanalítico introduce personas y personajes tipificados; reduce
las intensidades y proyecta el ámbito molecular de las catexis
de deseo en un «teatro personológico», es decir, en un sistema
de representaciones separado de la producción deseante
real (expresión equivalente: triangulación edipiana).
PLAN DE CONSISTENCIA: los flujos, los territorios, las máquinas,
los universos de deseo, con independencia de su diferencia
de naturaleza, se remiten al mismo plano/plan de consistencia
(o plano/plan de inmanencia), que no debe confundirse
con un plano de referencia. En efecto, las diferentes
modalidades de existencia de los sistemas de intensidades
no atañen a idealidades transcendentes, sino a procesos de
engendramiento y a transformaciones reales.
POLÍTICA DE SECTOR: a partir de 1960, los poderes públicos en
Francia, apoyándose en las corrientes progresistas de la psiquiatría
institucional, quisieron lograr que la psiquiatría
saliera de los grandes hospitales psiquiátricos represivos.
Entonces se pretendía acercar la psiquiatría a la ciudad, lo
que condujo a la creación de los denominados equipamientos
extrahospitalarios: ambulatorios, hogares, talleres protegidos,
hospitales de día, visitas a domicilio, etc. Esta experiencia
reformista transformó el aspecto social exterior de la
psiquiatría sin llegar por ello a convertirse en una verdadera
empresa de desalienación. Se miniaturizaron los equipamientos
psiquiátricos; pero no se cambiaron en lo fundamental
las relaciones de segregación y de opresión.
PROCESO: secuencia continua de hechos o de operaciones que
pueden conducir a otras secuencias de hechos y de operaciones.
El proceso implica la idea de una ruptura permanente de
los equilibrios establecidos. El término no se emplea aquí en la
acepción de la psiquiatría clásica, que habla de proceso esquizofrénico,
lo que implica siempre la llegada a un estado terminal.
Su acepción está más próxima de lo que Ilya Prigogine e
Isabelle Stengers denominan «procesos disipativos

REDUNDANCIA: este término fue forjado por los teóricos de la
comunicación y por los lingüistas. Se llama redundancia a la
capacidad inutilizada de un código. Gilles Deleuze distingue,
en Diferencia y repetición, la repetición vacía de la repetición
compleja, en tanto que esta última no se deja reducir a
una repetición mecánica o material. Aquí encontraremos a
su vez la oposición entre redundancia significante, separada
de todo asidero sobre la realidad, y redundancia maquínica,
que produce efectos sobre lo real.
RIZOMA, RIZOMÁTICO: los diagramas arborescentes proceden
con arreglo a jerarquías sucesivas, a partir de un punto central,
de tal suerte que cada elemento local remonta a ese
punto central. Por el contrario, los sistemas en rizomas o en
emparrado pueden derivar hasta el infinito y establecer
conexiones transversales sin que puedan ser centrados o
clausurados. El término «rizoma» procede de la botánica,
donde define los sistemas de tallos subterráneos de plantas
vivaces que emiten yemas y raíces adventicias en su parte
inferior. (Ejemplo: rizoma de lirio).
TERRITORIALIDAD, DESTERRITORIALIZACIÓN, RETERRITORIALIZACIÓN:
la noción de territorio se entiende aquí en un sentido
muy lato, que desborda el uso que recibe en la etología y en
la etnología. El territorio puede ser relativo a un espacio vivido,
así como a un sistema percibido en cuyo seno un sujeto
se siente «en su casa». El territorio es sinónimo de apropiación,
de subjetivación encerrada en sí misma. El territorio
puede desterritorializarse, esto es, abrirse y emprender líneas
de fuga e incluso desmoronarse y destruirse. La desterritorialización
consistirá en un intento de recomposición de un
territorio empeñado en un proceso de reterritorialización.
El capitalismo es un buen ejemplo de sistema permanente
de desterritorialización: las clases capitalistas intentan
constantemente «recuperar» los procesos de desterritorialización
en el orden de la producción y de las relaciones sociales.
De esta suerte, intenta dominar todas las pulsiones procesuales
(o phylum maquínico) que labran la sociedad.